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Golpe a la economía regional | Una caída histórica

Canarias no ha tocado fondo: la pesadilla durará hasta 2023

En el mejor escenario, la economía aún seguirá en la uvi al comienzo de 2021 | Recuperar el PIB de 2019 no será posible antes de cinco años

Salvar la temporada turística de invierno es clave para mitigar el golpe. En la imagen, un centro comercial vacío.

“No hemos tocado fondo, y hasta no tocar fondo no sabremos con certeza qué teclas hay que tocar”. La advertencia de Miguel Ángel Sánchez Martín, decano del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, da una idea de la magnitud del reto que Canarias tiene por delante. A pesar del durísimo golpe que el coronavirus le ha propinado a la economía regional, aún quedan meses en los que la otra curva de la pandemia, la del PIB, seguirá cayendo. ¿Cuántos? Si se salva parte de la temporada turística de invierno, el Archipiélago estará en lo más oscuro del pozo antes de final de año; si no es así, la caída continuará al menos otros seis meses, hasta mediados de 2021. Y hasta entonces, hasta que las Islas no puedan mirar desde lo más profundo del agujero, no podrá saberse la distancia exacta que las separa de la superficie. En cualquier caso, que nadie cuente con despertar de la pesadilla antes de 2023, y eso en el mejor de los casos.

El escenario a corto y medio plazo depende de un factor por encima de cualquier otro: de que España y Canarias sean o no capaces de controlar los rebrotes de la Covid-19. Si la Comunidad Autónoma consigue poner coto a la pandemia, Alemania y el Reino Unido sacarán al Archipiélago de la lista negra de territorios a los que desaconsejan viajar por el riesgo de contraer la enfermedad. En tal caso, “volveremos a recuperar algo de actividad”, como ocurrió tras el final del estado de alarma, pero en ningún caso la maquinaria turística estaría al cien por cien, ni muchísimo menos. De hecho, el economista José Miguel González, director de Consultoría del despacho Corporación 5 y ex director general de Trabajo del Gobierno de Canarias, precisa que la caída del Producto Interior Bruto (PIB) será de un 25% aun cuando comiencen a llegar turistas extranjeros en lo que queda de año. Pero al menos habría algo de oxígeno. Los nubarrones se verían más amenazantes si cabe en el caso de que las Islas no logren controlar el número de casos de coronavirus y no puedan dar garantías sanitarias a los países emisores de turistas. De ser así, de no conseguirse la reactivación de la primera industria regional, que sería tanto como decir que no se ha logrado someter al coronavirus, se abriría otro posible doble escenario.

El dinero de Europa llegará sí o sí, pero quedan dos grandes incógnitas: cuánto y cuándo

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González hace hincapié en que entonces lo fundamental sería si la Administración pública, los Gobiernos, seguirían o no manteniendo los actuales niveles de auxilio económico. Si continuarían los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor, si continuarían las líneas de créditos blandos, si se mantendrían las moratorias para el pago de impuestos y tasas... En definitiva, si el Estado, la Comunidad Autónoma, los cabildos y los ayuntamientos tendrían o no el músculo suficiente para seguir financiando un incremento tan desmesurado del gasto público. Es cierto que España va a recibir de Europa 72.500 millones de euros a fondo perdido, esto es, que no tendrá que devolver, para paliar las consecuencias de la pandemia en la sociedad y la economía, pero es igualmente cierto que solo una parte, 12.400 millones, se destina para hacer frente al golpe en el corto plazo. El resto está vinculado a la puesta en práctica de un plan de reformas e inversiones para la transformación y el crecimiento económicos, de modo que las autonomías tendrán que presentar proyectos para hacerse acreedoras a parte del dinero.

Canarias aspira a arañar 3.570 millones de euros, algo más de 2.000 millones entre 2021 y 2023, pero en estos momentos no deja de ser una aspiración. Llegará dinero de Bruselas sí o sí, pero hay dos incógnitas por resolver: cuándo llegará y cuánto llegará. Hasta entonces serán fundamentales los fondos del Estado, y para ello es vital la aprobación de unos nuevos presupuestos generales para los que el Gobierno de Pedro Sánchez aún no tiene los apoyos suficientes. En resumen, las arcas estatales y autonómicas no darán para mucho más hasta que puedan utilizarse los dineros de Europa, y para ello es necesario aprobar antes los presupuestos. Sea como sea, el doble escenario es nítido: sin turismo pero manteniendo las ayudas, el PIB seguiría cayendo un 25%; sin turismo y sin el actual volumen de ayudas, la caída llegaría ya al 35%

“En ese último escenario, ni las empresas que quisieran mantener el empleo podrían hacerlo; sería una invitación a buena parte del tejido productivo al concurso voluntario de acreedores”, avisa el directivo de la consultoría Corporación 5.

La recuperación plena del turismo exige el doble de tiempo del que dura la caída

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Pero visto el panorama, o más bien los posibles panoramas, ¿cuándo saldrán las Islas del atolladero? La situación económica mejorará, claro, pero la salida de la crisis no se producirá “hasta dentro de tres, cuatro o cinco años”, subraya Sánchez Martín. Y en esto coinciden todos los expertos consultados: hay que desterrar la idea de una recuperación en forma de uve (en la que el restablecimiento es tan rápido y tan intenso como la fase depresiva) e incluso la de una recuperación en forma de u (donde entre las fases depresiva y de restablecimiento hay un período de meseta más corto que largo). Por el contrario, salir de la crisis del coronavirus, es decir, volver a los alrededor de 47.000 millones de euros de PIB con que la Comunidad Autónoma cerró 2019, llevará prácticamente un lustro.

Canarias no ha tocado fondo

Es verdad que la recuperación será paulatina y que hasta podría comenzar en los primeros meses del próximo año si el turismo se restablece pronto. Pero incluso en ese mejor escenario la economía isleña seguiría en la uvi al inicio de 2021, con lo que no se produciría “cierta normalización”, puntualiza José Miguel González, hasta finales de año. Una “normalización” que en ningún caso significa recuperación y que exige “aprender a convivir con el virus”, es decir, tener garantías de que no habrá rebrotes de tanta importancia como para volver a poner en un brete a la economía. Luego en 2022 comenzaría una etapa de “regularización”, de un progresivo restablecimiento que de no sufrir ningún revés (una sacudida en los mercados financieros, el cierre inesperado de grandes empresas, un incremento del desempleo aún mayor de lo esperado...) haría posible “despertar de la pesadilla en 2023”. Sin embargo, ni siquiera el final de la pesadilla significaría el final de la crisis en términos estrictos.

La plena recuperación, el momento en que Canarias podrá decir que ha dejado atrás uno de los peores trances de su reciente historia, no llegará hasta que el PIB regrese a los algo más de 47.000 millones de 2019. ¿Y cuándo ocurrirá eso? En 2025.

De 19 a 21 trimestres

José Luis Rivero Ceballos, catedrático de Economía Aplicada, explica que los períodos de crisis o de recesión se prolongan entre 19 y 21 trimestres. Pueden ser más o menos intensos, pueden destruir más o menos empleo y pueden llevarse por delante más o menos empresas, pero siempre duran entre 19 y 21 trimestres, esto es, cinco años. Por lo tanto, la pesadilla muy probablemente acabe en 2023, cuando ya se habrá instalado cierto optimismo entre las familias y las empresas (hay que tener en cuenta que en los estados de ánimo del consumidor influye más la situación en que se está respecto del pasado inmediato que respecto del pasado más lejano, con lo que pesará más la euforia por haber salido de lo peor de la crisis que el hecho de que la recuperación aún no sea plena), pero volver al PIB de 2019 aún tardará dos años. “Es imposible llegar al PIB del año pasado antes del otoño de 2024”, asegura Rivero Ceballos.

No en vano, el catedrático de la Universidad de La Laguna recuerda que la vacunación masiva contra la Covid-19 no se llevará a cabo antes de la segunda mitad del año próximo, un tiempo al que habrá que añadir después al menos un par de meses más para el análisis de los posibles efectos secundarios entre la población. En consecuencia se estaría ya en otoño de 2021, de modo que entre el comienzo de la crisis sanitaria y económica en marzo-abril de este año y el momento de la superación de la crisis en lo estrictamente sanitario habrá transcurrido, como poco, un año y medio. Rivero Ceballos se detiene en que será entonces cuando el movimiento entre países y en definitiva el turismo estén libres de restricciones, al menos en Europa, que es de donde procede la mayoría de los extranjeros que pasan sus vacaciones en Canarias. ¿Por qué es esto importante? Pues porque por más que ya no haya restricciones, aún tendrán que transcurrir otros tres años para que el negocio turístico vuelva a los márgenes en que se movía antes de la irrupción del coronavirus.

Rivero Ceballos: “Es imposible llegar al PIB del año pasado antes del otoño de 2024”

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La experiencia de zonas turísticas que han sufrido catástrofes, como por ejemplo Tailandia por el tsunami al que dio lugar el terremoto en el océano Índico en 2004, permite descubrir que la recuperación del turismo de un shock de tal magnitud tarda el doble de tiempo del que haya durado la caída. La actividad turística no se ha detenido en Canarias por una catástrofe natural, salvo que el virus se considere como tal, pero efectivamente se ha detenido. Así que si entre el estallido de la crisis sanitaria y la generalización de la vacuna va a transcurrir en torno a un año y medio, serán necesarios otros tres años a partir de ese momento, a partir de la segunda mitad de 2021, para que el turismo vuelva a los niveles de negocio precoronavirus. “De nuevo hablamos entonces de unos cinco años hasta la recuperación”, enfatiza Rivero Ceballos.

El largo tiempo que llevará el total restablecimiento de los efectos de la pandemia exige así, apunta Sánchez Martín, “ir trabajando desde ya en planificar y en detectar debilidades”. Se trata, agrega el decano de los economistas de la provincia tinerfeña, de ver qué debe mejorarse para que la siguiente crisis no golpee con tanta dureza a la economía isleña. De entrada, añade José Miguel González, no pueden faltar “conocimiento y agilidad en la gestión”.

“Hay que presionar al Estado”


“Hay que hacer presión sobre el Estado; hay que hacerle ver el nivel de riesgo al que se expone Canarias”. El economista José Miguel González, director general de Trabajo del Gobierno regional en la pasada legislatura, pone así énfasis en que el mayor o menor tiempo para salir de la crisis, como también que las heridas que esta deje sean más o menos profundas, depende en gran medida de la ayuda del Gobierno central. “Un país necesita cohesión territorial, y los riesgos a los que se enfrentan las Islas son claramente peores que en el resto del país; no hay más que ver la caída del PIB en el segundo trimestre, que fue de un 36% sin ser temporada alta turística”, ahondó el director de Consultoría de Corporación 5. Por su parte, el decano del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Ángel Sánchez Martín, lamenta que el Ejecutivo autonómico, tanto el actual como el anterior, nunca haya contado con los colegios de ambas provincias para el diseño de su política económica. Una paradoja si cabe más evidente en una situación como la actual. “Nos hemos ofrecido para echar una mano, y la respuesta siempre ha sido un gracias sin más; creemos que hace falta abordar esta crisis también desde un punto de vista profesional y científico”, agregó el decano.

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