Arte

Tecnología, territorio y cuerpo unen a dos artistas brasileñas en el CAAM

Analivia Cordeiro y Paula Scamparini completan el primer bloque expositivo de 2023 | La inauguración es mañana, 30 de marzo, a las 20.00 horas

Exposición en el CAAM de Analivia Cordeiro y Paula Scamparini

Juan Castro

El cuerpo, ancla insalvable a la superficie, encapsula el espíritu creador de Analivia Cordeiro y Paula Scamparini. Las dos artistas brasileñas coinciden por primera vez en el Centro Atlántico de Arte Moderno con amplias trayectorias que trascienden en las exposiciones bodygraphies y Matriz. Con ellas, el espacio cierra el primer ciclo expositivo de 2023 dando un paso más allá en el discurso que ha promovido en este curso, ya que las muestras refuerzan su compromiso por la sostenibilidad, territorialidad e igualdad, además de interconectar coordenadas geográficas que sitúan una vez más a Canarias en el epicentro de la producción contemporánea. La inauguración es mañana, 30 de marzo, a las 20.00 horas y permanecerá abierta hasta el 18 de junio.

La pulsión de estos universos se basan en la interrogación constante tanto de sus inquietudes personales como de la proyección e influencia del entorno. Con apenas 17 años, Analivia Cordeiro, en mallas y shorts, revolucionó la escena aunando tres conceptos que han marcado su carrera: la transdisciplinariedad, la investigación y la hibridación, tal y como describe su comisaria Claudia Giannetti. De repente, en 1973, con la inquietud de lo novedoso, cuestionó lo establecido con la pieza M3x3, obra fundacional de su carrera que se convirtió en la primera pieza computer-based de videodanza. Pionera en América Latina, la coreógrafa conectó el movimiento de la materia con la tecnología a través del lenguaje binario, "creí que no lo aceptarían por mi radicalidad", apuntó.

El ejercicio consistió, primero, en reunir a una serie de bailarinas para que interpretaran una notación computarizada al ritmo de un metrónomo, con lo que lograba un gesto frío y mecánico; luego, programó por ordenador las posiciones de las tomas de las cámaras de los estudios de la TV2 Cultura de Sao Paulo; y, así, grabó el traslado de la orden sistémica a la invención. En la pared amplia del museo se contempla el vídeo de la época en el que varias figuras van rotando, extendiéndose, posicionándose, casi como hologramas que embutidos en trajes negros son indistinguibles.

La retrospectiva ahonda en cinco décadas de permanente intercambio entre lo orgánico y lo tecnológico y está dividida en dos ejes temáticos: las poéticas del movimiento y las arquitecturas del movimiento. Para ello, recoge documentos, dibujos, mecanografías y algunas imágenes hechas por el fotógrafo brasileño Bob Wolfenson con el fin de mostrar la evolución de Cordeiro. "Exploro la relación entre control y libertad, donde lo importante es observar cómo la gente recibe el trabajo, cómo interacciona con él", explicó la artista durante la presentación que contó con el acompañamiento de la consejera de Cultura, Guacimara Medina.

"No hay manera de describir un movimiento, y ese era el verdadero reto", resaltó. Con este afán, ideó a partir de 1983 con Nilton Lobo un sistema de captación y su representación tridimensional bajo el nombre Nota-Anna, cuyas piezas pueden contemplarse en las urnas intentando emular la curva de la acción. El afán por el registro imperecedero ha hecho que sus invenciones formen parte de los fondos del Museo Reina Sofía o el MoMA.

La identidad primaria

Subiendo las escaleras hacia la segunda planta, la mirada de Paula Scamparini atrapa el ciclo constante y repetitivo, a la vez que irrepetible, del cuerpo que inunda la geografía de este planeta. Mujeres desnudas, sin rostro, colocadas en distintas posiciones: ellas son las protagonistas del trabajo que presenta la profesora de la Universidad Federal de Río por primera vez en solitario en España. La llegada al CAAM, acompañada por el comisariado de su director Orlando Britto y Fernanda Lopes, cuenta con una selección de 12 obras inéditas, tanto de fotografía, vídeo y varias instalaciones hechas específicamente para esta ocasión.

El barro, la cerámica, el tejido, la escultura o los gemidos que se escuchan en los cascos y que fueron pedidos a sus amistades, son extensiones de un corpus: la crítica a la atadura de la identidad femenina que pugna por su libertad. "En este momento, como mujer y como madre de un niño pequeño, es un desafío retomar mi espacio como artista de producción e intento sobrellevar como puedo las ocupaciones profesionales y la rutina, como muchas mujeres y madres, que constantemente negocian exigencias rutinarias con su propia existencia", adelantó.

Moringa, Erveira, Retorantes, Bambuzal y otras instantáneas conforman la serie Carregadoras como el reflejo de un viaje cronológico a lo largo de una década que muestra la transformación de una mujer embarazada que camina en una playa asolada por restos de plásticos a otra que, después de dar a la luz, recoge los racimos de plátanos de una finca perdida en La Gomera. "¿Qué mundo le dejará?", pregunta Scamparini, entre escenarios que conciben lo idílico y lo decrépito como caras de una misma moneda, apostilló Britto. En esta búsqueda, la creadora entabló un proceso de escucha con distintas comunidades que fue visitando y que le trasladaron sus vivencias como sujetos que cooperan entre sí. 

La conexión entre los trabajos de ambas artistas brasileñas se complementan con las proposiciones expositivas del CAAM en el primer trimestre del año. Por una parte, la colección Isla de Arte del futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria como selección de las más de 250 piezas que lo compondrán y que continúa su recorrido por la Casa de Colón y el Centro de Artes Plásticas; y, por otra, Inmediación, del artista alemán Ulf Saupe, que difumina los límites entre fotografía y pintura en el espacio de San Antonio Abad. Un abanico rico en discursos que dan a la sociedad canaria nuevos horizontes de discusión.