Uno de los jugadores más aguerridos y polivalentes que han lucido la elástica amarilla, Juan Eleder (Vizcaya, 08/09/1968), logró dejar huella en Gran Canaria. Se le recuerda aún con los signos de la batalla en aquel memorable regreso de Elche, con el ascenso conquistado a las órdenes de Pacuco Rosales. El guetxotarra había llegado a la UD sin hacer ruido, avalado por Iñaki Sáez cuando éste era secretario técnico. Cubrió cuatro temporadas de eficaz servicio y se ganó el respeto de la afición grancanaria.

Salía al campo con sus virtuales pinturas de guerra y combatía Eleder hasta el último metro, exhibiendo ese talante futbolístico del Norte. Pero, curiosamente, ahora todo aquello ha cambiado. Dejó el balón a los 36 años, optó a un puesto en la empresa Schneider-Electric y hace camino al andar con maletín y traje de dos piezas. Eleder se alejó del fútbol y emprendió una aventura como técnico comercial que le obliga a guardar la coraza y a lucir corbata a diario.

"Un día normal en mi trabajo consiste en visitar clientes en las provincias del Norte. También puedo pasar la jornada en la oficina resolviendo los problemas que aparecen o los que reclaman los clientes. En fin, la vida de un ciudadano de a pie", dice.

Reconoce que abandonar la UD se convirtió en un episodio de marcado carácter emocional: "Fue bastante amargo en mi vida. Se mezclaron sentimientos muy dispares. Por un lado, me di cuenta realmente de lo mucho que me apreciaban los aficionados y eso me llenaba de alegría. Pero la tristeza me invadió al dejar el equipo, la ciudad y los amigos que allí encontré".

El fútbol no acabó para él en Las Palmas, el club que le había brindado una oportunidad tras su formación en los filiales del Athletic Club. Eleder viajó hasta Soria y también ayudó al CD Numancia a volver a Primera. Un nuevo periodo de dos años le llevó a lucir la elástica azulgrana del Éibar, en Segunda B. Luego militó dos años más en la categoría de bronce en el Barakaldo y por último cerró su etapa profesional en el deporte en el histórico Arenas Club de Fútbol. "Puedo decir con orgullo que me retiré en el equipo de mi pueblo, Getxo", afirma.

La vida de Eleder dio ese giro cuando renunció a probar en el deporte como técnico. "Estaba harto de la disciplina semanal, de los entrenamientos, las comidas, los viajes", confiesa. Buscaba una vida que no conocía y que le iba a permitir disfrutar de sus hijos, Maialen e Íker, que ahora tienen ocho y tres años.

Colabora en una tertulia radiofónica que gira en torno al Athletic de Bilbao y también aborda la actualidad del fútbol vasco. Y ése es, de momento, su único vínculo con el deporte.

Así que siempre tendrá tiempo para tomar un café, leer el periódico y echar un vistazo a ver cómo está su equipo, el amarillo, con el que de por vida estará unido... desde la distancia.