Música

La música en directo aterriza en Vegueta con el Buenos Aires Jazz Café

José Alberto Medina y Carlos Alcázar abren un nuevo local en la capital grancanaria con una programación que va más allá de la música

Noches de karaoke, conciertos, jam sessions, entrevistas y otros shows tienen lugar sobre el escenario de martes a sábado

Nuevo local música Buenos Aires Jazz Café ubicado en el barrio de Vegueta.

Nuevo local música Buenos Aires Jazz Café ubicado en el barrio de Vegueta. / José Carlos Guerra

Martina Andrés

Martina Andrés

Ren McCormack respira aliviado en la calle Mendizábal, 37. Después de tanto tiempo, la música en directo está de enhorabuena en la capital granacaria. Y falta que hacía, piensa el protagonista de Footlose mientras admira la belleza del barrio de Vegueta. La apertura el pasado 13 de diciembre del Buenos Aires Jazz Café convierte la pesadilla de que Las Palmas de Gran Canaria se vuelva una especie de Elmore City -sin bailes, sin acordes improvisados en las esquinas-, en una posibilidad más abstracta y remota que hace un año.

Como denunciaban tantos representantes de pequeños espacios culturales en febrero del año pasado en las páginas de este periódico, una ciudad de 400.000 habitantes tiene unas necesidades culturales -de inquietudes, de gustos, de creación- que un número tan reducido de salas de música no puede cubrir. Los polígonos y las azoteas adoptan entonces el papel protagonista de la trama: ante la dificultad de obtener una licencia por parte del Ayuntamiento para poder hacer música en vivo y con la barrera que suponen las quejas de los vecinos en relación al ruido, la música en directo se ha visto relegada a la periferia o a las alturas. Un ejemplo claro son sitios como Tormento Colectivo, El Baladero y Cero Fanzine en El Sebadal o Asociación Atlas en el barrio de La Isleta.

«Es bueno que la cultura se descentralice, pero lo que no puedes hacer es matar culturalmente a la ciudad hasta el punto de que ni el Carnaval se va a hacer en Vegueta», relata José Alberto Medina, músico detrás de esta iniciativa, además de director y fundador de Fábrica La Isleta. La otra cara visible de este proyecto es la de Carlos Alcázar de CAER Producciones. «No hay nada de música en vivo en la zona», añade el productor argentino. Medina coincide: la oferta en el barrio histórico de la capital es muy escasa, ocupada únicamente por la sala Alboroto, lo que antes era el Paper.

El director de Fábrica La Isleta recuerda los nombres de aquellos sitios que ya cerraron: la sala Cuasquías, el Charlestón Café-Teatro o el pub La Calle, todos lugares en los que la música fluía con naturalidad y que hoy son historia.

«Un teatro en el que puedes comer»

Ante este panorama, Medina y Alcázar han unido fuerzas para iniciar el proyecto común del Buenos Aires Jazz Café, «un teatro en formato pequeño en el que puedes comer y tomarte una copa», tal y como lo define este segundo. «Este es un lugar para ir con tu pareja o con amigos, donde puedes sentarte con un picoteo por delante: empanadillas y milanesa argentinas, alfajores artesanales argentinos, vinos y quesos canarios... Este es un teatrito donde podemos comer», detalla Alcázar.

El local abre de martes a sábado y busca ofrecer una programación en la que tengan cabida noches de karaoke (los miércoles), jam sessions (los jueves) y otros eventos, como el concierto de cumbia que tendrá lugar este viernes seguido de una fiesta de carnaval. Entre las iniciativas que tienen lugar encima del escenario de este café musical, también está lo que Medina ha titulado como El Café de Medianoche, un espacio en el que la idea es «tener a los artistas de manera más íntima encima del escenario», un formato que mezcla la música en vivo con entrevistas. «Buscamos hacer cosas llamativas, de interés popular», adelanta el músico.

Con una programación más o menos definida hasta mediados de marzo, ambos socios miran ya a los meses de mayo y de junio, momento para el que tienen previsto el festival Baires Música, un encuentro de un fin de semana que tome la calle y en el que van a predominar estilos como el blues, el rock y el jazz, con artistas en cartel de fuera y dentro del Archipiélago.

Turistas y jóvenes entre el público

Con respecto a la gente que se ha ido acercando al Buenos Aires Jazz Café, Alcázar indica que, tras dos meses desde su apertura, ambos todavía se encuentran «encontrando el ritmo y el pulso al local», analizando los hábitos y gustos de los distintos tipos de público que se acercan a la calle Mendizábal, 37. El productor argentino destaca a los turistas: «Las Palmas de Gran Canaria está cambiando turísticamente. Aquí vienen grupos de 10, 12, 15 personas que disfrutan estos formatos y que aparecen de forma natural».

Y también lo disfruta la gente local. Medina destaca en particular a los jóvenes que buscan una oferta diferente en la ciudad, alejada de otros tipos de música más mainstream como puede ser el reguetón. Una oferta no solo para el público, también para los artistas, que necesitan lugares de calidad en los que dar a conocer sus proyectos. Alcázar también destaca esta vertiente: «Esta es una sala dirigida al público y a los músicos, desde los cuadros de las paredes a lo que hay encima del escenario, los equipos... La sala está para la gente y para la música», afirma.

A modo de reivindicación final, ambos piden lo mismo: «Hay que mimar estos sitios. Reivindicar que las instituciones públicas nos mimen, cuiden y protejan. Somos referencia y parte del tejido cultural de la ciudad. En una ciudad grande como Las Palmas de Gran Canaria, debemos estar», concluyen.