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Santa Lucía de Tirajana

Alba Cruz hereda aceitunas

La comerciante de 23 años, con estudios de ADE, debuta en la feria con el puesto de su abuela

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IX Fiesta y Feria de la aceituna de Santa Lucía

Las aceitunas se adueñaron ayer del patio del colegio público de Santa Lucía de Tirajana, ubicado en el mismo casco histórico. Unos 3.000 kilos pusieron ayer a la venta los productores de este pago de las cumbres de la Isla en la Feria de la Aceituna, que cumplía su novena edición. Moradas, de la variedad Picual, o verdes, de la Verdial, para llevar tal y como salen del mato, a tres euros el kilo, o en botes, endulzadas con agua y sal, o ya preparadas con mojo, lo que suponía pagar algo más, hasta 6 euros, por eso, de que en último este caso, están listas para comer.

Entre los puesteros, Alba Cruz vivía su primer certamen, tras hacerse con su propio negocio en el barrio de Ingenio. Al finalizar los estudios de Administración y Finanzas, decidió el pasado año, seguir con la tienda de su abuela Flora Velez, donde vende entre otros productos, las aceitunas que cosecha la familia."Como mi abuela no podía seguir porque tiene ya 90 años consideré la idea de hacerme autónoma, y llevar el negocio" explica la joven de 23 años. Aunque casi acaba de iniciar su aventura empresarial cuenta con una amplia experiencia en el comercio agrícola, pues desde que era un adolescente ha estado acompañando a su abuela a las ferias de la comarca del Sureste.

A la una de la tarde había vendido ya todo el producto con mojo. "Las preparo yo con la receta que me enseñó mi abuela. Cuando tengo un hueco me pongo y hago el majado con ajo, comino, orégano, y un chorro de aceite y vinagre," comenta muy sonriente. En todo momento, sale a relucir su antecesora. "Es la única artesana que trabaja la palma, una mujer rural que todavía sigue muy activa" añade.

Con unos 100 kilos, entre las recién recogidas y las aliñadas, acudió Alba a este certamen, si bien para el día grande de la festividad de Santa Lucía, que se celebra el próximo miércoles, ha reservado casi el doble. En el puesto también vendía naranjas, limones, calabaza, aguacates, además debizcocho, y otros productos de la tierra.

Es su tío Juan Gutiérrez quien se encarga de la cosecha que dan los olivos que hay plantados en las dos fincas del barrio de Ingenio, y que le han reportado en esta zafra unos dos mil kilos. "El año pasado fue malísimo, pero este año se ha recogido mucho más y también se ha tenido que regar mucho porque no ha llovido nada" destaca.

Lo mismo ha hecho Domingo Suárez con sus olivos de La Montañeta aunque en su caso ha podido disponer del agua de la Heredad La Zarcilla. "Hay menos cantidad, pero más calidad. Han salido buenas y sanas. Lo peor es la calima porque las puede bichar, y por eso hay echar mucha agua para quitarles la tierra" destaca este productor.

Desvela que otro de los secretos de la cosecha es que losolivos que heredó su mujer Luz Divina López Santana son centenarios, porque los nuevos tardan en dar buenas aceitunas. Prueba de ello es que de seis olivos ha recogido unos sescientos kilos. Y ha dejado todavía una parte en los matos, que recolectará hoy y mañana, para el día de la patrona. La opción de aliñar y envasar queda para todo el cultivo que no salga en estas fecha s, explica este productor.

Pero, todavía hay quienes prefieren preparlas en casa. Es el caso de Andrea Alonso, vecina de Teror, que se trasladó hasta Santa Lucía con su amiga Fátima Díaz para comprar aceitunas y pasar el día. "Primero se endulzan tres días y después se hace el mojo" asegura.

En otro lado, Juan García Gil, vecino de este pago por matrimonio, aunque nació en Tunte, probaba las que la comisión de fiestas preparó para agasajar a los visitantes. "Con 93 años he comido y he cogido muchas, y puedo decir que están buenas" proclamó. Se apresura a relatar su vida, de una isla a otra, en distintas ocupaciones, y hasta que el médico le ha dicho que está como un roble. A su lado, empiezan a agolparse otros visitantes en torno a los chicharrones de carne de cochino, y más aceitunas, que acompañan con el mejunje de ron miel y limón, que se sirve en diminutos vasos mientras la agrupación 'Merita la Pena' pone la nota folclórica a la jornada.

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