No son hermanos pero poco les falta. Uros Slokar, pívot del Herbalife Gran Canaria (14 de mayo de 1983) y Erazem Lorbek, ala-pívot del Barcelona Regal (21 de febrero de 1984) son inseparables, uña y carne, desde su más tierna infancia. Juntos se formaron como personas y también como jugadores de baloncesto, uno junto al otro, codo con codo, hasta hacerse con un nombre en el concierto europeo; de la cuna a la élite del baloncesto. Pero este domingo, estos dos jugadores eslovenos serán rivales sobre el parqué del Palau Blaugrana.

"Nuestras vidas han estado siempre unidas desde que éramos muy pequeños, ya que nos criamos juntos, fuimos a las mismas clases de primaria y al mismo instituto y nuestras trayectorias han sido parecidas", señala el del Granca antes de explicar, "vivíamos en el mismo barrio de Liubliana. Prácticamente nos criamos en la casa del otro. Nuestros padres son amigos, conozco a sus hermanos. Somos amigos y, además, muy cercanos".

El deporte comenzó para ellos, entre juegos, en un colegio de primaria de la capital eslovena llamada Bevk y continuó, más en serio, en uno de los mejores centros educativos del país; un instituto con un elevado programa deportivo donde les exigieron resultados académicos en las aulas y victorias en las canchas de baloncesto. Juntos formaban pareja bajo los aros de la liga escolar y, como parte del programa de KK Unión Olimpja, ganaron los cuatro campeonatos nacionales en los que participaron.

Pero todo tuvo un inicio y Uros Slokar recuerda la figura de su primer entrenador: Aleks Pece. Mister Pece, para el pívot amarillo. "Entonces éramos niños, teníamos mil distracciones, pero él fue el primero que vio en nosotros algún tipo de potencial y nos introdujo de verdad en el juego del baloncesto. Por eso, ambos le debemos mucho por ello", recuerda ahora Slokar. Mientras, a los nueve años de edad, Erazem Lorbek, era un niño que destacaba pero lo hacía en el piano y, entonces, al elegir entre la música y el baloncesto, se decantó por el balón, por la calle y los amigos. Uros revive aquellas tardes de barrio. Ahí donde ellos, como cualquier otro niño de su generación, jugaban a ser Jordan y Pippen. Ahora ambos cultivan un estilo parecido, basado en la defensa, la inteligencia y, como no, en el tiro exterior. "Creo que esto quizás responde al perfil de jugadores altos que se trabajaba antes en países como Eslovenia y que son también característicos de la extinta Yugoslavia", explica antes de añadir: "En ese tiempo era el tipo de jugador en el que todos se fijaban y por supuesto se trabajaban esas cualidades por encima del resto".

Tras la liga escolar, ambos jugadores optaron por un equipo menor. Era el Jezica, donde también jugaba Domen Lorbek, hermano menor y exjugador de Estudiantes y Lagun Aro. El siguiente paso para Slokar fue el Geoplin Slovan de la capital donde, en la temporada 2002-2003, fue nombrado mejor jugador joven del país y subcampeón del equivalente a la Copa del Rey, un logro inimaginable para un equipo menor. La separación, ineludible, había llegado antes cuando a Lorbek le llegó una oferta de la NCAA para jugar en la universidad de Michigan State y él, se convirtió en jugador profesional. "Fue el primer momento en que estuvimos separados, pero no pasó mucho tiempo hasta que nos reencontramos relativamente cerca, en Italia y a una hora de distancia en coche, al fichar yo por la Benetton de Treviso y Lorbek firmó por el Fortitudo Bolonia", cuenta Slokar. Siguieron muchos equipos, la fugacidad de la NBA y el éxito en el baloncesto europeo. Ahora, Uros Slokar defiende los intereses del Gran Canaria y Erazem Lorbek los del vigente campeón. "Esta semana no he querido llamarle, porque ha estado concentrado en la Euroliga, pero le veré al llegar a Barcelona. No somos hermanos, pero si amigos muy cercanos. Llevamos juntos los últimos 20 años, estamos cerca el uno del otro y sí se podría decir que de alguna manera somos compañeros de batalla", concluye éste.