Pequeña historia de una frustración superada

A lo largo del XIX se suceden los intentos fallidos para publicar ‘Templo militante’, cuyo primer tomo apareció en el periódico ‘El ómnibus’ como folletín, sin que se pudiese llegar a la publicación del segundo

Juan Gómez-Pamo y Guerra del Río

El reciente alumbramiento, a cargo del incansable investigador Antonio Henríquez Jiménez, de las cuatro partes de Templo militante, la obra fundamental del canónigo Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610), representa el capítulo más feliz de una secular aspiración. El divino poeta dedicó sus últimos años a realizar una serie de laboriosas gestiones para poder llevar a la imprenta su ambicioso proyecto, pero lamentablemente falleció sin verlo editado de forma completa. A lo largo de las dos primeras décadas del siglo XVII salieron la luz en Valladolid, Madrid y Lisboa varias ediciones de las cuatro partes de las que constaba el voluminoso poemario.

En el siglo XIX el doctoral Graciliano Afonso (1775-1861) reivindicó la figura de Cairasco y su papel fundamental en la formación y desarrollo de la literatura canaria. El historiador Agustín Millares Torres (1826-1896) recogió la antorcha e intentó publicar íntegramente la obra predilecta del canónigo poeta. Promovió esa iniciativa a lo largo de dos décadas, por primera vez en 1861, en forma de folletín en la prensa. De esa manera apareció el tomo primero y no se llegó a completar el segundo en el periódico El ómnibus. En 1866 la imprenta de La Honradez, de Las Palmas, acomete la edición del tomo primero, del que solamente salieron unas decenas de páginas. La Imprenta de Francisco Martín González lo intentó de nuevo en 1877 con el mismo tomo, y en este caso parece que las páginas no llegaron al centenar. El taller de El independiente consiguió en 1878 la publicación completa de la primera parte en un tomo de 767 páginas.

En 2011 el historiador Julio Sánchez Rodríguez promovió la edición de Bartolomé Cairasco de Figueroa y su Templo militante, magna obra que incluye un CD con reproducciones de las primeras impresiones de las cuatro partes.

Bartolomé Cairasco falleció sin ver completada la edición de Templo militante, la obra que consideraba más importante y ambiciosa dentro de su producción poética. Los sucesivos intentos fallidos del siglo XIX nos autorizan a calificarlos como la historia de una frustración. Hemos tenido que esperar hasta el siglo XXI para poder disponer de una edición asequible, gracias al esforzado empeño de Antonio Henríquez Jiménez y al sentido de la responsabilidad del Servicio de Publicaciones y Difusión Científica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.