Historia | La presencia del erudito vasco en el Archipiélago

115 años de Unamuno en el logos de Canarias

Eugenio Padorno opina que el rector de Salamanca es «escritor canario»

Estuvo en dos ocasiones en las Islas, que se podría ver como «la vertiente atlántica» del filósofo

Miguel de Unamuno (centro), a lomos de un camello durante su destierro en Fuerteventura.

Miguel de Unamuno (centro), a lomos de un camello durante su destierro en Fuerteventura. / La Provincia

José A. Luján

José A. Luján

Hoy, 14 de marzo, se cumple el centenario de la llegada de Unamuno a Fuerteventura para cumplir la orden de confinamiento dictada por Miguel Primo de Rivera. Sin embargo, creemos que, con el fin de hacer una valoración integral de su semblanza, y para no quedarnos en la sola significación de su destierro, podríamos aprovechar esta circunstancia para ahondar en esta fase de su biografía. Su trayectoria vital en estas islas va más más allá de unas fechas conmemorativas que marcan cien o ciento quince años.

Debemos hablar de Unamuno como figura integral en las Islas Canarias y que está en una línea que va desde 1909 hasta la actualidad. Con el énfasis casi exclusivo que se está poniendo en el centenario de su confinamiento, corremos el riego de fragmentar la visión del escritor en su relación con Canarias.

Unamuno está presente en el logos de Canarias desde 1909, año en que Domingo Doreste le plantea la invitación para venir a las islas por iniciativa de la Sociedad El Recreo. Creo que no se trata de hacer acopio de un anecdotario biográfico, sino establecer los aspectos que atraviesan su personalidad y que con la perspectiva de este centenario se consolidan en la entraña de su personalidad, literaria y biográfica.

Don Miguel de Unamuno no existía para la cultura canaria, estando olvidado hasta 1909. Acaso no hubo motivos para encender su pasión por las islas, independientemente de que tenía proyectado un viaje a Argentina desde comienzos de siglo. Sin embargo, la gestión del rectorado de la Universidad de Salamanca, las actividades académicas y profesorales, conferencias, escritura de libros y de artículos periodísticos y todo lo inherente a su vida intelectual no le dejan hueco lo suficiente generoso para encajar ese viaje soñado por el escritor.

En 1910 Unamuno viaja a Canarias invitado para ser mantenedor de los I Juegos Florales que se organizan en Las Palmas capital. Catorce años más tarde, en febrero de 1924, llega de nuevo a las islas para cumplir el confinamiento impuesto por el General Primo de Rivera. Se podrían considerar estos viajes como la «vertiente atlántica del escritor vasco» que entonces estaba asentado en Salamanca, tras ser prácticamente expulsado de su Bilbao natal.

En el centenario de su confinamiento, el Cabildo de Fuerteventura ha organizado hasta 25 actividades para acercar su figura a la ciudadanía, así como potenciar la Casa-Museo como referencia de su musealización con el objetivo de hacer del escritor un icono turístico en las vertientes insular, nacional e internacional.

Estas iniciativas no hay que considerarlas circunstanciales ni como flor de un día, sino que significan la consolidación de la «cátedra Unamumo» vinculada a la Universidad de La Laguna, que dirige Marcial Morera y que en febrero de cada año ofrece un selecto programa académico que desarrolla las temáticas literaria, filosófica y biográfica del escritor.

Con motivo del Centenario de su nacimiento, en 1964 Sebastián de la Nuez publica Unamuno en Canarias (Edic. de la Universidad de La Laguna) y se levanta un monumento en Montaña Quemada obra del escultor galdense Borges Linares, por iniciativa del poeta Chano Sosa.

En fecha reciente, el Cabildo de la isla lo ha nombrado Hijo adoptivo de Fuerteventura, y las actividades que arropan la celebración del centenario en colaboración con el Gobierno de Canarias desarrollan múltiples temáticas culturales que incluyen, entre otras, conciertos, senderismo, valores patrimoniales, así como un análisis sociológico de la situación de Fuerteventura en 1924.

En 1999, en el contexto de la celebración del centenario de la Generación del 98, que se fundamenta en el conocimiento del paisaje de las tierras de España, se crea el balcón mirador de Unamuno en Artenara como punto de llegada de un recorrido por Gran Canaria, que entonces se inicia en Teror, Valleseco y Cruz de Tejeda.

En 2010, con motivo del centenario de su primera estancia en Canarias, se establece la Ruta de Unamuno en Gran Canaria con el desarrollo de una treintena de actos que se celebran en colaboración con el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y los ayuntamientos de Teror, Valleseco, Tejeda, Artenara y La Laguna, así como la celebración del XXXV Congreso Nacional de Cronistas Oficiales (RAECO).

Entonces se publican diversos trabajos, además de la reedición del libro de sonetos De Fuerteventura a París, que es un diario del confinamiento; la tesis elaborada por Bruno Pérez Alemán y el opúsculo Palabras y Horizontes, Unamuno en Canarias 100 años de historia (1910-2010), editado por el Cabildo de Gran Canaria, en el que colabora una treintena de catedráticos, escritores e intelectuales, siendo entre otros: Ricardo Senabre (Catedrático); Jerónimo Saavedra (Alcalde); José Miguel Pérez (Presidente del Cabildo); Daniel Hernández Ruipérez (Rector de la universidad de Salamanca); José Regidor (Rector de la ULPGC); Luis Alberto de Cuenca; Pedro Cerezo; Yolanda Arencibia; Lázaro Santana; José Carlos Mainer; Juan Manuel García Ramos; Eugenio Padorno; Marcial Morera; Francisco Reyes; Luis León Barreto; Bruno Pérez; Juan Cruz Ruiz; Agustín Millares Cantero; Jonathan Allen. En 1915 Unamuno prologa el libro El lino de los sueños, de Alonso Quesada, lo que significa un giro en la creatividad de nuestro poeta.

A partir de entonces, y tras haberse desarrollado el recorrido con la asistencia de cerca de doscientas personas, con la asistencia del rector de la Universidad salmantina, se establece un convenio entre la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y el Ministerio de Educación y Ciencia, y se propicia la realización de la ruta por parte de alumnos de Secundaria durante diez años en la que participan 1.500 estudiantes de todas las comunidades autónomas. Asimismo, la Viceconsejería de cultura de la ULPGC programa siete talleres itinerantes en diversos cursos en los que participan cerca de quinientos alumnos y profesores.

Durante su estancia en nuestra ciudad, Unamuno se alojó en el Hotel Continental, en la Plaza de San Bernardo, y tras pasar las mañanas estudiando o paseando por los jardines, todas las tardes asistía a la tertulia que los intelectuales liberales de nuestra ciudad formaban en la Casa de don Luis Millares, en las inmediaciones de El Museo Canario.

Creemos que con estos antecedentes, debemos considerar a don Miguel de Unamuno en una faceta integral que arranca desde 1909 hasta el momento presente, con el fin de evitar la fragmentación de la relación del escritor con Canarias.

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