Canarias: cada vez menos afortunadas

Los canarios pierden calidad de vida año a año, se sitúan a la cola del Estado en riqueza, condiciones laborales o salud, pero a la vez están muy satisfechos por residir en el ‘paraíso’. Pobres, pero felices.

No tan afortunadas

No tan afortunadas / Adae Santana

Néstor Santana/Salvador Lachica

La ‘etiqueta’ acuñada desde los romanos para Canarias es la de ‘Islas Afortunadas’, pero ¿es realidad o mito? ¿Somos tan afortunadas como apunta el dicho popular? La respuesta no es sencilla. Los datos del Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), que elabora anualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), arrojan que, si bien Canarias está en el vagón de cola de las comunidades autónomas en cuestiones como pobreza, condiciones laborales, nivel educativo u obesidad infantil, los isleños están muy satisfechos con su vida en medio del Atlántico. Una especie de contradicción que también se observa en otros puntos del Estado con la misma idiosincrasia, como Ceuta o Andalucía, y que no deja de sorprender y suscitar una pregunta clave: ¿Por qué los más ‘pobres’ somos los más felices?

Este indicador se basa en nueve dimensiones vitales para el bienestar de una sociedad: condiciones materiales de vida; trabajo; salud; educación; ocio y relaciones sociales; seguridad física y personal; gobernanza y derechos básicos; entorno y medio ambiente y experiencia general de la vida. Si se analiza esta última categoría por separado, los canarios califican su experiencia general de vida con un 103,6, más de un punto por encima que el conjunto nacional, que se sitúa en 102,5. Para entender los datos del IMCV es importante tener en cuenta que el año base de la media del país, es decir, en el que se marcó el valor inicial –100–, es 2008. Sobre este pivotan los valores autonómicos, como el canario, que en aquel momento –2008– ya era superior, 100,4. Al observar la evolución de esta variable en los últimos 15 años, de 2008 a 2022, la percepción que tiene la población sobre su grado de bienestar en toda España ha subido en general 2,5 puntos, mientras que en el Archipiélago ese crecimiento se ha disparado al 3,2.

Pero al sumar este parámetro al resto, se obtiene el Índice global medio de Calidad de Vida, en el que Canarias partió desde el principio en una mala posición. En el conjunto de España, actualmente, es de 101,4, por lo que desde 2008, en el que se marcó el valor inicial, ha crecido en 1,4 puntos. Canarias ha mejorado en los últimos años. De hecho, inició su andadura con un 97,5 y en 2019 ya había conseguido llegar al 100,8; pero desde esa cima, y tras la pandemia, la cifra ha caído en picado hasta situarse en 98,7. Mientras, el País Vasco, con una población similar a las Islas, comenzó hace 15 años con 101,8 puntos y ahora mismo alcanza los 103,3 con tendencia al alza.

Los isleños califican lo satisfechos que están con su vida con un 103,6, más de un punto por encima que el conjunto nacional, que se sitúa en 102,5

«El caso isleño es incomprensible», señala el doctor en Sociología y profesor de la Universidad de La Laguna, José Saturnino. Lanzar una explicación científica para la correlación entre pobreza y satisfacción vital ahora mismo es «imposible», asegura, ya que hacen falta estudios para certificar los motivos de tanta ‘alegría’, así que lo único válido de momento son hipótesis. El que tiene más papeletas es el clima, que podría ser la tirita que cubre el resto de ‘males’, porque el famoso «22 grados centígrados todo el año» proporciona un estilo de vida único en España y Europa que es toda una seña de identidad. «El sol y la playa podrían compensar los sinsabores económicos», apunta Saturnino.

En cambio, para el catedrático en Economía Aplicada, José Ángel Rodríguez, el resultado de la encuesta del INE no está sujeto a ninguna clase de misterio por resolver. Subraya que las variables del IMCV se dividen en económicas y simbólicas. Las primeras son cuantitativas y recogen cuestiones relacionadas con el gasto, la renta o la pobreza. Mientras, las segundas son cuestiones cualitativas basadas en las opiniones, obviamente subjetivas, de las personas a las que se pregunta. Por ejemplo, que guste más o menos un atardecer visto desde el Pico de las Nieves, un baño en diciembre en la playa de La Tejita o una buena romería, son indicadores simbólicos. «Los canarios han hecho suyo el lema de que el dinero no da la felicidad, aunque en algunos casos ayuda a conseguirla», bromea Rodríguez.

Los expertos apuntan al buen clima como mayor fuente de felicidad frente a los sinsabores económicos y a los datos demoledores de pobreza

Así, en la balanza de los isleños tiene más peso una merienda en la cala majorera de Las Escaleras o tener los mejores carnavales del mundo que el desempleo o la obesidad. Es lo que el catedrático llama «bienes en especie», cuyo valor en monedas y billetes es incalculable. En otras palabras, proporcionan la satisfacción vital, que es lo que da un sentido grato a levantarse cada mañana. No obstante, admite que a los canarios les falta conciencia en torno a los problemas sociales que les afectan.

Los expertos están convencidos de que este orden de prioridades está totalmente conectado con el motor económico del Archipiélago: el Turismo. Las campañas publicitarias y los eslóganes, como «Islas Canarias, latitud de vida», con los que se intenta atraer a los viajeros, no solo han calado en las mentes de los visitantes del viejo continente, también los canarios han asumido e interiorizado el discurso. «Los anuncios han conseguido que algunos isleños sean incapaces de pararse a valorar el infierno que esconde esta tierra solo porque se puede ir en cholas en invierno», expone el politólogo y profesor en Ciencia Política de la Unidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Ayoze Corujo.

Tras la cortina, un «infierno»

Ese ‘infierno’ que se esconde tras la cortina de arena negra y aguas cristalinas tiene como protagonistas unos datos demoledores de exclusión social. El último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión en el Estado Español (EAPN-ES) indica que el 36% de los residentes sufren el riesgo de caer en las garras de la pobreza, casi 780.0000 personas, un porcentaje que está 10 puntos por encima de la media nacional del 26%. La falta de ingresos provoca que el 57% de los isleños tengan dificultades para llegar a fin de mes o que el 20% se retrase en los pagos. «Esto se ha convertido en un problema estructural», expone el vicepresidente de EAPN-Canarias, Fernando Rodríguez.

Las economías intensivas en mano de obra tienden en menor medida al sindicalismo, lo que aplaca las movilizaciones sociales o las protestas

La miseria se hereda. Uno de cada tres adultos isleños ha crecido padeciendo esta ‘enfermedad’, lo que ha sumido a muchas familias en un bucle del que no pueden salir. ¿Por? Los jóvenes de hogares sin recursos son más propensos a dejar los estudios a temprana edad, lo que repercute directamente sobre la calidad de los empleos a los que pueden aspirar y al futuro que podrán brindar a sus hijos en el futuro. Aunque la tasa de abandono escolar se ha reducido a la mitad desde 2019 y ya se encuentra en el 11,2%, por debajo de la media nacional del 13,9%, la otra cara de la moneda es que menos del 30% de las personas entre 25 y 64 años en Canarias cuentan con estudios universitarios y que esta es la región con una mayor tasa de abandono de estudios superiores, con el 38,8%.

El ‘desnivel’ autonómico

¿Qué motivos explican este ‘desnivel’ autonómico? Atendiendo únicamente al Producto Interior Bruto (PIB) de 2021, que mide la producción, de las 17 autonomías, la economía del Archipiélago se colocó como la octava con mayor peso del país, en la zona media del ranking, con un valor de 42.656 millones de euros. Una buena noticia, acostumbrados a estar siempre en los últimos puestos, que se difumina al inspeccionar el PIB per cápita, que es medidor del bienestar social. Si se reparte la producción entre los 2,21 millones de canarios, tocan por cabeza 18.990 euros, lo que dista mucho de la media nacional de 25.498 euros, y queda a años luz de los 32.925 del País Vasco, con sus 2,1 millones de residentes.

La brecha norte-sur es palpable en cada estudio sociológico. Por ejemplo, para medir la desigualdad se utiliza el coeficiente de Gini, que refleja la homogeneidad de la renta de los individuos de un área. Cuando la igualdad es total, el indicador tiende a cero, cuando la desigualdad es la que impera, tiende a uno. En esta escalas, Canarias tiene un 0,33 frente al 0,30 del País Vasco. La diferencia entre ambas comunidades se intensifica con la renta: el 26,8% de las familias isleñas ingresan menos de 10.000 euros al año en contraposición con el 14,2% de las vascas.

Como la pobreza o el desempleo es estructural, la sociedad del Archipiélago se ha hecho a la idea y ya no son motivo de sorpresa o preocupación

A diferencia del norte, donde la economía está enfocada en la industria y la tecnología, en el sur prima el sector servicios. En Canarias hay que añadir además que a nivel competitivo existen muchas más dificultades debido a la lejanía. «Por mucho que tengamos un Régimen Económico y Fiscal (REF) especial, aquí sigue habiendo sobrecostes para el traslado de materias y precios altos en comparación con la Península», recalca el secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, Juan José Hernández.

A los problemas de competitividad hay que añadir los de productividad, y es que tener un mercado de trabajo intensivo en mano de obra provoca que la innovación penetre con lentitud frente a las zonas intensivas en valor añadido. También afecta a la calidad de los puestos de trabajo, dado que el turismo propicia empleos que implican poca cualificación, más horas, salarios bajos y propensos a la precariedad.

Con todo esto, solo queda volver de nuevo al principio: ¿si somos tan ‘desgraciados’, por qué no hay protestas masivas, por qué no propugnar una revolución que impulse un giro de 180 grados a la situación? El politólogo Ayoze Corujo vuelve a apuntar al modelo económico como principal causa. «Está más que comprobado que en las zonas donde impera el sector servicios se participa menos en la vida pública y cuesta más poner en marcha movilizaciones sociales», explica. Se debe en especial a la tradición sindicalista, dado que los proletarios de las áreas industriales tienden a la afiliación y al activismo en contraposición con el resto, lo que proporciona mayor predisposición a la huelga y a la presión social para que el Gobierno incluya sus demandas en la agenda pública, una teoría que respalda las cifras del INE. El 22,1% de los trabajadores vascos están afiliados a alguna organización, mientras que en el Archipiélago es solo el 15%. «En el sur tenemos más mentalidad de cigarra y en el norte de hormiga», subraya Hernández. Eso sí, no todo se debe a factores económicos.

El economista hace hincapié en que los canarios somos carne de emigración, algo que llevamos en el ADN y que nos permites soportar con mayor facilidad las dificultades. «Estamos acostumbrados a estar en crisis, lo que nos hace amoldarnos mejor a los malos tiempos que los vascos o los asturianos», señala el economista. Trabajar tantas horas –el 51% de los canarios considera que realiza jornadas muy largas–, tener bajos salarios, la pobreza y el desempleo estructural… A los canarios no les sorprende ninguno de estos hechos porque es la ‘normalidad’, el pan de cada día. Una sociedad apática y conformista que se ha refugiado en el sol y playa para seguir adelante, una sociedad que padece desafección política, como demuestra el nivel de abstencionismo –43% el 28M–, que parece se ha resignado a aceptar su condición.

El colchón social

Otra cuestión que aplaca el malestar social es el colchón social de las Islas, que en palabras de Hernández, es «envidiable». Fernando Rodríguez destaca que los canarios que sufren penurias reciben mucho apoyo de sus amigos y redes familiares, lo que permite amortiguar la situación y que, al menos de cara al público, no se detecte a simple vista. No obstante, a pesar de la predisposición a la ayuda entre parientes, según las variables más cualitativas de IMCV, los canarios son la población del Estado que menos posibilidades tiene de acudir a alguien cercano para hablar de temas personales, así como de asistir a eventos culturales y deportivos, o la que menos se reúne con sus amistades. Algo que rompe totalmente con el estereotipo de sociedad abierta, amigable y sociable.

¿Los moradores del Archipiélago tienen una percepción errónea de sí mismos? Corujo recalca que este dilema está vinculado con los atributos que se han asociado por interés turístico a esta tierra, y que también se debe a los «parámetros coloniales» imperantes. Esto implica que la construcción del ‘yo’ canario ha sido impuesta por agentes externos, lo que significa que, en ocasiones, no se corresponda con el sentir y la realidad a pie de calle. Puede que los isleños no sean tan abiertos como se les ha hecho pensar, puede que no sean tan amigables como se dice, puede que estén sometidos a una ‘alienación’ social que, junto a la exposición continuada a mensajes del ‘paraíso’ atlántico, han conseguido que, como sostiene el politólogo, no podamos analizar la realidad sin sesgos propagandísticos. Son hipótesis que están por estudiar, pero los peninsulares que residen en estas ocho islas, y que son observadores externos, confirman con su empirismo que no son eslóganes ni construcciones artificiales: Canarias es abierta, sociable y amigable.

Isabel Lagunilla es extremeña y, desde que aprobó la oposición de magisterio y obtuvo su plaza, vive en Gran Canaria. La gente, el ritmo de vida más relajado y la potente oferta cultural la sedujeron para elegir el Archipiélago como destino, además de que «viajar entre las islas es más rápido que entre Cáceres y Badajoz», bromea. En Tenerife, la gaditana Lucía Chávez afirma que cobrar menos compensa por lo cercanos que son los canarios y el buen tiempo. Todos estos ingredientes proporcionan menos estrés, algo que buscaba la catalana Anna Almodóvar, que es nómada digital, para su destino de trabajo. «Barcelona es estresante y excesivamente competitiva. Todos los catalanes que se han venido al Archipiélago lo han hecho, en parte, por salud mental», expone Almodóvar.

Si muchos españoles y foráneos eligen Canarias es porque, con todas sus desventajas, tampoco es el tercer mundo. «En los indicadores educativos hemos mejorado mucho en los últimos años», subraya Saturnino. De hecho, a José Ángel Rodríguez le «cabrea» escuchar que las Islas son una región subdesarrollada. «He ido a África y a América Latina y lo que se vive allí es incomparable con lo nuestro», indica el catedrático en Economía Aplicada. Añade que el Archipiélago tiene «bolsas de pobreza», que provocan que parte de la ciudadanía no llegue a fin de mes, pero en ningún caso generan multitud de «desfallecidos» en plena calle, como ocurre desgraciadamente en otros confines del mundo.

Más allá de lo controlable

En la dimensión del entorno y el medio ambiente, el IMCV sitúa al Archipiélago con 95,6 puntos, cuatro menos que en 2008, cuando estaba en 99,4. Mientras la calidad de los espacios verdes y del aire cada vez causa en las Islas menos simpatía, a nivel nacional el panorama es muy distinto, debido a que desde el inicio de la medición ha ido incrementándose hasta los 101,5. La contaminación del aire y la exposición al ruido de forma continuada, cosa que preocupa al 30,4% de los isleños frente al 21,9% de media en España, causa 12.000 muertos prematuros al año en Europa, así como trastornos del sueño, ansiedad o problemas cardiovasculares. «El control del ruido es clave para el bienestar de los ciudadanos y las urbes canarias lo sufren demasiado», advierte la abogada especialista en el tema, Yomara García. Lo reafirma José Ángel Rodríguez, que asegura que planificar los espacios públicos es muy importante e incide directamente en la calidad de vida. Aunque no todo en este ámbito es controlable. El doctor en Sociología recalca que, a diferencia del resto del Estado, tener de vecino al desierto del Sáhara condiciona y limita la acción humana. «La calima también afecta a la calidad del aire y en los últimos años hemos sufrido episodios muy contundentes», recuerda.