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El informe PISA y la mejora de la educación canaria

El informe PISA y la mejora de la educación canaria

El informe PISA y la mejora de la educación canaria

Luis Balbuena / Antonio Martinón

Los resultados del Informe PISA han vuelto a decirnos que hay graves deficiencias en nuestra Educación y el gobierno de la nación ha anunciado su implicación para corregirlas. Esto nos produce una gran alegría y, también, una enorme tristeza.

Alegría porque ¡al fin! hay una reacción, que parece seria, para afrontar los problemas que conducen a esos pobres resultados. Tristeza porque han tenido que pasar 22 años para que esto se produjera.

La sociedad, cada tres años desde el 2002, ha tenido a su alcance los datos que dejaban claro que el sistema educativo necesitaba mejorar. En los medios de comunicación y, desde luego, en los círculos docentes, se hablaba y reflexionaba insistentemente sobre este tema. Pero esa preocupación duraba muy poco. Tenemos una nueva oportunidad para intentar cambiar y creemos que hay que aprovecharla.

Deseamos aportar nuestro granito de arena. Lógicamente no podemos ser exhaustivos en un tema tan complejo y, mucho menos, ser dogmáticos. Son cuestiones que, por su naturaleza, se prestan al debate, pero también al consenso. Esgrimimos como aval de lo que decimos nuestro compromiso con el sistema educativo y basar las propuestas en nuestra experiencia como docentes, en las reflexiones compartidas con numerosos colegas y en los resultados de los debates académicos con investigadores.

La sociedad exige un Pacto por la Educación, al menos en los aspectos más técnicos, sabiendo que no es fácil que todos coincidamos en los más ideológicos. Estuvo a punto de lograrse, pero lo cierto es que no se alcanzó. Por eso instamos, a todos los que pueden hacerlo, que se pongan a ello sin más dilación y que se consiga en poco tiempo.

No tenemos una visión pesimista. En absoluto. Es fácil constatar que la Educación en Canarias, igual que en el conjunto de España, ha tenido una gran mejora en los últimos cuarenta años. Han sido años en los que la sociedad ha cambiado mucho y rápido, y la Educación no acaba de adaptarse a esas nuevas realidades. Es necesario que se pongan medios para avanzar, afrontando los problemas que reclaman solución. En ese sentido, son bienvenidos informes como el PISA, porque permiten detectar algunas facetas mejorables.

Entramos ahora en aspectos más directamente asociados a la docencia. Pensamos que la formación del profesorado requiere una urgente atención. En la formación inicial, es la universidad la que debe hacer la necesaria reflexión y adoptar los cambios que considere oportunos, tanto en los títulos de Maestro, como en el Máster del Profesorado de Secundaria. Se debe pensar en una prueba específica, además de la EBAU, para iniciar alguno de los títulos de Magisterio.

En cuanto a la formación permanente, será necesario considerarla una actividad principal de la profesión docente. Los argumentos son conocidos y evidentes. Se puede conseguir una mejora en la Educación si el profesorado tiene una constante actualización profesional. Se hacen esfuerzos, pero son insuficientes y, en general, puntuales. Esta es nuestra propuesta: un plan de formación permanente con medios suficientes y que incida, de modo especial, en los aspectos metodológicos.

Creemos que debe formar parte de la formación permanente del profesorado establecer una relación estrecha entre la investigación educativa y la práctica docente. Por ejemplo, hay que difundir entre el profesorado no universitario el conocimiento educativo que se elabora en las universidades y fomentar la creación de equipos de investigación mixto (profesorado universitario y no universitario). En cualquier caso, el profesorado debe reflexionar e investigar sobre el proceso educativo en el que participa y cooperar con los compañeros para difundir y discutir las experiencias educativas. Para lograrlo tengamos presente que en Canarias existen prestigiosos colectivos y personas que pueden aportar mucho.

Una de las claves del proyecto PISA se centra en medir algo tan elemental como que el conocimiento que se adquiera tenga significado para el estudiante, que le permita conseguir competencias para usar lo aprendido en resolver situaciones de la vida cotidiana. Es decir, se trata de lograr una enseñanza significativa, que es, además, estimulante, potenciadora de iniciativas y curiosidades del alumnado. Sería un gran avance en esta línea que la actividad educativa fuera interdisciplinar y capaz de ofrecer una visión amplia.

También PISA pone mucho énfasis en la comprensión lectora. Nos parece muy acertado porque se trata de algo que es básico para la vida y que afecta, de manera transversal, a todas las áreas de conocimiento. Los que enseñamos matemáticas, por ejemplo, hemos podido constatar cómo existe un porcentaje de estudiantes que tienen dificultades con la asignatura porque su comprensión lectora es deficiente. Por eso proponemos aprovechar el enorme potencial que tenemos en Canarias, de profesionales y colectivos, para desarrollar proyectos que conduzcan a mejorarla.

Si estamos de acuerdo en que los cuatro objetivos principales de la formación se centran en que el alumnado aprenda a pensar, hablar, leer y escribir, la lectura comprensiva se convierte en el faro que lo ilumina todo. Con ello se conseguiría que el alumnado sea capaz de elaborar un pensamiento propio a partir de las informaciones que reciba, ya sea mediante la lectura o de forma oral. Aprenderá a comunicarlo y a intercambiar ideas, opiniones y preguntas.

Consideramos que un asunto de importancia es la mejora del reconocimiento social de la profesión docente no universitaria, la que de forma directa más influye en buena parte de la población. Corresponde a las instituciones públicas, que representan al conjunto de la sociedad, el logro de este objetivo. Sorprende el elogio mediático a otras actividades públicas y el silencio sobre los educadores.

Terminamos recordando que tenemos la Ley Canaria de Educación no universitaria, que podría ser la base para avanzar hacia el Pacto tan ansiado. Estamos convencidos de que ello traería grandes beneficios en muchos sentidos. Ha llegado el momento de hacer el necesario esfuerzo colectivo, no solo con palabras sino con hechos. Llegar sin demoras al 5% del PIB regional como gasto educativo, que es lo que promulga esa Ley, es una necesidad para mejorar y puede ser la señal para iniciar la consecución del Pacto por la Educación.