Del negro al blanco. De la luz a la oscuridad. La UD Las Palmas mostró dos caras en su visita a Madeira. En la primera parte dominó al Marítimo de Funchal, un rival al que empequeñeció y tuvo contra las cuerdas. Sin embargo, tras la salida de vestuarios todo cambió. Los de Lobera se dejaron el orden, la estrategia y la intensidad en la caseta y en diez minutos sufrieron un baño antológico refrendado con dos goles por un equipo local que parecía jugar contra niños. Además, perdura el maleficio de cara al gol y es que a día de hoy la UD tiene el alma de un león pero los colmillos de un gato de salón.

El entrenador amarillo dio entrada a Spas Delev, la nueva bala insular, en el equipo titular a pesar de que tan sólo lleva unos entrenamientos con el grupo y el internacional búlgaro no defraudó en su debut. El 22 amarillo es un futbolista con neumáticos de la fórmula uno y una intención criminal de cara al marco rival. Aporta esa verticalidad que necesita un sistema como el que pretende instalar Lobera en esta temporada incipiente.

Su presencia en el encuentro fue de lo más positivo en un duelo en el que los dos técnicos cruzaron sus intenciones. Mientras que el visitante alineó a un once de competición, su homónimo en el banquillo local hizo lo contrario y dejó a sus jugadores más desequilibrantes para la segunda mitad. De esta manera, y sin beneficio amarillo en los primeros 45 minutos, el arranque del segundo tiempo fue una pesadilla ideada para los canarios por el mismísimo Fredy Krueger.

Sin embargo, la UD demostró hechura y fundamentos en el primer parcial. A falta de algo menos de dos semanas para el inicio de la liga, Las Palmas es una escuadra con consistencia en el centro del campo. Ayer, Valerón ocupó la posición de mediocentro junto a Javi Castellano y el movimiento del balón, libre de fronteras, no tuvo barrera alguna. Nauzet es el mejor socio del 21 amarillo y ambos se buscan para construir cada jugada de ataque. Pero además, la UD intentó combinar con rapidez y fluidez cerca del área y por momentos lo consiguió con brillantez. Tana y Delev le dieron profundidad al juego amarillo. El búlgaro se estrenó como delantero en punta y buscó siempre las bandas para entrar en contacto con el cuero elemental. Mientras, Máyor desplegó su fútbol entre líneas y mostró inteligencia en cada acción. Su función consistía en abrir a la banda y buscar el remate en el corazón del área.

La apuesta amarilla, por el contrario, facilitó las acciones al contragolpe del conjunto local, que descaradamente buscó la velocidad de sus dos alas, Heldon y Sami. Mientras, Derley en punta fue un quebradero de cabeza por su constante movilidad entre Deivid y David García, los centrales.

Así, en el minuto 12, el delantero Derley estuvo a punto de rematar dentro del área. Era la tercera ocasión en que se aproximaba a los dominios de Raúl. Mientras, Nauzet y Delev buscaban, a su vez, la portería rival con disparos lejanos pero encontraron siempre un bosque de piernas. En el 23, Derley tuvo el gol a tiro, pero a la hora de definir un balón llovido disparó al aire cuando tenía el remate a bocajarro y a Castillo en el suelo. La UD contestó a continuación pero a Delev le faltó un centímetro para acertar con un buen centro de Aythami. El búlgaro forzó el córner.

Lobera, mientras, pedía más remate en alguna de las numerosas oportunidades a balón parado de las que dispuso, sin acierto alguno, el plantel amarillo y pese a que Nauzet por último intentó un gol olímpico que casi sorprende a un portero que, a continuación, se lució con la parada del partido. Era el minuto 32 y la UD encontró su mejor ocasión. Nauzet peleó un balón en el centro del campo y que salió rebotado hacia Delev. El juez de línea levantó el banderín cuando había tocado en el rival. Máyor protestó sin darse cuenta de que el árbitro dio validez a la acción. Ése fue el segundo que después le faltó para llegar a definir con claridad el gol que le sirvió Delev. El ex de la Ponferradina llegó tan justo que al golpear lanzó al balón al lado donde se encontraba el portero local José Sá, que detuvo en dos tiempos. La UD llegó al descanso con sensaciones inmejorables. Y entonces, por desgracia, todo cambió.

La UD, noqueada

El equipo que entrena Pedro Martins no especuló y salió en tromba de los vestuarios a por el partido y arrasaron a la UD en los primeros minutos de la segunda mitad. El acoso era total. Primero, un tiro al palo de Danilo Dias, que acababa de saltar al campo y que había cogido dormida a la zaga amarilla. El extremo luso se fue sin oposición alguna, encaró a Raul y cruzó en exceso su disparo. El balón rebotó en el poste y Danilo disparó, por segunda vez, forzado.

El dominio continuó. La UD, noqueada, no pudo aguantar el balón y el Marítimo generó, en un pestañeo, otras dos ocasiones antes de que el propio Danilo lanzara desde la esquina un centro medido a la cabeza de Gegé, que se elevó entre todos los amarillos para dirigir el cuero a la cepa del poste derecho de Raúl Lizoain. El arquero canterano se estiró todo lo que pudo e incluso llegó a tocar el balón, pero el gol era sencillamente insalvable. La UD, sin control sobre el centro del campo, acumuló error tras error y se encontró con un torrente de oportunidades. En cinco minutos, cinco ocasiones de los lusos.

La tormenta no amainó. A los once minutos de la segunda parte, la zaga amarilla no acertó con un despeje sencillo y el cuero le llegó manso al brasileño Rodrigo Lindoso en el vértice izquierdo del área para que éste, con la diestra, golpeara con rosca para superar en un gesto de calidad a Raúl, al más puro estilo Thierry Henry. Todo un golazo. La UD no sólo estaba noqueada sino que escuchaba, sin poder reaccionar, la cuenta atrás hasta llegar al diez. El equipo local había dado entrada a sus mejores jugadores tras el descanso y los amarillos pagaron sus errores con goles. La grada del Estadio Dos Barreiros, el día de la presentación del Marítimo era, ahora sí, una fiesta.

Los portugueses habían orientado todo el juego por la banda diestra y Castillo parecía sufrir ante la velocidad de los extremos lusos. Sin embargo, el vasco fue una víctima más. La diferencia estuvo en el centro del campo. Los lusos presionaron hasta con cinco jugadores a Vicente y Valerón, que demasiado alejados uno del otro, perdieron el control y el centro del campo se convirtió en una autopista con un solo sentido para la salida del conjunto local. Cada acción al contragolpe era una ocasión de gol clara para el Marítimo.

Lobera reaccionó dando entrada a cinco nuevos jugadores de banquillo. De golpe, salieron Castillo, Deivid, Valerón, Aythami y Nauzet y entraron Hernán, David Simón, Carlos, Dani Castellano y Asdrúbal. Fue la presencia de Hernán, junto a Vicente, lo que cortó la hemorragia en la medular.

Tras esto, el ritmo del encuentro decreció por fortuna para la UD. Los amarillos buscaron entonces a Chrisantus, inédito, hasta entonces, en ataque. Los de Lobera crearon peligro con varias acciones a balón parado pero sin remate final. Mientras, en el minuto 25, el Marítimo encontró de nuevo a Danilo Dias por la banda derecha, un puñal, y su remate lo detuvo Raúl en dos tiempos. El verde y rojo portugués tenía una mayor punta de velocidad. Aún así, los de Lobera se recomponen y tienen mayor presencia.

En el minuto 75, Asdrúbal fue parado en falta cuando se marchaba sobre la portería del Marítimo. La falta la lanzó Momo y se le escapó por poco sobre el arco que ahora defendía Wellington Gomes.

En el 38, Chrisantus dibujó un centro preciso que se cruzó sin remate por el área lusitana. Dos minutos después, el nigeriano sí encontró a Asdrúbal en el interior del área rival. El canterano disparó de volea, pero el cuero golpeó en la espalda de un rival y acabó en un nuevo córner sin peligro alguno.

La UD no tuvo ayer suerte en las jugadas de estrategia, un mal de la temporada anterior que parece haber heredado el equipo en el presente. Momo insistió una vez más al meter un balón al corazón del área en una jugada a balón parado pero obtuvo el mismo resultado. El partido se cerró con una nueva llegada de los portugueses por la banda derecha, pero esta vez, Raúl detuvo sin problemas.