Entrevista |

Tilman Kuttenkeuler: «Cada euro que se invierte en la cultura viene triplicado de vuelta»

El director de la Fundación Auditorio Teatro protesta contra los Presupuestos Generales de Canarias. «Si los responsables no miran a la cultura, que al menos valoren su impacto financiero»

Tilman Kuttenkeuler, director de la Fundación Auditorio Teatro

Tilman Kuttenkeuler, director de la Fundación Auditorio Teatro / josé carlos guerra

Tras ocho años en el cargo de director de la Fundación Auditorio Teatro, Tilman Kuttenkeuler, sentado en uno de los taburetes del DS Lounge del Alfredo Kraus hace balance de su gestión. Más que como doble responsable del único auditorio de la Isla y el Coliseo grancanario del Pérez Galdós, Kuttenkeuler expresa su opinión acerca de cuestiones que afectan de manera general a la cultura del Archipiélago.

Lleva ocho años como al frente de la Fundación Auditorio Teatro. ¿Qué balance hace de su gestión?

Eso lo tiene que evaluar el público. Lo que puedo decir es que en los últimos ocho años el objetivo principal ha sido aumentar la actividad cultural, convertir el Auditorio en el lugar principal de programación musical de la ciudad, el Teatro posicionarlo como centro de producción propio, o de coproducción isleña. Queremos estar en el mapa nacional e internacional, e incluir producciones locales. Lo hemos conseguido. La otra cara de la moneda es la actividad comercial con la acogida de congresos. El año pasado hicimos récord histórico en esto.

¿Se puede hablar sobre los números de 2023?

La ocupación media de nuestra actividad cultural está por encima del 85%, las cifras exactas del año pasado aún no las tengo. Lo que hacemos, lo hacemos para que venga el público. En muchos Ciclos que hemos introducido en los últimos años, vendemos abonos. Una opción que anteriormente no existía. Hemos introducido este mecanismo para dirigirnos a distintos públicos, y el público nos sigue. Eso para mí y para el equipo supone la mayor satisfacción de cada día.

¿Lamenta algo de la gestión en estos ocho años?

Por supuesto se piensa en muchos, muchos proyectos. Algunos salen, otros no. Hay un abanico de razones que responden al porqué de que un proyecto se estanque o no. No puedo decir que tenga un proyecto específico que no hayamos podido sacar adelante porque habitualmente, si no se hace un año, buscamos la posibilidad de llevarlo a cabo más adelante mediante la búsqueda de dinero, patrocinio o un promotor. Trabajamos mucho con promotores locales para hacer cosas posibles, pero claro, el abanico de deseos es siempre más grande que lo que podemos hacer. Eso es una cosa natural en un trabajo como el que realizamos. El Teatro Pérez Galdós no ha producido tanto como ahora.

El año pasado lo eligieron como académico de las Artes Escénicas en España, ¿cómo concilia ambos cargos?

El cargo como académico no requiere de un trabajo diario, es más un nombramiento. Allá [en la Península] se trabaja en visión conjunta con más gremios. Por eso es un puesto enriquecedor, porque está ligado al escenario artístico de toda España. El que desempeña la Academia de las Artes Escénicas es un trabajo extraordinario realizado en España dentro del ámbito artístico.

Tenemos una programación que se dirige mucho más a un público joven que a un público mayor

Le mantiene actualizado sobre el contexto escénico.

Es un intercambio de conocimiento que nos enseña cómo trabajar juntos.

¿Existe algún perfil predominante entre la gente que asiste al Teatro y al Auditorio?

Esa es la buena noticia: no hay. Intentamos ofrecer una programación que llegue a distintos públicos. No hablo de la cantidad de gente que asiste a un concierto o a un teatro, sino a la cantidad de grupos que existen dentro de la sociedad. Eso estamos buscando y ahí llegaremos, espero. El teatro hablado tiene un público distinto al de un concierto de música, que otro de cámara, un concierto de rock... son diferentes públicos y debemos llegar a ellos.

Y más en Las Palmas de Gran Canaria...

Especialmente en el ámbito del Auditorio Alfredo Kraus, que es el único auditorio aquí, en una ciudad de 400.000 habitantes, y una isla con un poco menos de un millón de habitantes. Tenemos que ofrecer -o por lo menos yo pienso así- diferentes contenidos, pero de una forma global sobre toda nuestra actividad. Justo hace un mes celebrabamos el Concierto Popular de Nuevo Año con la Orquesta Sinfónica Las Palmas, con cinco funciones en la Sala Sinfónica, eso significa casi 8.000 personas en un programa. Lo mismo pasa con el musical, atrae a un público muy diverso y heterogéneo. Es nuestra obligación llegar a todo tipo de público. Intento estar en cada apertura de sala antes de los conciertos o funciones de teatro o ópera, cumplo con eso. No veo tan complicado llegar a la gente jóvenes porque en algunos Ciclos están dirigidos a ellos y funcionan.

El director de la Fundación Auditorio Teatro, Tilman Kuttenkeuler, sentado en el patio de butacas

El director de la Fundación Auditorio Teatro, Tilman Kuttenkeuler, sentado en el patio de butacas / josé carlos guerra

¿Cuál es el espacio al que la gente joven se siente más atraída?

Depende de la programación. Un Ciclo como Autoras lo hacemos siempre en torno a marzo-abril. Tenemos una programación que se dirige mucho más a un público joven que a un público mayor. Aunque en el ámbito de la ópera el público tiene más edad por naturaleza, todo lo que hacen nuestros partners en nuestras instalaciones atrae a los jóvenes. Y creo que si se habla sobre crear nuevos públicos se fija siempre en el público más adolescente. Hablamos de 16, 17, 18, hasta 20, 25 años. Para decirte la verdad, no sé por qué. Esa gente habitualmente también tiene otros intereses y están en otra etapa. Están centrados en el colegio, los amigos, empiezan a estudiar... Es algo natural que la gente de 18 años no sea nuestro punto fuerte. Pero tampoco pienso que eso signifique algo negativo. Cada cosa tiene su época y edad.

Antes mencionaba el musical Ghost, un gran éxito del programa, ¿por qué los musicales atraen a tanto público heterogéneo?

Ojalá conocer los motivos de compra de entradas, porque tendríamos una ocupación de 110%. Los musicales en general son algo popular, pero tampoco tiene un público tan específico, porque conozco a gente que va a la ópera, pero son aficionados de musicales también. Por otro lado, vemos a ya público que no vimos nunca, durante el año. Es ya un punto fijo que siempre, a finales de enero, comienzo de febrero, sea la época del musical en el Teatro Pérez Galdós, allá la gente sabe que viene algo bueno y esperan el año para ir. Puede ser también que esa época del año sirva de regalo de Navidad y Reyes. La costumbre es un punto importante y queremos conseguir un público fiel.

¿Cuáles son los principales criterios de selección de contenidos en la programación?

Por un lado tenemos algunos partners externos, por ejemplo la Orquesta Filamónica hace su programación y la celebran aquí. En la coproducción o producción propia no hay criterios. Sentarse y desarrollar proyectos, ese es el criterio y pensamos que hace falta comunicar en un teatro. Por eso hemos llegado a obras como Patriotas, o justamente en el año pasado sobre la temática de guerras, inteligencia artificial... Queremos ser actuales, pero también hacemos producciones, como el año pasado, con textos de Carrasco, que es muy antiguo y buscamos una nueva expresión de hacer una puesta de escena. El trabajo en la producción con los actores y actrices se extiende a semanas o meses hasta que llega al estreno y las funciones después. Una cosa distinta es que llegue una producción ya hecha, y no lo digo en el sentido valorarlo como mejor o peor.

Fábrica La Isleta, Fanfalate de Lambada, el Sótano Analógico... ¿cuál es su opinión acerca de la contracultura en Las Palmas de Gran Canaria?

Nombraste a Fábrica la Isleta. Ellos han iniciado en la Isleta hace años un proyecto en torno al jazz con mucho éxito. Ahora están en otro lado de la ciudad, con la apertura de un club nuevo. Nosotros trabajamos juntos en muchos ámbitos. Yo esto no lo veo como una forma de competencia. Tampoco pienso que otros teatros en la ciudad sean competencia, sino que donde hay un ambiente interesado en la cultura, uno alimenta al otro. En una ciudad que no se interesaría por la cultura es importante construir un teatro. Nuestra obligación como Auditorio y Teatro es ofrecerlo de una forma y en una calidad que no se vea en otros lugares. Es verdad que en algunas épocas del año hay una explosión de la oferta cultural, donde compete también una oferta profesional.

¿Quién tiene que dar el primer paso para sensibilizar la cultura en la sociedad: las instituciones públicas o el interés individual?

Ni uno ni lo otro. El problema que vivimos en casi toda Europa en los últimos 20 o 25 años es la educación. Especialmente la educación escolar. Un ejemplo de cuando yo estuve en secundaria: en mi clase, éramos 27 alumnos, de los que 22 han tocado un instrumento alguna vez y hemos tenido cuatro horas de educación musical en el propio colegio. Lo mismo pasaba aquí, pero se ha perdido. Por eso las instituciones culturales como auditorios, teatros, se han convertido y ofrecen programación con conciertos escolares. La Orquesta Filamónica fue uno de los primeros en España que ha empezado hace años, muchos años, con esos conciertos y nosotros aquí, por supuesto, lo hacemos también para que niños desde infantil hasta bachillerato tengan algo más. Pero nosotros, por supuesto, no podemos ofrecer una enseñanza permanente. Nosotros no podemos hacerlo. Lo que nosotros podemos hacer es dar un inicio. Eso combinado con una buena profesora o un buen profesor de música en colegio sería la bomba. Pero la enseñanza se tiene que hacer. Yo pienso, pero eso es una opinión muy personal. Solamente por haber una oferta gratuita para jóvenes, los jóvenes no van. Para el desarrollo de las sociedades la cultura siempre fue la parte clave para los desarrollos de las sociedades en los últimos algunos miles de años. Mucha gente piensa siempre que la cultura es un añadido, como para ocio. Hay partes de la cultura que son ocio sin duda, pero hay otras partes que son mucho, mucho más que ocio y tienen la misma importancia que matemáticas o filosofía.

¿Le preocupa entonces que los últimos Presupuestos Generales del Gobierno de Canarias hayan disminuido la partida de cultura en un 21%?

En general me preocupa cada recorte en un presupuesto para la cultura, o para la educación. Desde la fundación Auditorio Teatro, no dependemos tanto del Gobierno de Canarias. Nuestros patronos se llaman Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Cabildo de Gran Canaria y los dos en los últimos años han aumentado siempre. Por eso no puedo quejarme de ninguna manera. Sobre los motivos del Gobierno de Canarias no me corresponde decir algo porque desconozco. No me gusta medir la cultura en cifras de presupuesto, pero el sector cultural está generando mucho dinero. No se debe mirar un evento cultural como algo aislado, hay que conectarlo con el consumo que genera alrededor. Los taxis, cenar en un restaurante... Creo que muchos responsables se enteraron por primera vez en la pandemia. Si no quieren mirar a la cultura directamente, por lo menos que valoren su impacto financiero. Cada euro que se invierte en la cultura viene de vuelta por lo mínimo tres veces más. No de forma directa, por la venta de entradas, sino en el consumo.

¿Cree que la ciudadanía siente como suyo el Auditorio y el Teatro?

Estoy convencido. Creo que tenemos una impresión muy buena en la ciudad y la Isla. No debemos olvidar que es casi imposible no haber accedido al Auditorio Alfredo Kraus. Por un lado, tenemos una programación amplia y el Palacio de Congresos, y por otro, tenemos los conciertos escolares. Muchos colegios y universidades están celebrando sus orlas aquí. Por eso, en los últimos 25 años, de alguna manera, si eres ciudadano de las Islas, has tenido que entrar en el Auditorio. Especialmente el auditorio, al ser un faro, un edificio tan emblemático de la ciudad, la gente siente orgullo de tener este emblema. Esto no significa que todos griten «bravo» a todo lo que hacemos, pero en general se sabe que tanto en el Auditorio como en el Teatro se hace programación accesible para todos los públicos.