En el ring del cielo ya combate el eterno. El púgil teldense Miguel Calderín Liria 'Kimbo' falleció esta mañana a la edad de 83 años en el Hospital Insular de la capital grancanaria Con más de 100 combates a sus espaldas, fue tres veces campeón de España. Dejó los guantes y se pasó al gremio del taxi, ganándose a sus clientes desde el ingenio y su humanidad. Se va un deportista único, de gran carisma, que dejó el boxeo a finales de la década de los sesenta (1966).Miguel Calderín Liria

nació en la ciudad de Telde (2-8-1936) en el seno de una familia modesta. Era el menor de una saga de cinco hermanos y creció junto a su abuela en una casa de alquiler en la calle El Roque -barrio Los Llanos-. Creció gracias al esmero de su madre, que fue lavandera, y de la cartilla de racionamiento. Pasó por la escuela y a las 12 años comenzó a trabajar de aguador. Aparcó la formación a las clases nocturnas con el Colegio Labor. Se enamoró del boxeo en el gimnasio de la calle Juan Diego de la Fuente. Los golpes de Antonio Betancort 'Kid Moreno' y la clase de Domingo Artiles 'Montaña' le pusieron en órbita. Adrenalina, tensión, sangre y la gloria. En el edificio de la Sociedad de Telde estrechó la mano al que sería su preparador: Quico Monzón. Del saludo a los guantes. De los guantes a un volante.

Trabajó en el sector del empaquetado de tomates, lavado de vehículos, camarero, mecánico y jardinero. Es el mejor boxeador en la historia de Telde con más de 100 combates y se coronó como campeón de España en tres ocasiones (1957, 1958 y 1959). El 29 de marzo contrajo matrimonio con Josefa Benítez Morales, el amor de su vida. Junto a la urbanización Lomo de la Herradura, Kimbo tiene una calle como tributo a su condición de terremoto en el cuadrilátero.

La antorcha de Barcelona 1992

Kimbo portó la antorcha en representación de Telde durante el paso de la llama de Barcelona 1992 por la Isla junto a los regatistas Fernando León -que sería oro en Atlanta 1996-, Josele Doreste -oro en Seúl 1988- o los olímpicos Carmelo Cabrera y Manolo Guerra. Es solo una muestra de su huella en la ciudad de los faycanes. Sus guantes forma parte del museo del vecino de Jinámar Antonio Santana 'el Virula', como relató este medio en un reportaje. Los guantes de la vida. Un latir que pertenece al paisaje teldense. Adiós al peso wélter del taxi.