Teatro

'El traje', la obra que invita «a conmoverse con el otro» en el Teatro Cuyás

La comedia sobre la corrupción y las miserias humanas dirigida por Juan Cavestany aterriza en el teatro capitalino interpretada por Luis Bermejo y Javier Gutiérrez

El espectáculo se representará en dos pases que tendrán lugar mañana y el sábado a las 19.30 horas

Los actores Luis Bermejo (izquierda) y Javier Gutiérrez (derecha) durante la obra 'El traje'.

Los actores Luis Bermejo (izquierda) y Javier Gutiérrez (derecha) durante la obra 'El traje'. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

«¿Hay tiempo para cambiar? Yo creo que sí. Si no, ¿por qué nos dedicamos a esto? Tenemos tiempo. La frase me gusta mucho. Es inspiradora, motivadora, te anima a salir de la cama». El actor Luis Bermejo, uno de los protagonistas de la obra El traje que mañana llega al Teatro Cuyás, reflexiona sobre la esperanza y la capacidad de mejorar del ser humano. La pregunta es casi inevitable con una obra que vuelve una década después para poner sobre las tablas las miserias y corruptelas humanas, aunque el contexto haya cambiado. Atrás queda ese 2008 de crisis y burbuja inmobiliaria en la que Juan Cavestany (Madrid, 1967) escribió y dirigió esta representación en sus comienzos. Y hoy, aunque las crisis son otras -a veces parecen perpetuas- la corrupción es la misma. «Habitar esas palabras de Juan Cavestany, tan lúcidas y tan luminosas, nos viene al pelo», añade Bermejo.

Por ello, con el mismo espacio -unos grandes almacenes- y los mismos personajes -un vigilante de seguridad y un empresario de la construcción- que se enfrascan en un duelo dialogístico, tanto Bermejo como Javier Gutiérrez («dos gigantes de la simulación, la verdad y la máscara», en palabras de Cavestany) señalan a través de sus interpretaciones «la deshumanización en la que estamos cayendo», tal y como señala Bermejo. «Hemos asumido como algo natural que haya alguien tirado en el suelo en la calle, como si eso formara parte del paisaje urbano. Y eso, como sociedad, es lamentable. Juan ha conseguido un texto que pone todo eso en el escenario», reivindica el actor.

Comedia negra

El traje es una comedia negra que nace, tal y como puntualiza su director, por la necesidad de «sacudirnos la suciedad a base de humor negro», esa suciedad encarnada en forma de crisis y corrupción. «Hoy no sabemos si todo aquello ya pasó, se transformó o simplemente nos hemos anestesiado. Pero los personajes de la obra de algún modo han seguido vivos, querían volver a ese sótano a negociar su posible salvación con ellos mismos y sus fantasmas», añade Cavestany.

Por su parte, Bermejo tiene claro que «vivimos en un momento muy deshumano, muy poco empático, muy crispado», en el que el teatro -y el tiempo- son siempre fuente de esperanza. Porque las salas se siguen llenando, como la del teatro capitalino que, a las puertas de la Semana Santa, ha agotado todas las entradas para esta representación. A pesar de la oscuridad, otro hilo de esperanza al que agarrarse.

«Yo hago un trabajo diario de confiar en el otro, en quién tengo delante. Y a veces es muy decepcionante. Yo creo que el teatro está para eso. El aquelarre que propone el teatro es medicina secreta para el espíritu. Y hoy más que nunca creo que tiene ese poder de cambio», reflexiona el actor.

La obra vuelve a la cartelera con la complicidad de un público que se deja llevar por el pulso intelectual y de gimnasia escénica entre dos grandes actores, como son Bermejo y Gutiérrez, y porque las situaciones descritas en la obra entonces siguen presentes a diario. Una representación que, en palabras del autor, tiene que ver aparentemente con un traje, pero «que habla de los anhelos y miserias humanas, algunas congénitas, otros implantados o heredadas a nuestro pesar, y que se propone llevar al espectador por una especie de túnel del terror y la risa».

Complicidad entre los actores

Además de su actualidad, su crítica y su humor, otro de los puntos fuertes de esta representación es la complicidad existente entre Javier Gutiérrez y Luis Bermejo. Ambos se conocen de la época del grupo teatral Animalario, donde ya compartían sentidos y pareceres sobre cómo interpretar un texto que continúan hasta el día de hoy. «Comparto con Javi la manera de entender la profesión. Cada vez que hacemos la obra, repasamos el texto en cada función. Empezamos casi una hora y media antes, ya empezamos a conectarnos como dos animales que se van olisqueando», relata sonriente Bermejo desde el Teatro Cuyás.

Los actores también conectan en escena, donde a ambos les mueve y motiva, en palabras de Bermejo, «la sensación de peligro». «Creo que tiene que estar. Ese peligro nos da la sensación de presente absoluto, el famoso aquí y ahora. Se consigue teniendo unos ojos y un cuerpo como tiene Javi, una manera de implicarse, alguien que es peligroso en un momento dado, que yo pueda ser peligroso para él. Está bien tener ese sentimiento de totalidad, de belleza, de forma, pero también una sensación de peligro, de que algo se nos puede ir de las manos», concluye el actor.