Si alguien piensa que lo que consiguió ayer el Rocasa Gran Canaria, al levantar su segundo título de la Challenge Cup, es fácil, que sepa que está equivocado. No lo es. No es sencillo volver a ganar un título continental, ni tampoco hacerlo ante un buen rival, un buen equipo de balonmano.
¿Y por qué no es fácil? Lo primero, por el adversario. El SPR Pogon Szczecin no vino aquí de turismo, de vacaciones con el pasaporte a tomar el sol. No son cojas tampoco. Desde el calentamiento se veía que tenían en su mentalidad la idea de poder remontar la eliminatoria. De hecho, se llevaron el partido. En la primera parte fueron a por todas y las nuestras supieron aplicarse para acabar con su fe. Subieron la intensidad del partido, elevaron el nivel defensivo, que por momentos estuvo cerca de la la perfección. Y eso es dar ya el primer paso.
Aunque el primero de todos ya se dio hace una semana en Polonia. Ahí estuvo la gran clave de esta final porque jugar una vuelta de una final europea en casa con siete goles de renta es un lujo. Un resultado como ese es muy difícil de levantar, pero también de conseguir por lo que es otro aspecto que se tiene que poner en valor a este Rocasa.
Aquel 23-30 le permitió al equipo tener hoy la tranquilidad de verse por delante siempre. Y aquí se ha gestionado ese resultado, que incluso ha posibilitado rotar jugadoras durante toda una final, sabiendo que el equipo tiene por delante tres citas muy importantes para culminar un año que puede ser histórico. A nadie se le esconde cuáles son: tres partidos para ganar por primera vez en la historia del club la Liga Guerreras Iberdrola. Algo que sería todo un sueño. Porque lo que nos queda por delante es -y más puede ser al final de todo este camino- muy bonito.
Desde esa perspectiva, pensando en una semana con dos partidos en un puñado de dísa, la gestión de los minutos era también necesario. Ya no lo era tanto ganar o perder: lo importante era ganar el título y eso estaba casi consiguido.
Carlos Herrera interpretó ese detalle. Hemos compartido entrenamientos durante años y también la dirección de los partidos. Sé que no se siente extraño ahí como jefe, como responsable de todo el banquillo. Al final de los 60 minutos, el quinto título para el club se quedó en casa. Y, como decía al principio, no es fácil. Por continuar diciendo razones, por el esfuerzo y dedicación del club, que siempre ha tirado por la cantera. Los resultados están ahí: siempre se ha contado con ellas y ellas responden.
La gran mayoría de estas jugadoras, que se desviven por este deporte, tienen más vida. Hay muchas que están terminando sus estudios, otras que preparan oposiciones. Nadie se va a hacer rico en el balonmano. Es ley de vida y hay que pensar en el futuro. Lo que nadie les podrá quitar nunca es este trozo de historia que ya tienen en su mano. Y todavía pueden alcanzar más.
Paco Santana. Entrenador de balonamo, ex del Rocasa Gran Canaria.
