Cine

El azar encerrado en una botella de cristal

El cineasta Ayoze O'Shanahan, junto al artista Pedro Déniz, estrena el documental 'Más allá de la corriente' sobre el mar como una primitiva red social para enviar mensajes embotellados

Fotograma de 'Más allá de la corriente'

Fotograma de 'Más allá de la corriente' / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

Los caprichos del azar son extraños: hay sucesos que están tan bien conectados que cuesta creer que sean únicamente fruto de la casualidad. A veces la vida hila tan fino que es imposible no pensar que detrás hay unas manitas que con decisión nos impulsan a precipitarnos hacia la incertidumbre. Y después, poco a poco, el azar —que algunos llaman destino, otros dios y otros ni lo nombran— nos va dando las respuestas que nos faltan de las formas más diversas: un libro que nos emociona profundamente, una noche de conversaciones decisivas, una noticia inesperada o, quizá, un mensaje en una botella de cristal en la orilla de una playa remota.

El 5 de agosto de 1998, a unos dos kilómetros del Faro de Orchilla en El Hierro, 105 botellas envasadas en las Bodegas El Grifo de Lanzarote fueron lanzadas al mar con las obras de 84 artistas. La Puente, que es el nombre de este proyecto artístico multidisciplinar de Pedro Déniz, es uno de los pilares del documental Más allá de la corriente, del cineasta Ayoze O'Shanahan, que mañana se estrena en Madrid y el jueves lo hará en el Museo Elder de Ciencia y Tecnología de la capital grancanaria. Un largometraje rodado a lo largo de 15 años que narra la historia de aquellas botellas que no se perdieron del todo en la inmensidad del océano y de las personas detrás de cada uno de estos hallazgos.

«El océano funciona como una primitiva red social que conecta las distintas orillas. La cuestión es cómo entrar en esa red social porque para eso debes navegar a la deriva», declara O'Shanahan. El mar como una red social carente de inmediatez: esta es la base artística del trabajo de Déniz, proyecto en el que decidió embarcarse cuando tuvo lugar la Primera Guerra del Golfo. «En ese momento se empezó a intoxicar de información a todos los mass media y la información que aparecía en unos países no era la misma que aparecía en otros. Era horrible. Estaba todo el mundo acelerado y vivíamos en un mar de desinformación».

Y en este mar de desinformación, Déniz vivió un naufragio. El artista, que vivía en Tánger por aquel entonces, se sintió aislado: la perspectiva que tenía desde Marruecos no era la misma que le llegaba desde Occidente. La Puente nace entonces como «un canto antiguerra», una manera de entender el mar como un puente y no como una frontera y de reivindicar la comunicación lenta y pausada.

Aparecen las botellas

Cuba, Bahamas, Islas Turcas y Caicos, Estados Unidos, La Palma o el Norte de España: con el paso de los años, las botellas empezaban a aparecer en diferentes ubicaciones del globo. La aventura de Más allá de la corriente comienza cuando Déniz y O'Shanahan, que se conocían desde hacía años, deciden viajar juntos para conocer a las personas que contestaron a los mensajes artísticos embotellados.

Todo comenzó cuando Déniz le enseñó la respuesta que había recibido de un hombre originario de Cuba en un cassette betacam: «Me pidió ayuda para poder digitalizarlo. Cuando vi el vídeo en el que el cubano nos cuenta su vida, de dónde es, el pueblo en el que vive, la bahía de Gibara y cómo encontró la botella, todo desde la embarcación que usó para pescar el día que se la encontró, fue como un flechazo», relata el director del largometraje. En Más allá de la corriente, aparecen «personajes que atesoran una personalidad, curiosidad y humanidad que realmente los hace dignos de la visita que les hemos hecho, personas de todos los estratos sociales», tal y como los describe O'Shanahan.

Además de ellos, otra de las figuras claves en el documental es la del científico de la Universidad de Seattle, Curtis Ebbesmeyer, al que ambos van a visitar y que les explica que «las mismas corrientes marinas que habían usado las botellas, son las mismas que principalmente en su día usaron Colón, los vikingos o incluso los propios emigrantes canarios que partieron a América», en palabras de Déniz.

El azar, en este caso en forma de corrientes marinas, llevó a Pedro Déniz y a Ayoze O' Shanahan al otro lado del charco, donde se emocionaron escuchando las historias de otros, historias que ya están ligadas de forma irremediable a esos mensajes embotellados que llevan 25 años vagando por el mundo.