Rafael Nadal, número 8 del mundo, volvió al Abierto de Estados Unidos con la firme voluntad de enmendar una temporada complicada a golpe de agresividad. "Jugando mal o jugando bien, tengo que jugar agresivo", aseguró.

Nadal, que no pudo competir el año pasado tras haber ganado en 2010 y 2013 el torneo, volvió con inseguridades tras los resultados decepcionantes en Cincinnati, Montreal y, sobre todo Wimbledon, pero aún así se impuso a su rival, el jovencísimo croata Borna Coric, en la primera jornada del Abierto.

El resultado final fue holgado (6-3, 6-2, 4-6 y 6-4) pero la joven promesa, a sus 18 años y ya en el puesto 33, le puso al exnúmero 1 en más de un aprieto.

La agresividad en Nadal significa jugar los restos en la parte delantera de la pista y volver solo en contadas ocasiones a la parte trasera. "Hoy solo me fui atrás en el momento en el que me sentía que estaba con el golpe de calor, estaba deshidratado. No tenía energía en ese momento, pero luego en el cuarto volví a restar delante", explicó con honestidad, pero quitando importancia a una constante fisiológica suya: "Yo siempre sudo mucho".

En cualquier caso, si bien Coric fue un rival digno, en la pista Arthur Ashe ("la más complicada del mundo", según Nadal) el jugador de Manacor también se enfrentó a sus propios fantasmas del éxito pasado, de la fragilidad presente y de la incertidumbre futura.

"Uno tiene que estar preparado, si no lo estoy ahora lo voy a estar en unos meses", se decía con convicción y mostró sus ganas de actualizar su juego.

Nadal se convirtió así en el octavo español en clasificarse para la segunda ronda. Sólo no se clasificó Andújar, por lesión.