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Presencia africana: solo a dos voces

‘La gloria de los impostores’, un intercambio epistolar entre Boubacar Boris Diop y Aminata Dramane Traoré sobre la complejidad africana

El escritor senegalés Boubacar Boris Diop Jaume Portell

La gloria de los impostores (2021), editado por Los Libros de la Catarata con el apoyo de Casa África, no se pudo presentar en el año de su aparición por motivos bien conocidos. Su difusión se inicia en este 2022. De nuevo Casa África pretende trasladar un conocimiento cercano a las complejas realidades del continente. Son ya muchos los temas y los escritores que pueden verse en traducción española. Los autores son bien conocidos en el ámbito internacional, aunque la displicencia y la ignorancia hayan sido los signos más generalizados en el espacio español. Hoy podemos leer en nuestra lengua a Tierno Monénembo, Ken Bagul, Achille Mbembe, Alain Mabanckou, Felwine Sarr…, y a Cheikh Anta Diop, el gran inspirador del pensamiento panafricano. Casa África ha logrado abrir en su colaboración con diversas editoriales una vía de acercamiento insospechada hace apenas unos años.

La gloria de los impostores (2021) está escrito por dos intelectuales muy relevantes en las culturas africanas. De un lado, el escritor, profesor y periodista senegalés, Boubacar Boris Diop; y del otro, la política y escritora maliense Aminata Dramane Traoré. Se trata de un intercambio epistolar realizado entre enero de 2012 y octubre de 2013 desde entornos distintos: Saint Louis, en Senegal, y Bamako, en Mali.

Motivos de reflexión

El trasfondo histórico que tiene lugar en estas fechas se muestra a lo largo de sus páginas. Así se reiteran ciertos temas: el debilitamiento de los estados del Sahel, las guerras y la violencia desatadas tras la destrucción de Libia y la muerte de Gadafi, las consecuencias de una radicalización islamista promovida por la soberbia euro-americana, la operación Serval, la voluntad de imponer un modelo político y económico a fuerza de cañonazos o de “ajusticiamientos” sin procesos judiciales, un modelo ajeno a las realidades de un continente diezmado por la explotación neocolonial. El volumen, en efecto, está lleno de motivos que bien merecen la reflexión: la estabilidad de Ruanda al margen de los criterios europeos, los dudosos comportamientos de las ONG, las actitudes de Mitterrand, Hollande, Sarkozy, que prolongan la soberbia colonial en su Françafrique, el cinismo de Barack Obama que se pasea por África o que se fotografía en la isla de Gorée y que no tiene el menor interés por el continente salvo la defensa de los intereses norteamericanos.

El tono epistolar de Aminata Dramane Traoré y Boubacar Boris Diop permite evocar experiencias personales y aludir a la presencia de amigos e interlocutores de diverso origen. También revela las evoluciones ideológicas y el compromiso que adquieren, desde el activismo político de los años 60 y 70 a las tomas de posición actuales. La gloria de los impostores retrata una compleja realidad y muestra las fuertes personalidades de dos intelectuales de primer nivel. Sin duda, el intercambio epistolar mantiene toda la vigencia diez años más tarde.

La gloria de los impostores

La gloria de los impostores

Entre tantos temas, destaquemos los que siguen. Cuando la crisis financiera sacude al mundo en 2007 y se radicaliza la planificación de la economía global, el control de la deuda, las intervenciones de los estados bajo las directrices del BM y FMI, las consecuencias surgen con toda su crudeza. Si en Europa los ajustes trajeron un importante desvanecimiento de las expectativas de igualdad y de independencia de las instituciones democráticas, en el continente supuso la devastación. Aminata Traoré recuerda, de la misma manera que había hecho años antes en el film Bamako, de Abderrahmane Sissako, que el poder económico euroamericano, en su dominio de las riquezas africanas y su control de la deuda, diezma con rapacidad creciente a los países de África. La crítica de Traoré no solo va dirigida a los europeos y americanos, sino también a los intelectuales y políticos que dominan el poder en Senegal, en Malí y en otros países, a aquellos que siguen servilmente las imposiciones neocoloniales, y que son mayoría.

Crítica a la prensa

No menor relevancia tiene la crítica del cinismo «democrático» de la prensa en los propios países y en el extranjero. La matanza de Aguelhok, a pesar de la denuncia de las madres y esposas de los desaparecidos, apenas tuvo trascendencia, aunque para la escritora maliense tuviera la dimensión de catástrofes como las de Guernica o de Srebrenica. Así, también la operación Serval, apoyada por la ONU. La realidad neocolonial se reduplica, se vuelve más trágica mientras se bombardea la aspiración a un orden africano autónomo y más justo. Los grupos armados y la guerra en el Sahel, como ha mostrado Beatriz Mesa, se han multiplicado. Las posiciones de Aminata Traoré y Boris Diop poco tienen que ver en este sentido con la ingenuidad de «una lengua del ser» y de un «afropolitanismo» que tiene puestas sus esperanzas en el modelo económico de Sudáfrica y que sueña con insertarse en la economía mundial con la mediación china. Lejos de estas ingenuidades políticas y filosóficas, a lo Achille Mbembe y su Salir de la gran noche, La gloria de los impostores deja a la vista la larga herida que en lo político, en lo económico y en lo vivencial, lleva a pensar la tragedia diaria en los entornos en los que se vive, donde la migración y la difícil supervivencia resultan temas urgentes e ineludibles.

Frente a modelos de «afropolitanismos» más o menos alambicados, los autores del libro abandonan, también, la melancolía del «retour au pays natal» y de la construcción identitaria en la estela de un Césaire o de un Sédar Senghor, para atreverse a pensar desde la imperiosa condición africana. Tampoco pretenden concebir una nueva concepción dialéctica que abra el futuro a una filosofía y a un proyecto idealista comunes. Su precursor es Cheikh Anta Diop (1923-1986), más que los poetas de la negritud.

Defensa del medio natural

El científico y antropólogo había optado por una filosofía de fundamentos científicos y, al calor de una visión panafricanista, por la defensa de un pensamiento propio. Anta Diop, a contracorriente, propuso en libros como Civilización y barbarie. Una antropología sin condescendencia la centralidad de África, la defensa del medio natural y una conciencia trasnacional que sortease las coordenadas étnicas, algo que debería coincidir con la emergencia de una opinión internacional que no se enajenara ante los problemas del continente. Cheikh Anta Diop, como Aminata Traoré y Boris Diop, habla con claridad y contundencia. Los autores, en este línea, se resisten a ser «beatos consumidores de las ideas de los otros».

También Canarias está aquí muy presente. Así, la singularidad de Juan Montero Gómez es reconocida por los dos autores, que evocan su activismo africanista desde sus encuentros en Agüimes. También en noviembre de 2022 Montero Gómez promueve un encuentro con Boubacar en el Centro Atlántico de Arte Moderno. Sin duda, La glorie des imposteurs. Lettres sur Le Mali et L’Afrique , que Casa África ha puesto a nuestra disposición, abre una brecha en la ceguera con la que nos referimos al continente al que pertenecemos.

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