Se intentó pero no fue posible. La mayoría de los hoteleros canarios secundó la hoja de ruta que puso sobre la mesa el presidente del Grupo Iberostar, Miguel Fluxá. El plan Fluxá consistía, básicamente, en convertir el dinero que Thomas Cook adeuda a los hoteles españoles en capital de la propia multinacional, con el objetivo de que los bancos dieran algo más de tiempo a la firma de origen británico. Una recapitalización en toda regla. El sector venía viéndole las orejas al lobo desde hacía semanas, y sabedores de que era preferible renunciar a los cien millones que Thomas Cook les debe „40 corresponden a los hoteleros del Archipiélago„ a pasar el vía crucis que ahora tienen que afrontar, los empresarios de Baleares, con el apoyo de los canarios, intentaron convencer tanto a las autoridades del Reino Unido como a los inversores chinos de Fosun. Sin embargo, ni británicos ni asiáticos vieron factible la propuesta. No en vano, hoteleros de otros destinos a los que Thomas Cook también debe sumas importantes „especialmente los griegos aunque también dos de las grandes cadenas españolas„ no estaban por la labor de perdonar lo que se les adeuda.

Lo cierto es que las patronales de la Comunidad Autónoma llevaban mucho tiempo en alerta. Y las alarmas se dispararon definitivamente el pasado mayo, cuando el consejero delegado de Thomas Cook, Peter Fankhauser, se lanzó a culpar al Archipiélago de parte de los problemas de la compañía. En concreto se quejó de los "altos precios" de la primera industria de la región, una acusación a la que reaccionaron inmediatamente tanto las dos patronales hoteleras de las Islas, Ashotel y la FEHT, como también la Confederación Española de Agencias de Viajes, que recordaron que los bajos precios en países competidores como Túnez, Turquía o Egipto tienen mucho que ver con los también bajos e incluso bajísimos sueldos que se pagan en esos países. En ese momento ya hubo en el sector quien dio por descontado que Thomas Cook no iba a sobrevivir. Y aunque a mediados de julio pareció que se equivocaban „fue entonces cuando los inversores chinos de Fosun anunciaron su intención de inyectar 830 millones al capital de la firma británica„, los peores augurios se han hecho realidad.

El plan Fluxá llegó a la mesa de negociación en que estos últimos días se decidió el futuro de Thomas Cook. Es verdad que implicaba renunciar a un dinero importante, pero no menos cierto es que lo que estaba en juego era sencillamente vital: nada menos que alrededor de un 20% de la facturación del sector turístico canario; o lo que es lo mismo, el equivalente a entre un 6 y un 6,5% del PIB de la Comunidad Autónoma. Ashotel y la FEHT lo intentaron. De hecho, los propios directivos de Thomas Cook, tal como ha podido saber este diario de fuentes de toda solvencia, enviaron cartas a las patronales y las principales empresas del sector a modo de SOS. El presidente del Grupo Iberostar decidió implicarse personalmente bajo la convicción de que el gigante de la turoperación aún podía resultar viable. Llamó personalmente a colegas del sector para convencerlos de convertir el dinero que se les debía en capital. En Canarias encontró una mayoría de apoyos pero no en toda España, donde dos grandes cadenas no estuvieron por la labor. El plan de salvación preveía también que el grupo de empresas que de algún modo condonaba la deuda „en realidad no se renunciaba al cobro sino que se aplazaba„ ejercería un control sobre el rumbo de la compañía desde dentro del consejo de administración. Un plan ambicioso que, sin embargo, fracasó.

Los inversores chinos juzgaron insuficiente la cantidad que habría entrado al capital de Thomas Cook con la reconversión de la deuda. Para conseguir convencer a los bancos acreedores de la idoneidad del plan Fluxá hacía falta que el esfuerzo que estaban dispuestos a hacer la mayoría de los hoteleros españoles lo hicieran también sus colegas de otros destinos. Y la mayoría de los griegos, por ejemplo, entendió que ya han tenido suficientes crisis por tierras helenas como para de alguna forma hacerse cargo también de la crisis de una multinacional con raíces británicas. Ya sea un error de cálculo ante lo que está por venir o la convicción de que la estrategia de salvación de Fluxá en realidad solo suponía dar aire a un cadáver, lo cierto es que tampoco en el Reino Unido acabó por convencer.

Así pues, el escenario ante el que ahora se levanta el telón no solo implica que los hoteles de España, en general, y de Canarias, en particular, no cobrarán ni un euro el día previsto „3 de octubre, cuando estaba pactado que Thomas Cook transfiriese los cien millones„, sino que, además, hay establecimientos que contaban con un 90% de ocupación y que de repente solo tienen un 30% de las reservas cubierto. Estos últimos son ahora la principal preocupación de las patronales de la Comunidad Autónoma, ya que sin ayudas será difícil que sobrevivan.