CANARISMOS

Calle llena, caja rebosada

Telde vibra con Misa y con la España campeona del mundo de fútbol femenino

Telde vibra con Misa y con la España campeona del mundo de fútbol femenino / José Pérez Curbelo

Luis Rivero

Luis Rivero

Se expresa así este registro propio del ámbito comercial –que hemos escuchado concretamente en Telde– para advertir que la afluencia de público en las calles es un buen presagio para las arcas de los comercios. «Calle llena» quiere decir muy concurrida, en la que hay mucha gente. Presupuesto que se presenta como indicador o barómetro que mide o nos permite hacer una estimación de la afluencia potencial a cualquier local comercial, desde bares a tiendas de ropa, de muebles o de zapatos. Y se explica porque la concurrencia en una zona comercial crea expectativas de «hacer buenas cajas» (que es lo que quiere decir la expresión «caja rebosada»). Puesto que las probabilidades de alcanzar un buen volumen de ventas es directamente proporcional al número de personas que pasan por delante de una tienda o local comercial.

Todo comerciante con experiencia sabe que cuando hay mucha gente en la calle crecen las posibilidades de vender más. Esta aseveración es la síntesis a la que se llega en el proceso de observación del fenómeno, constatación empírica del comportamiento del sujeto (el público) y la deducción que lo eleva a la categoría de máxima mercantil. Y que se resume en este método con el que el vulgo intuye los propios asertos que incorpora a sus dichos: «observación/constatación/conclusión». La expresión «calle llena, caja rebosada» mantiene una simetría en su estructura que comprende sustantivos y adjetivos del presupuesto inicial («calle llena») directamente relacionados con los de la parte conclusiva de la frase («caja rebosada»). Interpretando acertadamente que cuando la «calle está llena (de gente)» muy probablemente la «caja está a rebosar (de dinero)»; utiliza dos adjetivos complementarios en la escala de valoración de cantidad (llena/rebosada) que viene a poner en relación directa la densidad en la ocupación de la vía pública con los ingresos que se registran en caja.

La muchedumbre, entendida como abundancia y pluralidad de personas, supera el concepto de multitud y da lugar a una nueva entidad de lo numeroso como totalidad, que en cierto modo actúa por mimetismo siguiendo al resto del grupo. [Es lo que nos hace entrar en un local lleno de gente en vez de en otro que está vacío]. La multitud si se mueve y agita da lugar a un movimiento análogo del inconsciente, lo que podría explicar la pulsión de los singulares individuos a emular los comportamientos colectivos [que es el sentido que tiene la expresión dialogada de uso general en castellano: «¿Adónde va Vicente? Donde va la gente», que se emplea para criticar el comportamiento gregario de los individuos].

Otro dicho afín que forma parte del elenco fraseológico de los ambientes mercantiles y que presenta una situación estrechamente relacionada, aunque antagónica a la anterior, es el que dice: «calle mojada, caja seca». Observa idéntica simetría en su estructura y hace alusión a la presencia de un fenómeno atmosférico: la lluvia, representada con la descripción de la «calle mojada»; y a las nefastas consecuencias para el comerciante: «caja seca», imagen que expresa la ausencia de ingresos en el comercio durante los días lluviosos, pues no se suele salir de casa («y cuando la gente se recoge, no gasta» y la actividad comercial se reciente). Si bien la lluvia se asocia como elemento simbólico a la fertilidad de la tierra, no siempre ni para todas las actividades resulta propicio este elemento natural. Interpretado a contrario sensu, la falta de lluvia implica sequía, infertilidad, «seca» (que se llama al tiempo escaso o falto de lluvias)

Por lo que este aforismo sectorial, a diferencia del anterior, se concibe de manera inversamente proporcional a la presencia de este fenómeno meteorológico que en este supuesto resulta adverso para las ganancias del comerciante. La «caja seca» sugiere la imagen de la sequedad, lo infecundo en sentido material, lo que se asocia subliminalmente a periodos de carestía, necesidad y estrecheces económicas. Mientras la «caja rebosada» traslada la imagen del líquido, el agua, que se derrama por sobrepasar los límites del recipiente que lo contiene, lo que se asocia a la idea de abundancia y prosperidad.

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