Decenas de miles de personas se han echado este domingo a la calle en la ciudad condal, para rendir culto al campeón de Liga, el Barcelona, cuyos jugadores se han dado un enorme baño de masas, durante las casi dos horas y media que han durado los festejos a bordo de una guagua descapotable.

Gerard Piqué ejercía de maestro de ceremonias colocando cuidadosamente el trofeo que les acredita como campeones de Liga en la parte delantera de la guagua y éste empezó a rodar en dirección a la inmensa marea humana.

La celebración de los jugadores estuvo muy alejada de alguna rúa anterior, en la que el desmadre generalizado y la ingesta indiscriminada de cerveza fueron, en alguna ocasión, protagonistas durante casi todo el trayecto. La de ayer, en cambio, fue una celebración más tranquila, serena, con los futbolistas más preocupados por hacerse 'selfies' e inmortalizar algunos momentos para subirlos a las redes sociales que por interactuar con los aficionados.

A ambos lados de la guagua, el comportamiento de la seguidores culés era el de siempre. Miles y miles de personas -muchos padres con sus hijos- ataviados con 'senyeres' y bufandas y banderas del Barcelona y entregados a sus ídolos bajo una lluvia de confeti azul y grana.

El gentío se hacía cada vez mayor a medida que la comitiva avanzaba por la avenida del Paralelo hacia la plaza de España y eso fue activando, poco a poco, a los jugadores. También lo hicieron algunos 'hits' que sonaron a todo trapo, como el 'I will survive' de Gloria Gaynor o el 'Viva la vida' de Coldplay.

Con dos capitanes al frente de la guagua -Andrés Iniesta y Sergio Busquets- la rúa superaba la plaza de España para enfilar la avenida María Cristina con las fuentes de Montjuïc de fondo.

Fue ese tramo final el que congregó a la mayor cantidad de aficionados y excitó más al equipo, formando una postal excepcional que sirvió de epílogo.

No hubo parlamentos finales ni declaraciones, como tampoco sonó el himno del Barça ni tampoco se tiñeron las fuentes de Montjuïc con los colores azul y grana. Y es que al equipo aún le queda un título por jugar. Quizá dentro de unos días, si los hombres de Luis Enrique ganan también la Copa del Rey, sea el momento.