Letras

Estudiantes de la ESO juegan a ser Benito Pérez Galdós

Los jóvenes se pusieron en la piel del escritor grancanario para terminar su relato 'Un viaje de impresiones'

Un grupo de estudiantes, de entre 12 y 13 años de edad, pudieron enfrentarse ayer a unos de los mayores desafíos de toda su trayectoria formativa: terminar un relato de Benito Pérez Galdós. Dicha hazaña, que deja en ridículo a cualquier videojuego de acción que se precie, formaba parte de las actividades que la casa-museo del escritor grancanario había preparado con motivo del 180 aniversario de su nacimiento.

La travesía que tenía que realizar Benito Pérez Galdós a la Península, entre 1862 y 1865, cuando aún era un joven estudiante de Derecho y un prometedor novelista, era muy diferente a la que se podría hacer actualmente. Por entonces el viaje en barco era mucho más incómodo y desde Gran Canaria requería una primera parada en Tenerife antes de emprender la parte final y más dura hacia Cádiz.

Pues bien, esa trayecto hacia esa primera escala, la reflejó el escritor nacido en Las Palmas de Gran Canaria en uno de sus relatos incompletos, Un viaje de impresiones, del cual sólo llega a terminar su primer capítulo, Una noche a bordo. Pero ayer, un grupo de jóvenes, entre 12 y 13 años de edad, pudieron ponerse en la piel de la máxima figura del Realismo español y terminarlo, pudiendo dar riendo suelta a su talento e imaginación de la mano del autor más importante que haya existido en lengua castellano del siglo XIX.

Sorpresa

Se trataba, claro está, de una de las actividades que se habían preparado en la casa-museo que lleva el nombre del escritor con motivo del 180 aniversario de su nacimiento. El espacio museístico había organizado una auténtica sorpresa para estos estudiante de la ESO del Instituto Pérez Galdós. Con las elocuentes explicaciones didácticas de la técnico de educación de dicho espacio, Raquel Peñate, y entre las 10.00 y las 12.00 horas, estos adolescentes pudieron visualizar en primer lugar y en pantalla gigante la primera proyección del corto de animación titulado como ese primer capítulo con una calidad más que notable.

Realmente Un viaje de impresiones fue un proyecto realizado por Benito Pérez Galdós junto a su antiguo profesor del colegio San Agustín, Teófilo Martínez de Escobar, consistente en escribir conjuntamente un libro con veintidós capítulos. Pero dicha iniciativa quedó reducida a tan sólo dos. El primero, Una noche a bordo, fue escrito por Galdós y en él relata los efectos terribles que produce la travesía marítima, desde el mismo momento de subir al barco. El segundo, Nueve horas en Santa Cruz de Tenerife, pertenece a Martínez de Escobar, y se centra en la estancia en la isla vecina antes de retomar el viaje hacia la Península.

Travesía a Cádiz

 Los dos capítulos se escribieron en el mes de septiembre de 1864 cuando ambos autores iban de regreso en barco hacia Cádiz: Benito con destino a Madrid y don Teófilo a Sevilla. La casa-museo había preparado un amplio material didáctico basado en dicha travesía para que los jóvenes pudieran aprender y divertirse a la vez. Y es que, afortunadamente, el sistema educativa de este país se ha dado cuenta, de una vez por todas, de que el estudio debe ser cualquier cosa menos sacrificio. 

De este modo, tras la proyección de la obra de animación, los pequeños pudieron terminar ese relato a su libre albedrío. Pero también pudieron dibujar viñetas, portadas, cómics, collages, puzzles e incluso jugar a un Pasapalabra relacionado con la visita.

Textos primerizos

«Queríamos que los jóvenes conocieran los medios de transporte del siglo XIX, y sacar a la luz esos textos primerizos que escribió Galdós en Canarias», señalaba la técnico. «Porque muchas veces situamos a Benito como novelista en Madrid, pero tiene mucho texto en Gran Canaria», añadió. 

Sin embargo, la parte más interesante fueron los momentos previos a la proyección en la que Raquel Peñate pudo interactuar con los estudiantes. «Don Benito se traslada a Madrid con 19 años», señalaba. «Porque entonces no había Universidad en Canarias e hizo esa travesía, lo pasa mal y se marea», añadía a continuación. 

Un viaje de seis o siete días

Y preguntaba a los jóvenes: ¿Sabe alguien cuánto dura un viaje en barco desde Canarias a la Península?». «Cuatro días», contestaba uno de los más avispados. «Duraba entre seis o siete días, no como ahora que se tarda tan solo 43 horas,», añadía la educadora.

 El trayecto era de Gran Canaria a Tenerife y luego de Tenerife a Cádiz y «el trasporte era en un barco de vapor, mucho más lento, hasta que llegó la hélice y lo cambió todo». Otra pregunta que hizo la educadora fue: «Aquí Benito cuenta una cosa que le pasó. ¿Alguien puede decirme a qué movimiento literario pertenecía?». «¿No era poeta?, se precipita otra asistente. «No, escribió poesía, pero realmente era novelista del Realismo. O sea, lo que describía era lo que veía o historias que le ocurrían a su alrededor», contestó.

Embarque en el muelle de Las Palmas

Peñate también describió cómo llegaban los pasajeros en bote al barco en el primer muelle de Las Palmas, el Muelle de San Telmo, donde ahora está en El Hoyo.

Al mismo tiempo, también distintas personalidades leyeron extractos de algunas novelas referidos a sus personajes más icónicos como León Roch, don Anselmo, Felipe Centeno, Maximino Manso, doña Perfecta, Marianela o Rosalía Bringas, entre otros.