Arte

Adiós al pintor Paco Juan Déniz, poeta de la imagen

El artista surrealista fue heredero de Juan Ismael, Óscar Domínguez o Yves Tanguy | Fundó junto a Miguel Hidalgo, Guillermo Rivero y Cristóbal Gil el grupo 'Novísimos de San Mateo'

El mundo del arte despide con pesar a los 66 años a Paco Juan Déniz, pintor surrealista que ahondó en la mística del lenguaje pictórico en Canarias. Nacido en la Vega de San Mateo y presto a recorrer con su imaginación los rincones del mundo, amplió desde su estudio, el lugar más preciado entre los que hubiera, la gama artística de las Islas. Familiares y amistades lo recuerdan con las palabras escritas en sus redes sociales, "se ha marchado a su manera: en silencio, sin molestar a nadie, y con la fuerza de una persona que ha tenido que luchar toda su vida a contracorriente".

El creador autodidacta inició su andadura con apenas 13 años cuando exponía en la Semana de la Juventud o Maratón Cultural de la Delegación de Juventud en San Mateo. De origen humilde, la escuela le abrió un mundo de posibilidades. Entonces, salió del municipio y recibió los primeros elogios, como del artista Miguel Arjona, al que luego se le sumarían los de Felo Monzón, Pedro González, Jorge Lindell, Arturo Macanti, Alfonso O'Shanahan o Ángel Sánchez. Pero antes del genio, sus pasos lo dirigieron hacia Madrid, donde el Museo del Prado quedaba a un paso y aprendía directamente de los mejores, quedando encantado con El Bosco, personaje al que le atribuía una de sus mayores influencias, al igual que los surrealistas René Magritte o Leonora Carrington, tal y como describe en una entrevista al periódico LA PROVINCIA cuando inauguró la retrospectiva Con tinta surrealista.

André Breton, datado en 1924, definiría en el Manifiesto Surrealista el movimiento como un "automatismo psíquico puro, por cuyo medios se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral". Las líneas que siguió el propio Déniz a rajatabla durante sus más de cincuenta años de trabajo, sobre todo cuando afirmó en este periódico: "El surrealismo me hace sentirme cómodo al expresarme a mi manera. Desde mi juventud hasta mi madurez he ido viendo la evolución del trabajo. Soy una persona que siempre está copiando de la naturaleza y de la vida".

Proyectó la tradición de los grandes surrealistas canarios como Óscar Domínguez, precursor del movimiento en las Islas, el informalismo de Jorge López y, sobre todo, al majorero Juan Ismael, del que aprendió siendo niño y al que le motivó el pulso poético en el que tornaba su pintura, "nunca tuve profesor, pero si una exposición me gustaba iba a visitarla varias veces. De Juan Ismael aprecio mucho su surrealismo poético. Lo malo es que en vida lo pagó caro". De aquellos primeros pasos, se convirtió en un habitual de la escena que en aquellos años se desmontaba de la negritud de la dictadura franquista.

En el año 1976 fundó el grupo artístico Novísimos de San Mateo junto a Miguel Hidalgo, Guillermo Rivero y Cristóbal Gil, tras participar en la I Semana Canaria en Málaga que organizó el pintor Jorge Lindell, como recoge Rafael Franquelo en la Revista de Patrimonio Cultural y la investigadora Aldara Santana González en la revista Cliocanarias. Perfeccionista, alternó sus viajes por el Archipiélago con la producción prolífica e ilustró portadas de libros, revistas de poesía, y dejó una vasta obra a sus espaldas. La preciosidad de los detalles recreaba mundos esotéricos, inauditos para el ojo humano que solo podía deberse a una imaginación infinita. Los tonos cálidos, la multitud de recovecos y los escenarios que planteaba no eran una mera cuestión estética, sino que en su discurso artístico había lugar para la crítica de una sociedad sumida en el sueño eterno.

Surrealista convencido

Sin embargo, su estilo, alejado de las pompas, lo dejó sin una red que le propiciara un reconocimiento general y unánime entre los isleños. Como comentaba el periodista Rafael Franquelo en el semanario Sansof ya en el año 1989, "a Paco Juan Déniz no se le perdona que sea un pintor sin carnet y sin estudios de Bellas Artes (...), pero que se niegue en redondo a ser subvencionado y, además, no aparezca por las puestas de largo con el uniforme socialista... o no aparezca simplemente, eso jamás se lo perdonarán", escribía. El mismo Déniz lo afirmaba así a este medio: "Siempre he querido ser yo, no me gusta ir más allá y en la pintura hago lo mismo. No quiero estar nunca a la moda porque es algo que llega o no. Pinto mi obra y estoy al margen de esas cosas que no me interesan".

Hijo Predilecto de la Vega de San Mateo y miembro honorífico de la Escuela Luján Pérez, entre otras credenciales, dejó para la eternidad Un pasajero extranjero, Bodegón, La Marioneta... Tantas obras que quedarán de la geografía surrealista canaria. Con el fin de preservar su legado, el Museo de Bellas Artes (Mubea) de Gran Canaria informó en marzo de este año la adquisición de creaciones del autor dentro de las 68 nuevas piezas que integrarán la futura colección, entre las que se encuentran las de Félix Juan Bordes, Juan Hernández o Miró Mainou, entre tantos otros. Así, la memoria lo guardará para el futuro que predijo.