BISUTERÍA

Majorica, el resurgir de las perlas que sobrevivieron a dos crisis y a un concurso de acreedores

La empresa cambió de manos en julio de 2021, después de un concurso de acreedores y varias décadas de penurias. Ahora, pasado el socavón de viabilidad, vuelve a la carga con el reto de seducir al cliente joven y tras dejar Barcelona como sede principal para reconstruir sus decisiones desde Manacor

Imagen antigua de la sede de Majorica.

Imagen antigua de la sede de Majorica. / MAJORICA

Sebastià Sansó

Hablar de perlas en España es hacerlo de una empresa mallorquina con 121 años de historia a sus espaldas. Más de un siglo que incluye momentos álgidos, pero también vaivenes importantes que casi han estado a punto de liquidarla. Resurgida, Majorica afronta ahora un reto implícito, como es terminar de resituarse económicamente después de la última crisis de 2020, y varios explícitos, como ganar posición y cuota de mercado entre un nuevo cliente potencial, más joven y concienciado, mezclando expansión nacional e internacional.

Y es que la pandemia del coronavirus le alcanzó de lleno cuando estaba pasando por su propio calvario de liquidez. "Somos inmortales", dice, medio en broma, medio en serio, Didier Grupposo (París, 1969), director general de la empresa desde 2018 y que ha permanecido tras al último cambio de propiedad. "Majorica sobrevive a todas las tormentas. Aún recuerdo cuando anuncié que no tenía más remedio que presentar un concurso de acreedores [en verano de 2020]. La cara de la gente era de: ‘¿Cómo? Esto no puede ser’. Les aseguré que lucharía para que este no fuera el fin de la historia, sino el punto de inflexión. Y lo ha sido".

Majorica cambió de manos en julio del 2021, después de un concurso de acreedores y varias décadas de penurias sociales y financieras. Ahora, pasado el socavón de viabilidad y en manos de la francesa Majolaperla SLU, se asoma nuevamente a un sector cambiante y tendente a las modas. Con imagen renovada, Majorica vuelve a la carga después de dejar Barcelona como sede principal y reconstruir sus decisiones desde Manacor, al este de Mallorca y donde estuvo su fábrica más emblemática.

Futuro inmediato

Con la lección aprendida, el futuro inmediato de la perlera pasa por poner a trabajar a los diferentes departamentos para sacar adelante proyectos hasta ahora dormidos. Entre ellos la expansión hacia el continente asiático y hacia Estados Unidos, donde Majorica llegó a tener, en sus momentos de máxima ebullición, una oficina y tienda en la Quinta Avenida de Nueva York. "Obviamente, no todos los proyectos triunfarán. La próxima semana nos vamos a una feria en Singapur para intentar abrir más el mercado asiático y en verano pondremos en marcha una pop-up store de seis meses en Miami para entrar en Estados Unidos".

El otro trampolín está en el crecimiento exponencial de la producción de joyas y perlas hasta doblar su presencia en los escaparates y tratar de asegurarse de que las nuevas generaciones asocien el producto con la marca: "Si en los últimos 20 años hemos facturado 20 millones de euros anuales, en los próximos dos o tres años deberíamos facturar 50 millones cada año". De hecho, la propiedad está estudiando ya duplicar los turnos de producción. "Actualmente, la jornada laboral es de siete de la mañana a tres de la tarde. Si queremos duplicar las ventas, deberemos trabajar el doble. Se trata de invertir en mejorar la fábrica", subraya.

El director general reconoce que antes esos 20 millones anuales se lograban casi exclusivamente en las ventas al sector turístico y costero, sin mirar a los clientes nacionales. Un mercado que Majorica insiste en que "hay que tratar con cariño". "En España viven 47 millones de personas… Sabiendo que ahora hasta los chicos llevan perlas, tenemos más del doble de clientes potenciales", señala.

Majolaperla SLU, propiedad del inversor francés Gregorie-Agustín Bontoux Halley, insiste con orgullo en que todas las perlas se siguen fabricando íntegramente en Manacor, donde queda una plantilla de 110 personas. En estos momentos la plantilla total es de 247 trabajadores, la mayor parte de ellos distribuidos en operaciones de fábrica (118) y ventas (111). El organigrama se completa con la figura del director general, administración y finanzas (6), márketing y redes sociales (6 personas), recursos humanos (2), una persona para el desarrollo de productos y dos TIC.

Si hablamos de cifras, hoy Majorica vende cuatro millones de perlas anuales (se fabrican más, pero no todas pasan el férreo control de calidad). Aunque esto no se traduce piezas. Es decir, "unos pendientes pueden llevar dos perlas, pero un collar evidentemente muchos más. Depende de la joya. Así que piezas como tales serían 700.000 al año. Cada minuto, en algún sitio del mundo se vende una pieza Majorica".

La empresa cuenta con cinco tiendas propias en Mallorca: en Manacor, Porto Cristo, Cuevas del Drach, Valldemossa y el aeropuerto de Palma. Si escalamos a todo el territorio nacional, la perlera dispone de 20 puntos de venta directa y cerca de 500 si contamos también con la indirecta dentro de otros centros. A nivel internacional, Majorica está establecida en 70 países, con más de 1.000 puntos de venta totales.

Lujo sostenible y asequible

Otro de los puntos donde la nueva Majorica quiere incidir para diferenciarse de la competencia es en el sentido ecológico y el "lujo asequible" de su perla. "En cuanto a la sostenibilidad, se defiende mucho mejor que la cultivada, porque no maltratamos a ningún animal para conseguirla y porque nuestras materias primas son naturales", argumenta Grupposo, que insiste en que el lujo asequible "significa que no es bisutería de 5 o 20 euros". "Por término medio, la pieza Majorica está entre los 120 y los 150 euros. El lujo de hoy admite que puedas tener en un mismo escaparate una pieza de 50 euros junto a un collar de 3.000; la clientela lo entiende", añade.

Una imagen que también pretende recuperar con la publicidad y un archivo gráfico que cuenta con más de 6.000 fotografías de distintas décadas: "Son un patrimonio que nos conecta con nuestras raíces y que debemos potenciar". Descartado por el momento un museo de la perla como tal, Majorica apuesta por una muestra itinerante para ir contando por el mundo la historia de la empresa. "Pienso que incluso podría dar para un guion de una serie de Netflix [ríe]. Entre los primeros años, la época vivida durante los últimos, la de hace 20… habría material suficiente", afirma.

El director general de Majorica concluye con lo más importante: "Estamos saneados, este año y los que viene los resultados ya serán positivos. Luego están las inversiones, que es lo que nos gusta y lo que somos conscientes de que debemos emprender. En estos momentos, la propiedad entiende que el dinero que se gana no es para el negocio, sino para reinvertir a largo plazo".

Historia femenina

El este de Mallorca se convirtió en 1902 en el punto neurálgico de una manufactura atípica, con peculiares sistemas de producción tanto desde el punto de vista fabril como domiciliario y abrumadora presencia de mano de obra femenina, capaz de adaptarse a nuevas líneas de producción así como lo exigían las necesidades, una maquinaria específica propia y una clara vocación exportadora desde el principio. 

El germen de Majorica, sin embargo, lo encontramos en la empresa fundada por los hermanos de Aquisgrán Karl y Eduard Heusch en 1890 tras obtener la primera patente del mundo para fabricar perlas artificiales y comenzar en París como Societé des Perles des Indes E. Heush & Co, dedicada también a la fabricación de broches, agujas de coser, dedales y cremalleras. En 1897 pasa a ser la Hugo Heusch & Cia, primero en Barcelona y finalmente en Mallorca, a principios del siglo XX. Hugo Heusch & Co fue cambiando de nombre hasta denominarse Industria Española de Perlas Imitación, SA (IEPISA) para evolucionar hacia Majorica Heusch y, finalmente, Majorica.

Sin duda, la apertura de la fábrica de los Heusch en 1902 supuso una oportunidad de progreso esencialmente para las mujeres y las niñas de la comarca, que fueron abandonando las tareas del campo para ir convirtiéndose en perleras. Su colaboración fue decisiva para la recuperación del pulso de la economía local después de su derrumbe a raíz de la crisis finisecular del siglo XIX.

Asimismo, con el tiempo, los trabajadores de la fábrica gozaron de una serie de beneficios sociales como servicio médico, economato y guardería infantil, a los que se añadía un cierto paternalismo de los máximos responsables de la empresa hacia sus obreros , amén del patrocinio de la mayor parte de las actividades culturales, lúdicas y deportivas del pueblo.

Dos duras crisis

Hace poco más de 20 años Majorica pasaba por una crisis similar a la que atravesó durante la pandemia de coronavirus. Avanzado 2001, la perlera había entrado en una espiral de especulaciones sobre un posible cambio de propiedad, lo que hizo que se empezara a dudar no solo de su futuro en Manacor, sino de su viabilidad como empresa.

La tensión acabó cristalizando la tarde del 5 de diciembre de 2001, cuando, organizadas por los sindicatos y el comité de empresa, miles de personas salieron a la calle para reivindicar, defender y exigir una solución a los más de 500 puestos de trabajo que entonces tenía Majorica en todo el territorio nacional.

Se concentraron frente a las puertas de la vieja fábrica centenaria (que fue derribada tiempo después, en 2006, tras edificar una nueva en el polígono industrial), donde se formaron filas humanas con pancartas con lemas como No hay razón para un solo despido, Queremos nuestros puestos de trabajo y Todos los puestos de trabajo en Majorica y Manacor. Globalizar es robar. Hubo gritos contra los propietarios de entonces, los franceses Alpha Investment y Emilio Botín, propietario del Banco Santander, que avaló la compraventa y que, según los empleados, "estrangulaba la rentabilidad de la firma". 

Tras unos años de sosiego larvado, el cierre de buena parte del comercio mundial derivado del covid supuso, por primera vez, el cierre temporal de la producción de perlas. Majorica ser acogió a los ertes propuestos por el Estado y solicitó un concurso de acreedores. Finalmente, y tras meses de rumores, Majolaperla SLU se quedó con la perlera mallorquina, cerrando un año de incertidumbre, insuflando 12 millones de euros aunque reduciendo entonces los puestos de trabajo de 96 a 161.

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Nació en París en 1969 y desde 2018 dirige Majorica. Un ascenso que supuso el reconocimiento de ocho años de duro trabajo como responsable de mercados internacionals y de márketing en una compañía con más de 100 años de historia. Con el último cambio de propiedad, en mayo de 2021, pasó un periodo de prueba de seis meses, como el mismo ha contado, "confiando mucho en los proyectos" que quería impulsar para "relanzar la compañía".