Mundial femenino de fútbol

Alexia Putellas se aleja de los focos pero habla en el campo

Mientras todos hablan de ella, Alexia se aleja de todo el ruido y solo se centra en el balón

Estuvo activa y participativa, originó el primer tanto y asistió a Jenni en el segundo

Alexia Putellas.

Alexia Putellas. / EFE

Maria Tikas

Cuando juega Alexia Putellas, se para el Mundo. Y ella sigue a lo suyo. Su pelo rosa ya un poco descolorido. Sus auriculares. Su capucha. Mientras todos hablan de su persona, nada más que el balón existe para ella. No hay ruido que pueda travesar su mente. Desde las horas antes del partido hasta que se acuesta. Y cuando Alexia es feliz, se respira un aire diferente en el campo. Solo necesita, para ello, un balón y encontrarse bien. El resto va solo.

Los mejores minutos de España en los últimos años, y seguramente en la historia, coincidieron la su primera titularidad en este Mundial. Su presencia en el once inicial fue una incógnita hasta el último momento, tras unos últimos días de dosificar entrenamientos y partidos para evitar el mínimo riesgo de lesión en su largo proceso de vuelta al verde, que ha coincidido con unas pequeñas molestias ya totalmente controladas.

Su mejor partido

Cuarenta y cinco minutos le bastaron contra Zambia, no había necesidad de forzar la máquina. Muy activa y participativa en todas las facetas, sus llegadas desde segunda línea fueron agua de mayo para España. Generó superioridades en campo rival y pidió calma a sus compañeras en los momentos de cierto descontrol. 78 toques, un 87% de precisión, dos pases claves, una gran ocasión generada, cuatro de cuatro regates finalizados con éxito y cuatro de cuatro duelos individuales ganados. Originó la jugada del primer tanto tras una preciosa combinación con Mariona Caldentey y asistió a Jenni Hermoso en el segundo, con un caramelo en forma de centro.

Cuando alguien como Alexia, la deportista que más masas mueve a día de hoy y que ha marcado un antes y un después en el fútbol, está en el campo en un escaparate como el que supone la Copa del Mundo, hay rivales que, pese a acabar de quedar eliminadas del torneo, como Mary Wilombe, de Zambia, dejan sus lágrimas a un lado durante unos minutos para pedirle una foto. Hay periodistas que cuentan que han cruzado el charco solo para intentar hablar con ella, aun sabiendo que es prácticamente imposible. Y hay aficionados de todo el planeta que ya nunca lavarán esa camiseta que lucían porque ahora lleva su firma.

Felices por ella

Sin embargo, el mejor elogio es el de sus compañeras, que afrontan el partido diferente con ella en el campo. “Todo el mundo cuando juega Alexia está feliz, nos aporta todo lo que te puede aportar una Balón de Oro en el campo”, decía Olga Carmona. “Jugar con ella es increíble, me alegro un montón que después del año que ha pasado pueda estar aquí”, explicaba Tere Abelleira, que recibió una ‘colleja’ en forma de broma en la celebración de su gol. “Pasarán los años y seguirá siendo la mejor, no hay otra como ella”, concluía Jenni. Por último, una reflexión de Paredes: “Estamos contentas de que haya vuelto al once, de que vaya mejorando, de que se vaya encontrando de nuevo y con ganas de que vuelva a su mejor nivel, pero también creo que hay que dejarla tranquila, está a un muy buen nivel, pero nos tiene acostumbradas a un nivel de Balón de Oro, al que estoy segura de que le queda nada por llegar”.

Y es que Alexia Putellas está siendo el nombre más repetido del Mundial. Todos aquí, en las Antípodas, en Nueza Velanda y en Australia, hablan de ella. Quieren verla jugar, marcar goles, asombrar al Mundo. Sin embargo, ella va poco a poco. De naturaleza introvertida y poco amante de los micrófonos y las cámaras, pasa de lejos de los focos. Solo existe el balón.