Para subir a Primera División hay que pasar 42 veces por el purgatorio. Y nosotros sólo hemos pasado dos. Nos quedan cuarenta". El 29 de agosto de 1999, en la sala de prensa de El Molinón, el entonces técnico de la UD Las Palmas, Sergio Kresic, miraba fijamente a los ojos de un periodista canario y soltaba la frase anterior. Los amarillos acababan de ganar en la segunda jornada 1-2 al Sporting de Gijón y habían iniciado la Liga con otro triunfo, 2-0, frente al Tenerife, por lo que miraban la clasificación desde los puestos altos.

Pero aquella UD imperial que había hecho un proyecto para lograr el ascenso no había jugado bien en las dos primeras jornadas. Es más, su fútbol, a pesar de las victorias, sembró más dudas que solvencia, y, como suele ser habitual en la Isla, un escenario acostumbrado al juego preciosista de la vieja guardia canaria, empezó a recibir críticas. "Jugando así, no subimos", se escuchaba constantemente en foros futbolísticos.

La UD Las Palmas de Sergio Kresic subió a Primera División aquella temporada. Cierto es que había configurado una plantilla de lujo, con el refuerzo estrella de Robert Jarni, todo un campeón de Europa con el Real Madrid, que decidió firmar por la UD debido a su amistad con Kresic. Bueno, la culpa del fichaje de Jarni por la UD no la tuvo únicamente el técnico croata; los ochenta millones de pesetas limpios de polvo y paja que cobró el jugador aquella temporada ayudaron bastante, la verdad.

Lo que Kresic -que es el último entrenador que ha conseguido subir a la UD Las Palmas a Primera División- quiso dejar claro, es que en el fútbol de Segunda muchas veces hay que remangarse la camisa, olvidarse de lo bonito o feo que nos puede resultar un partido y ser lo más práctico posible.

Doce años después

Doce años después de las palabras del técnico croata, con un proyecto no tan espectacular como entonces pero sí cargado de ilusión, basado en la cantera y con baluartes capaces de jugar bien al fútbol, la UD vuelve a estar condenada a pasar por el purgatorio. Se ha podido ver en las dos primeras jornadas de Liga, como en la época de Kresic, en las que los amarillos se han enfrentado a dos equipos recién ascendidos de Segunda B -y probablemente candidatos a volver esta misma temporada a la categoría de bronce-, como el Guadalajara y el Alcoyano. Se han conseguido cuatro puntos con más pena que gloria, se han marcado dos goles, se ha encajado uno y en ambos partidos se ha jugado con un futbolista menos desde muy pronto. En ninguno de ellos la UD ha practicado el fútbol que, por calidad de plantilla, se le presupone. Pero en ninguno de ellos ha perdido a pesar de las adversidades y las dificultades que se presentan a lo largo y ancho de noventa minutos.

No es Juan Manuel Rodríguez un técnico que se parezca a Sergio Kresic en su concepto futbolístico. Pero tal vez tengan ideas similares a la hora de preparar un partido de fútbol, o una temporada entera, en función de lo que tienen. Al hacerse cargo de la UD la pasada campaña tras la racha de catorce partidos sin ganar heredada de Paco Jémez, a Juan Manuel se le reprochó que el equipo no jugaba bien, ni siquiera con rivales como la Ponferradina, que visitó el Estadio de Gran Canaria y al que se venció gracias a una jugada sacada de la chistera de Jonathan Viera. La UD se salvó con solvencia cuando parecía que ponía proa a Segunda B y el fútbol de salón quedó aparcado para mejor ocasión.

En las dos primeras jornadas de Liga del curso recién iniciado, Vitolo y Jonathan Viera también han tenido que salir al rescate para que la UD tenga en estos momentos cuatro puntos, a pesar de jugar con dos equipos de poca monta. Pero los cuatro puntos ya han subido al casillero. Es el purgatorio del que nos hablaba Sergio Kresic. Han pasado doce años, y sigue en el mismo sitio.