Música

Daniel Roca: «Nos encantaría llevar 'Mi nombre es Guido' a otros sitios»

El concierto didáctico termina sus representaciones con un gran éxito y 3.000 asistentes. Mañana tendrá lugar un último pase en formato reducido en Tenerife.

Representación de 'Mi nombre es Guido'.

Representación de 'Mi nombre es Guido'. / LP/DLP

Guido D'Arezzo es el nombre del monje benedictino que fue responsable del actual nombre de las notas musicales. Una figura que vivió hace mil años, a finales del primer milenio, y a la que le debemos también la existencia del pentagrama. Durante esta época lejana, era muy popular un himno que se cantaba a San Juan el Bautista y que llevaba por nombre Ut queant laxis. Esta melodía fue clave para D'Arezzo porque tenía una particularidad: cada frase musical empezaba por una nota superior a la anterior. A partir de las primeras sílabas de cada una de estas frases, surgió el nombre que le damos a las notas hoy: Ut queant laxis/ Resonare fibbris/ Mira gestorum/ Fámuli tuorum/ Solve polluti/ Labii reatum/ Sancte Ioannes. En un principio Do se llamaba Ut y el pentagrama era un tetragrama, es decir, tenía cuatro líneas.

Esta es la historia que se cuenta en Mi nombre es Guido, espectáculo producido por la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y apoyado por la Fundación Disa, que parte de la idea, guion y dirección artística de Marién González, profesora de Pedagogía del Conservatorio Superior de Música de Canarias (CSMC), y que incluye un repertorio de piezas de música antigua, medieval y renacentista para los más pequeños. Con la figura de D'Arezzo como hilo conductor, niños y niñas de primaria pudieron acercarse del 18 al 21 de abril en el Teatro Guiniguada a los entresijos de la notación musical y de las creaciones musicales de la época. Mañana ofrecerán su última función por el momento, en formato reducido, en la sede que el Conservatorio tiene en Tenerife.

«Hay en torno a unas 10 o 12 piezas diferentes, desde cantos gregorianos hasta polifonías medievales, cánones... Piezas muy atractivas para escuchar y muchas también para cantar y bailar en el aula. A los profesores se les presenta una guía didáctica antes del concierto para que las puedan trabajar en clase», cuenta Daniel Roca, del Conservatorio Superior de Música de Canarias y encargado de la composición y los arreglos musicales del espectáculo. «Ha sido un éxito, todas las representaciones han estado llenas. En torno a 3.000 personas han visto el espectáculo», añade.

Un elenco muy especial

Los intérpretes de Mi nombre es Guido son los alumnas y alumnos de Pedagogía del CSMC, estudiantes en edad universitaria que se están preparando y formando para ser futuros profesores y profesoras de conservatorio. Durante un espectáculo que ha integrado teatro, música, canto coral, danza, han estado bajo la dirección musical de Víctor Ramirez, profesor e intérprete del papel protagonista, y han contado con el arte digital de Rubén Armiche. Un proyecto muy completo que, como explica Daniel Roca, ha requerido meses de preparación: «Nos ha llevado casi todo el curso».

Entre los planes de futuro, Roca destaca que esperan repetir la representación en algún momento, aunque no en un futuro cercano. Tras el éxito de la representación, un anhelo final: «Nos encantaría poder llevar el espectáculo a otros sitios. Aunque es complicado, sobre todo por la logística de desplazar a tanta gente», concluye Roca.