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El Cabildo se escuda en la crisis mundial para perdonar el canon del Club de Golf

Una denuncia cuestiona el acuerdo entre la Corporación y la entidad privada que permite seguir explotando el campo de Bandama sin pagar desde 2013

El Cabildo se escuda en la crisis mundial para perdonar el canon del Club de Golf

El Cabildo ha recibido una denuncia en la que se insta a demandar ante el juzgado de guardia y el Tribunal de Cuentas el acuerdo adoptado dos días antes de las pasadas elecciones, a través del cual se revoca el pago de más de medio millón de euros a las arcas insulares por el uso del campo de Bandama por parte del Real Club de Golf de Las Palmas.

En el escrito se denuncian los vínculos de amistad que mantiene el presidente saliente del Cabildo, José Miguel Bravo de Laguna, con la dirección del Club, aportando fotografías donde éste celebra diversos eventos, como la fiesta de navidad de 2012, con socios y directivos, u otras en las que participa activamente de sus torneos un alto funcionario de la Corporación "con competencias en los aspectos económicos del mismo".

Hay que recordar que el Real Club de Golf de Las Palmas gestiona el campo propiedad del Cabildo, con la obligación de abonar un canon anual inicial de unos 300.000 euros, cantidad establecida en 2006 con aumentos progresivos, y que desde los primeros años de la crisis comenzó a tener dificultades en pagar.

En un primer intento de 2010 el Club planteó una rebaja a través de una modificación del contrato, lo que fue informado desfavorablemente por la entonces viceinterventora accidental.

Dos años después, el club califica su situación económica de "gravísima", por lo que pide directamente la resolución del contrato el 3 de junio de 2013. Esta resolución fue la que se firmó hace unos días y permite seguir utilizando las instalaciones, pero ahora sin pagar el canon de 340.000 euros anuales desde 2013.

En la denuncia que se ha presentado al Cabildo de Gran Canaria contra este acuerdo se aporta una crónica de la prensa local que relata las excelencias de la fiesta navideña que organiza el club, a la que asisten Bravo y otros miembros de su familia, en un hotel de cinco estrellas de la capital apenas seis meses antes de aquel junio de 2003, cuando la situación económica gravísima, y que "impresionó de buen grado", ilustra el redactor, "por el despliegue tecnológico y estructural de luz y sonido, con primeras marcas del mundo del diseño de la iluminación, como Viabizzuno". La cita, a la que asistían "socios y amigos", comenzó con abundante aperitivo y música, creando tal ambiente que todo ello se fundía "con el glamour y encanto de las señoras" (sic).

Mientras, en un despacho del Cabildo los servicios jurídicos procederían a redactar el texto que luego pasaría a comisión de gobierno para la revocación del canon, y en él se dibujaba un harto sombrío panorama diametralmente opuesto y a apenas 1.670 metros en línea recta, que son los que separan al lujoso hotel donde el guatatiboa de la Casa Palacio.

El alto funcionario se remonta a las penurias planetarias que padece la población global. Y expone que "desde marzo de 2007 hasta hoy se viene arrastrando una gravísima situación de crisis económica en el Mundo", en mayúsculas, "y en España y en Canarias en particular, que ha afectado muy gravemente, de forma sobrevenida e imprevista al contrato de concesión administrativa del Campo de Golf de Bandama".

Campo de golf gestionado por un club que, de vuelta a la crónica social, ingenia para aquel Día de los Inocentes, 28 de diciembre, "una atmósfera elegante y distinguida", con aperitivos previos a la cena decorados con "fuentes de fuegos artificiales".

El denunciante no logra ver qué relación contable existe entre este glamour y la presunta bancarrota, y expone que ese despliegue para una sola parranda -que incluye el regalo de un "elegante set de cosméticos para viajes" que las señoras recibieron con "satisfacción"- no cuadra en el contexto de una crisis económica "inmisericorde para España", ni justifica la revocación de un canon por uso de infraestructuras públicas que aliviaría las arcas de Gran Canaria a razón de 340.000 euros al año, algo que califica de "desviación de poder".

Además, se plantea que, si existe "connivencia de personas que sean socios" o con relaciones evidentes con el Real Club, el asunto "podría acabar en otro tipo de jurisdicción, que no es la contencioso administrativa".

También, en este término, alude al papel del Cabildo para cuestionar si a través de su empresa de recaudación de impuestos, Valora, "hace lo mismo con quienes adeudan cantidades infinitamente menores por vado, IBI o similares", llamando la atención sobre el carácter "retroactivo" que tiene la resolución firmada este mayo pasado, y que se remite al momento en el que el club solicita la rescisión del contrato, es decir, en junio de 2013, como fecha a partir de la cual queda exento del abono de este canon.

Al proceder así, plantea que no solo no se va a cobrar el pago adeudado, sino que se dejan de cobrar también "los recargos de apremio", lo que también implicaría, según su argumentario, "responsabilidades penales-contables".

Se trataría, entonces, aclara la misma fuente, no solo "de una inacción durante un importante lapso de tiempo", sino de una suerte de "saldo de final de legislatura", acordado de "mutuo acuerdo".

Por todo ello insta al Cabildo a que revoque el acuerdo que le permite condonar las cantidades adeudadas con sus intereses y ofrecer un plazo de pago al Club, y en caso de no poder afrontarlos que recupere los terrenos e instalaciones de la concesión. Y si todo ello no fuera posible denunciar los hechos ante el Tribunal de Cuentas y al juzgado de guardia para depurar responsabilidades.

¿Y que cómo terminó la cena? Con un baile "bajo la pálida luz de una impresionante lámpara Zeppelin de la casa Flos".

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