Parece que siempre que se pierde una final, se apela a lo mismo. Valores como el orgullo, la raza o el honor salen a flote en las victorias, pero en las derrotas dolorosas, como es la de perder una final por un título, esa serie de fundamentos casi intangibles se asoman como recurso fácil para suavizar un tropiezo duro. Sin embargo, en el caso del Rocasa Gran Canaria ,la historia es distinta. Porque cada uno de esos principios es parte del equipo de Las Remudas, gane o pierda.

Ayer le tocó caer en la vuelta de la final de la Challenge Cup (27-23), pero derrochó honor y orgullo en cada instante del partido. Peleó hasta el último tramo del partido por conquistar su segundo cetro continental, pero cayó con la cabeza alta ante el MKS Lublin, campeón, al que llegó a tener atragantado en la segunda mitad. Y es que cada vez que el equipo polaco parecía que iba a sentenciar la final, el Rocasa sacaba litros de rabia para pelear por la Challenge Cup hasta el último respiro que pudiese dar.

La puesta en escena del Globus Hall de Lublin daba miedo. En un fondo, se desplegaron tifos, los aficionados gritaban de pie y el ruido que emanaba de ese lado era algo más que notable. Pronto, el resto se contagió. Con tremendo panorama, evitar caer en la encerrona que tenía preparado el MKS Perla Lublin era la primera premisa. Fundamental si el equipo de Antonio Moreno quería tener opciones.

A todo eso se le sumaba la interrogante de hasta dónde iban a permitir el listón los árbitros arzebayanos, un dato a valorar en una final ante un equipo tan rocoso como el MKS Lublin. De entrada, el Rocasa mantuvo el tipo (2-2, min. 5). El Rocasa tenía claro el camino: si quería tener opciones de llevarse el título necesitaba pelear cada defensa como si fuera la última, intentar contrarrestar la superioridad física polaca con dientes y garra.

Y con eso, que lo estaba poniendo, el MKS Perla empezó a darle bocados al marcador. Sobre todo agarrado a la efectividad de la guardameta Weronika Gawlik, que puso tres paradas épicas para que las suyas volaran en el electrónico (5-2). Sin embargo, el Rocasa le volvió a tomar el pulso al partido. Se recuperó con un parcial de 1-3, con Pizzo y Mbengue como pilares en ataque para meterse en el partido otra vez (6-5). Le había costado un mundo llegar hasta aquí al Remudas y no iban a dar su brazo a torcer con facilidad.

Silvia Navarro había empezado a aparecer y aunque la buena nueva tenía su peso, el MKS Lublin se mantenía firme. Encontraba resquicios en la muralla amarilla y seguía sostenida por Gawlik bajo palos. El Rocasa no podía superar el durísimo 6-0 que imponía el Lublin, sobrado de centímetros. Sin balones a los extremos y sin poder correr la pista, el camino estaba en la mano de Mbengue, Pizzo, Macedo y Schuster.

Lo pasaba mal el Rocasa. El Lublin se había labrado un parcial peligrosísimo de 4-1 (10-6) que hizo saltar las alarmas de Antonio Moreno. El tiempo muerto que solicitó no cambió demasiado las tornas y el equipo polaco se marchó de cinco goles en el marcador (11-6). El título y la final corría peligro.

Toscano, inteligente en el adelantado, inquietó algo más a las polacos tras el tiempo de reflexión que pidió Antonio Moreno. El Rocasa pudo filtrar a Haridian Rodríguez una serie de balones que acabaron en la red polaca. La reacción, con cuatro goles de la pivote internacional, se materializó en un parcial de 1-5 que puso al equipo grancanario a un solo gol en el marcador (12-11). EL Rocasa estaba muy vivo.

Pudo empatar el Rocasa el partido antes del descanso en dos ocasiones. Primero, en una jugada que acabó en pasos de María Gonzáles; después, con un lanzamiento de Vika Macedo que acabó desviado por Gawlik. El MKS Lublin se recuperó de la asfixia que estaba viviendo con un gol que le dio aire (13-11). Y volvió a respirar cuando Januchta salió a escena para detener un penalti a Haridian Rodríguez, impoluta desde los siete metros hasta el momento, para marcharse al descanso con dos goles de renta. Aún así, el Rocasa estaba muy vivo.

"Estamos, estamos", le gritaba Silvia Navarro a Tiddara Trojaola antes del inicio de la segunda mitad. El Rocasa había demostrado que podía pelearle la Challenge Cup al mastodóntico MKS Lublin. Pero de entrada en los últimos 30 minutos de partido, la historia no empezó bien para el conjunto amarillo. Comenzó duro el equipo polaco con un 3-1 de parcial (16-12). Perdió efectividad las dos porterías y la copa se puso cuesta arriba. El Rocasa, con el 17-12 en el electrónico, necesitaba una epopeya.

Ajustes

Reajustó el equipo Moreno con un par de cambios y Manuela Pizzo, desde los 7 metros por dos veces, recortó distancias. Siguió remando el Rocasa, con Toscano al mando para volver a ver al MKS Lublin de cerca. Cuando la lona parecía su final inmediato, el Remudas se repuso. El 1-5 de parcial que se había sacado de la chistera el Rocasa hacía que el Lublin sintiera su aliento en la nuca. Se volvía a colocar a un solo gol (18-17, tras un tanto de Macedo).

El Rocasa estaba ante su momento. Pero el Lublin lo volvió a hacer. Sacó su arsenal para volver a distanciarse con un margen entre dos y tres goles. Ahí bailó el equipo grancanario durante un buen rato. Sobrevivió incluso a una exclusión de Macedo con una Carmen Toscano imperial. Y se volvió a colocar a solo un gol después del primer tanto del partido de Trojaola (22-21, min. 48).

Pero se le resistía la igualada. Macedo envió la opción para empatar a la escuadra. Pero Tiddara Trojaola no hizo lo mismo en la siguiente jugada para empatar el partido a 22 goles. A partir de ahí, el empate le valía para besar la gloria al Rocasa tras el resultado de la ida. Quedaban diez minutos. Gawlik evitó con una mano prodigiosa que el Rocasa se pusiera por delante negando de nuevo a la brasileña Macedo. Tuvo otra acción más para ponerse por delante, pero González cometió pasos. A la siguiente, el Lublin no perdonó (22-23).

La tensión crecía y cualquier acción comenzaba a ser clave. El Globus Arena se ponía en pie, enloquecía. Con los decibelios por todo lo alto, el Lublin a falta de cinco minutos, volvía su renta de dos goles (24-22). El Rocasa lo pasaba mal.

La estocada llegó con la segunda exclusión de Macedo. Con ella llegó un tanto de Achruk que mató el partido (25-22, min. 57). Repitió tanto la lateral y el partido y el título se esfumaron. Más aún cunado Nocun marcó a puerta vacía. Ni siquiera la falta de respeto que cometió Robert Lis, entrenador local, al solicitar un tiempo muerto para celebrar el título a falta de unos segundos empaña el trabajo de las mujeres de Antonio Moreno. El Rocasa se despedía segundo a segundo decía adiós un título que ya ha saboreado y que tendrá que esperar un tiempo más para que vuelva a Las Remudas. Porque el Rocasa, en esta senda de raza y orgullo, mezclado con un talento que no se compra, tendrá más en el futuro.