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Natación

Japón, el objetivo del ‘Tiburón’

A sus 62 años, el grancanario Enrique Mata, campeón de Europa en aguas abiertas en su categoría, pone la mirada en el Mundial

Enrique Mata, muestra orgulloso su tiempo en el campeonato de Europa master 60 de Roma. | | LP/DLP

Roma coronaba recientemente al grancanario Enrique Mata, como el nuevo campeón de Europa de natación en aguas abiertas, en la categoría master para mayores de 60 años.

Con sus 62 primaveras, este médico de profesión, el Tiburón, como le apodan sus compañeros en el Club Gordillo Swin & Train, es la gran esperanza de la natación española a la hora de aspirar a conseguir la corona mundial en agosto del próximo año, en el Mundial de la categoría que tendrá lugar en la exótica localidad japonesa de Fukuoka, donde Mata es uno de los grandes favoritos, no solo por ser el vigente campeón del viejo continente, sino porque además ya sabe lo que es liderar el ranking mundial en dos categorías de natación en piscina.

Enrique Mata lleva tan solo cuatro años compitiendo a este nivel, de la mano de su entrenador Romen León Rivero, que ha conseguido en un tiempo récord llevar a su pupilo a conquistar Europa, tras convertirle en el mejor nadador de su categoría en España.

El camino hasta el podio de Roma no fue nada sencillo. «Entreno dos horas todos los días y a la semana vengo a nadar entre 20 y 30 kilómetros», un esfuerzo que para Enrique no es negociable, porque como él bien recalca, «si no sufres antes durante los entrenamientos, cuando llega la competición te rompes, porque la cabeza te puede jugar muy malas pasadas».

Lo que el Tiburón tiene clara es su preferencia por la modalidad de aguas abiertas, «es caótica» y eso es lo que más le gusta en comparación con la modalidad de piscina, porque en ella «el crono es un juez inapelable y suele haber menos sorpresas en las carreras».

De Enrique Mata destaca su capacidad para adaptarse a las distintas condiciones que se encuentra en los escenarios en los que compite. «Me preparo para nadar en aguas abiertas y las condiciones con las que te encuentras son iguales para todos» afirma el campeón de Europa que recuerda que «aunque las travesías cambian, en el caso de los campeonatos de Europa y del Mundo, la distancia a recorrer siempre son 3.000 metros». Por otra parte se encuetran las Copas de España y de Canarias, que «son ligas de travesías en las que puede variar la distancia total que recorren los nadadores».

La experiencia no es un grado

A diferencia de casi todos los demás deportes, en la categoría master para nadadores mayores de 60 años, la edad juega en contra, cuanto más joven es el rival que tiene a su lado en el agua, más complicado es el reto para él. En este sentido, Enrique Mata recalca que «el más joven es el que más ventaja tiene», porque en este caso todos sus rivales están curtidos en mil batallas, por lo que todos tienen experiencia previa y deja de convertirse en un factor diferencial dentro del agua. «El alemán que quedó segundo en Roma, Karsten Dellbrueggue, tendrá más ventaja que yo por ejemplo en el Mundial del año que viene, porque acaba de entrar en esta categoría y esa diferencia se notará más si cabe al transcurrir un año más de competición».

Su corona europea no obstante le llegaba con algo de retraso, ya que inicialmente «iba a competir en el Europeo de Budapest en 2020, pero con motivo de la pandemia mundial por el covid, se canceló la competición, como sucedió en todas las disciplinas deportivas aquel año».

La estrategia: salir a ganar

Una disciplina tan caótica como es la natación en aguas abiertas hace que sea prácticamente imposible afrontar esos 3.000 metros con una estrategia de carrera. «Se trata de ganar y la carrera la planteas en función de las condiciones que te vas encontrando durante la travesía» afirma el experimentado fondista, que declara que «cuando hay mucha igualdad te limitas a ir a tope intentando quemar al rival que tienes al lado». Para Enrique «la cabeza hace mucho y tienes que ser capaz de cambiar la estrategia durante la carrera, de poder tomar decisiones en segundos, porque el cerebro está sometido a tanto trabajo, que no te da tiempo para procesar las imágenes, son como flashes», afirma el nadador, que estima que «es peor cuando vas en cabeza solo, sin ninguna referencia y con mala mar, porque la mente te puede hacer perder».

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