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Cuatro décadas de entusiasmo juvenil en el verano de Gran Tarajal

La Semana de los bachilleres de 1976, declarada como Fiesta de Interés Turístico, sigue con menos cultura pero mucha animación

Cuatro décadas de entusiasmo juvenil en el verano de Gran Tarajal lp/dlp

Jóvenes entusiastas. Dos palabras para definir la Semana de la Juventud durante los 44 años que lleva celebrándose en el pueblo de Gran Tarajal. El Gobierno de Canarias declaró estos festejos como de interés turístico.

Corría el año 1976 cuando los jóvenes estudiantes por aquel entonces de Bachillerato vivían en un Gran Tarajal bastante más restringido y pequeño que ahora. Decían pasarse los meses de verano aburridos, por lo que pensaron en hacer algo diferente que dinamizara el ocio veraniego de la juventud de allí.

Personas como Rosario, Charo, Prada, profesora de aquellos alumnos, junto a Antonio Delgado, Javier y José Suleiman, Pepe Falcón, Olinda García y Víctor Carmona, entre otros, decidieron entonces embaucarse en esta aventura con entusiasmo e ilusión, sin sospecha alguna de la magnitud y proyección que alcanzaría.

Todo comenzó en un fin de semana largo, de jueves a domingo, en la última semana de agosto del 76, "un poco pobre, pero muy divertida", comenta Charo Prada. "En aquellas primeras semanas, el objetivo era económico, necesitábamos dinero para montar todo. Con los bailes se nos iba lo comido por lo servido, es decir, que lo que sacábamos de las entradas era lo que nos costaban los músicos. Además, los íbamos a buscar al aeropuerto y al ser las actividades de entrada libre, teníamos que conseguir que fuera gente y consumiera en el bar. Eso sí que era curre: sacando y metiendo cajas y cajas de refrescos, cervezas y agua en una de esas neveras de madera en las que metíamos las barras de hielo troceadas o llenando los bidones que sujetaban las barras del bar con piedras", recuerda la ex-profesora.

Antonio Delgado, quien comenzara añadiendo también actividades deportivas a la Semana, recuerda que "todos nos encargábamos de todo, había que echarle cara al asunto. Primero, vendíamos las entradas y luego vigilábamos el recinto, además de encargarnos del bar y todo lo que ello conllevaba, y atender a los artistas que venían a tocar. Incluso, recuerdo que íbamos haciendo dedo hasta Puerto del Rosario para conseguir los permisos de autores para realizar las verbenas. La verdad que pasábamos calamidades, pero lo pasábamos muy bien".

Con el paso del tiempo, se fueron dedicando días a la infancia y a la tercera edad. Charo recuerda un concurso de amasado de gofio entre señores, cuyo premio era una botella de ron Arehucas, y en el que participaron más de siete mayores conocidos del pueblo.

Nunca tuvieron ayuda institucional, "hasta la limpieza de la playa la hacíamos nosotros a las 5 de la mañana con hojas de palmera".

Eran muchos años de trabajo, traducidos en un amplio panorama cultural con multitud de formaciones dedicadas a todo tipo de estilos musicales. Ahora, corren otros tiempos. Para José Suleiman: "el evento a día de hoy carece de base cultural y se enfocada más a la fiesta en sí".

Los jóvenes de antes fueron pasando el testigo a los de ahora. Hay que recordar que aquello comenzó en tiempos finales de Franco y no habían subvenciones de ningún tipo. Sólo contaban con la publicidad de los comercios que "colocábamos nosotros mismos en las vallas del escenario", comenta Prada.

Las ayudas institucionales, condicionadas por el interés y el renombre que iba alcanzando la fiesta, comenzaban poco a poco a aparecer. Y así fueron pasando los años, el evento se iba adaptando a los tiempos y cada vez contaba con más ayudas. Sin embargo, Elías Umpiérrez, uno de los representantes actuales de la Comisión de la Semana de la Juventud, comenta que "este año contamos con menos presupuesto, pues la partida que estaba destinada para esta fiesta por parte del Ayuntamiento de Tuineje no ha salido, aunque sí nos ha ayudado con la gestión del evento. La ayuda económica la hemos recibido por parte del Cabildo Insular".

Desde que en el año 1975, aquellos jóvenes comenzaron por su cuenta y riesgo, no exento de críticas, a organizar una serie de actividades deportivas y culturales, la singladura de la Semana de la Juventud está caracterizada por una trayectoria eminentemente popular. Un referente que fue declarado por el Gobierno de Canarias como de interés turístico.

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