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Honores y distinciones del Cabildo | Hijo Predilecto de Gran Canaria (y XXII)

"Ser Hijo Predilecto de Gran Canaria es lo máximo a lo que se puede aspirar"

"Es triste que en otros ámbitos reconozcan tu labor, pero no en UGT o el PSOE, que nunca, nunca lo han hecho", afirma Salvador García Carrillo

¿ Qué valoración hace del nombramiento como Hijo Predilecto de Gran Canaria?

Para mí es moralmente el mayor premio que puede recibir un grancanario. El que la institución insular te nombre Hijo Predilecto es a lo máximo que se puede aspirar. Tengo varias condecoraciones -Medalla de Oro en Gáldar y en Telde e Hijo Adoptivo en Las Palmas de Gran Canaria- y este galardón es un reconocimiento a la labor social que uno ha hecho durante su trayectoria.

¿Cuándo supo que le habían propuesto para esta distinción?

Fue de lo más sencillo. Cecapyme, la patronal de la pequeña y mediana empresa, me llamó un día para decirme que me iban a proponer al considerar que había sido presidente de la FEC (Federación Empresarial Canaria). Luego me llamaron varios ayuntamientos, como el de Arucas, Gáldar, Agaete, La Aldea, Telde y San Bartolomé de Tirajana para decirme que se habían adherido a la propuesta de Cecapyme. Para mí es un honor que todos estos ayuntamientos se hayan sumado, además de forma especial, la Confederación Canaria de Empresarios, a la que se lo agradezco.

Un nombramiento unánime.

Que haya sido aprobado es una satisfacción personal y es un hecho para que tus hijos se sientan orgullosos de que su padre haya sido reconocido de esta manera. A mí me llamó a las 15.45 horas el presidente del Cabildo, Antonio Morales, para darme la noticia y me quedé seco. Yo sabía que me habían propuesto, pero que el presidente me dijera con una sencillez absoluta 'te hemos reconocido tu labor' para mí fue emocionante.

Un reconocimiento a su labor profesional y también pública.

Yo siempre he tenido un compromiso en mi gestión como político, ya que estuve de director de Recursos Humanos en Santa Cruz, estuve en Euskadi, gerente en el hospital de El Hierro, de gerente en La Gomera cuando se quemaron aquellas personas yo fui quien dirigió todo aquel drama, que nunca he olvidado, y luego me mandó Jerónimo Saavedra a Jinámar y se hizo una labor terrible, muy dura, aunque socialmente muy satisfactoria.

¿Cómo ve la evolución de Gran Canaria?

Creo que la política que hay ahora a nivel canario y a nivel nacional es una política sectorial, no es una política de conjunto, no se dice vamos a ver esto y a resolverlo. De los años 77 al 82 y después existía el diálogo, cada uno defendía sus intereses políticos e ideológicos, pero sin insultar al contrario. Ahora hay una especie de vamos a insultar a aquél para ver si conseguimos más votos o vamos a negarle a éste el apoyo para que no consiga algo aunque beneficie a la sociedad. En Gran Canaria, hace años que los partidos no se ponen de acuerdo. Ahora se mira que si el presidente del Cabildo lo está haciendo bien se intenta hacer contra para que no lo haga bien. La gente que está en el Cabildo debe aportar y apoyar al presidente porque si no, en otras islas, se aprovechan como llevan más de 20 años haciéndolo.

¿ Falta el consenso que hubo en la Transición y primeros gobiernos de la democracia?

Total. Siempre he sido un defensor de Jerónimo Saavedra y los canarios, cuando pasen muchos años, volverán a reconocer su formación cultural y humana. Siempre ha intentado buscar acuerdos, fue el primero que trató de llegar a un acuerdo con el PP, luego en Madrid ni los míos [PSOE] ni los otros [PP] quisieron. Hemos tenido políticos como Anastasio Travieso, con quien fuimos creadores de la UGT y el partido en Canarias, pero quién reconoce la labor que han hecho esas personas. Se les olvida, se les margina, y eso es lo triste. Cuando me propusieron esta distinción me sentí muy, muy orgulloso de que se reconozca parte de la labor que he hecho en mi vida. Puedo decir que el Partido Socialista nunca, nunca, nunca, me ha reconocido nada. Que en otros ámbitos aprecien tu labor, pero no en UGT y en el Partido Socialista, es triste, pese a ser un pionero que se jugó el tipo para que hoy tengan una UGT y un partido que nada tiene que ver con aquella historia.

Su trayectoria pública es más conocida. ¿Cómo ha sido la privada, la de empresario?

Cuando salí de Jinámar me incorporé como controlador de suministro a la clínica Lugo, luego clínica del Pino y el cuñado del obispo Ramón Echarren, el doctor Yuste, me dijo que por qué no montaba aquí una escuela similar a la que hicimos en Jinámar para formar a asistentes sanitarios. Pedí ayuda a Juan Francisco García, director de la Caja de Ahorros, para lograr ese centro. Y la ayuda fue que me recomendó a Carmelo Aguiar para comprar la casa que tengo hoy y hacer en ella una escuela de formación. Ahí, en 1987, empecé a formar a la gente seriamente, el primer centro en Canarias que montó la primera aula con ordenador fue el mío y siempre he estado al servicio del Instituto de Empleo para que los alumnos que vengan aquí salgan con conocimiento y formación, que ese dinero invertido no haya sido tirado a la basura y aporte al mercado laboral.

¿ Sin formación no se consigue empleo?

Hay que formarse para tener trabajo. En 1959 empecé a trabajar en la clínica del Pino, aunque se inauguró el 16 de febrero de 1964, lo que existía era la vieja clínica de Lugo y el equipamiento sociosanitario era muy escaso: ambulatorio de especialidades en Ciudad Jardín, una residencia en la calle Cano y te dabas cuenta en aquel entonces de la necesidad cultural que había en la gente. La inversión más grande la hizo Saavedra en Educación y con un gran consejero al mando quien intentó cambiar la idiosincracia cultural de Canarias.

¿Cómo fue su etapa en la clínica del Pino?

Para mí fue preciosa. Fui un hombre luchador, quería superarme a mí mismo, me di cuenta que a la gente había que ayudarla y eso fue lo que me indujo, con Anastasio Travieso, a la creación de la UGT y dio lugar a que un periodista de LA PROVINCIA, Jesús Montesino, nos involucrara a Anastasio y a mí en el Partido Socialista. En aquel entonces nos jugábamos el tipo, Franco no había muerto y en 1974 se hizo el primer congreso en Canarias, nosotros luchábamos sin saber lo que iba a ser el futuro. Por eso, al aprobarse la Constitución en 1978, fue abrir puertas y ventanas a la participación democrática que llevaba décadas dormida. La sociedad que luchó en aquel entonces nada tiene que ver con la de ahora, se luchaba contra el dictador, pero los chicos ahora no asumen que hay que mojarse y participar para ir cambiando las demandas de la población.

¿ Cómo ve como antiguo sindicalista y cargo público la actual situación política?

Si analizamos sin ningún complejo las inversiones en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y de Las Palmas, hemos sido siempre los perjudicados, si analizamos la composición del Gobierno, estamos en detrimento porque allí todos los funcionarios y los consejeros que en su día se pactó en cada provincia, Tenerife cada vez ha ido como los gatos, llevándose los ratones. Y empiezas a mirar todo y dices 'Dios mío, si los dejan, nos llevan para allá'. Le comento una anécdota que muy poca gente sabe: las lechugas que se compraban en el hospital de El Pino venían de Tenerife; en Sanidad, las cosas que se compraban en conjunto se compraban en Tenerife. Hay muchas cosas que no tienen explicación. El mejor consejero de Sanidad que ha tenido Canarias desde el punto de vista de conocimiento y formación es José Manuel Baltar, que vino aquí a ayudar, es un hombre de números, fue el primero en España en hablar en un libro del coste de las radiografías, de los análisis, de los servicios y eso le valió para que el ministro Lluch lo contratara para el servicio nacional de la salud. Entonces, por qué no reconocemos y ayudamos a este hombre para ir sacando adelante la Sanidad, por qué tenemos que estar todos los días criticándole y no aportando ideas a una persona que es un gran gestor. No entiendo que si lo está haciendo bien por qué hay que buscar una crítica para ponerlo a parir.

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