Literatura

Traducir al inglés la canariedad

El próximo 29 de julio, la traductora e intérprete escocesa Margaret Hart presenta en la librería Agapea las traducciones al inglés de los poetas canarios Silvia Rodríguez y Pedro Flores

Los poemarios elegidos han sido 'Marabulla' ('Forfeits') y 'El don de la pobreza' ('The gift of Poverty')

La poeta Silvia Rodríguez.

La poeta Silvia Rodríguez. / María del Pino González Gil

Martina Andrés

Martina Andrés

«El traductor tiene que ser como un ninja: cuánto más invisible, mejor hecho está el trabajo». La voz de Margaret Hart suena animada y risueña mientras cita a través del teléfono al escritor israelí Etgar Keret. Es una mañana calurosa de julio y las reflexiones de la traductora escocesa se quedan, como la humedad que traen las olas, flotando en el aire. «Nuestro valor es ser invisibles e imperceptibles, lo cual es una gran frustración a veces, porque es un trabajo harto difícil». La invisibilidad del traductor es algo contra lo que se lucha en el gremio, que ha obtenido diversas victorias en esta dirección en los últimos años, como que se les tenga en cuenta en premios como el Booker. Por eso, a la que fuera profesora de Traducción e Interpretación en la ULPGC, le gusta más esta segunda disciplina.

Aun así, Hart, que lleva viviendo en el Archipiélago desde 1980 y se encuentra ahora «jubilada y jubilosa», como ella misma se define, no deja de buscar nuevos retos en el ámbito de la traducción. Y quizá, el de la poesía sea el más difícil de todos. «Una cosa que me fascina de la traducción es la dificultad de traducir cosas que están muy incrustadas. Y la poesía es el elemento más difícil de traducir o interpretar por escrito». Y más si cabe, la poesía canaria, con toda las particularidades que entraña, como ese «humor socarrón del canarión» y «la capacidad de reírse de sí mismo» a los que hace referencia la traductora escocesa.

La traductora, intérprete y profesora de la ULPGC, Margaret Hart Robertson.

La traductora, intérprete y profesora de la ULPGC, Margaret Hart Robertson. / LP/DLP

Traducir al inglés este humor y otras sensibilidades propias de la insularidad ha sido el reto en el que Hart se ha visto inmersa recientemente, desafío que culmina el próximo 29 de julio en la librería Agapea con la presentación de los dos poemarios elegidos: The gift of Poverty (El don de la pobreza), de Pedro Flores, y Forfeits (Marabulla), de Silvia Rodríguez.

«Lo que muestro en estos libros es la interpretación de la obra de Pedro y de Silvia a través de mí en inglés, eso es lo que va a leer la gente. Y luego ellos, a través del texto van a hacer su propia interpretación», puntualiza la traductora e intérprete.

Anécdotas de un desafío

En este camino del verso y la palabra entre el canario y el inglés protagonizado por el nombre de estos dos poetas, se encuentran anécdotas como cuando Hart tuvo que traducir un término que no existe en inglés: «Ratoncito Pérez»: «Me dio realmente dolor de cabeza en uno de los poemas de Pedro, uno donde decía que al abuelo, que iba algunas veces de mujeres de reputación distraída, las prostitutas le llamaban el Ratoncito Pérez, porque siempre se iba muy calladito, silenciosamente, y dejaba el dinero bajo la almohada», relata. En el mundo anglosajón, es un hada la que se encarga de intercambiar los dientes por obsequios, así que solo en casos más desesperados como este, Hart se hace visible y utiliza la N. del T., la nota del traductor.

Cubierta del libro de Pedro Flores, 'El don de la pobreza', traducido al inglés por Margaret Hart.

Cubierta del libro de Pedro Flores, 'El don de la pobreza', traducido al inglés por Margaret Hart. / LP/DLP

Con Silvia Rodríguez, las dificultades comenzaron desde el propio título de su poemario, Marabulla, palabra que necesita traducción hasta «del español al español», como dice Hart haciendo alusión a las particularidades del canario. La palabra marabullo, que se refiere a ese juego infantil que se desarrolla en una habitación oscura en la que los participantes han de reconocerse por el tacto, tiene un equivalente similar en el inglés de Escocia, influido por el gaélico y el francés.

«En mi tierra existe un juego que es casi igual, forfeits. En una habitación a oscuras tienes que identificar a la persona que te gusta y, si la identificas bien, puedes dare un beso», explica Hart. «Viene a reflejar que la vida es andar a tientas y que algunas veces perdemos y otras ganamos, que tenemos que identificar a las personas que nos pueden ayudar en la vida y que identificamos a la felicidad muchas veces por los momentos de tristeza y viceversa», reflexiona la traductora.

Portada del poemario de Silvia Rodríguez, 'Marabulla', traducido por Margaret Hart.

Portada del poemario de Silvia Rodríguez, 'Marabulla', traducido por Margaret Hart. / LP/DLP

En el paralelismo es donde reside parte de la magia de la traducción y uno de sus mayores encantos: ya sea en Canarias, o en Escocia, los niños juegan, se buscan a tientas con manos pequeñas, las personas se gustan, se miran con ojos brillantes, se encuentran, se quieren y se separan. A veces en contextos de oscuridad, otras bajo la luz de un día despejado de verano.

Y esta magia es la que hace que Hart se sienta una privilegiada: «En esta profesión decimos y traducimos cosas fantásticas, es un tremendo privilegio el trabajo de traducir e interpretar y poder hacer que la voz en otro idioma llegue a personas de distintas culturas. Realmente realiza lo que es la comunicación: enseñarnos que todos tenemos algo en común, que tenemos más cosas en común de lo que tenemos de diferente, que todos queremos ser felices y que todos sufrimos por amor y por pérdidas».