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Cabildo

Árboles de 400 años o de 50 metros para el catálogo de la flora singular de la Isla

Medio Ambiente propone un listado de 85 ejemplares y una ordenanza para su conservación | Bernabé Moya asegura que son "obras de arte de la naturaleza"

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El Cabildo cataloga 85 árboles de Gran Canaria como singulares

El primer catálogo de árboles singulares de la isla de Gran Canaria incluirá 85 ejemplares, 33 en espacios públicos y 52 en fincas privadas. Han sido divididos en cuatro categorías: por antigüedad los hay de 400 años de edad; por altura alcanzan los 50 metros; por diámetro de la copa hasta 40 metros; o 12,5 metros de grosor en el tronco.

Entre ellos se encuentran el acebuche de Llano Parra, la sabina de Tirma, el pino de Casandra de la presa de Las Niñas, el castañero gordo de Las Lagunetas, el laurel de indias de El Pajar, el platanar de Osorio, el eucalipto de Corvo, la araucaria de la finca de los Travieso, el ficus del Jardín Canario, el drago de Pino Santo o las palmeras de Tenoya.

El listado de los árboles más emblemáticos de la Isla es el resultado de un primer inventario de 273 ejemplares y de otra posterior criba de 150, según explicó ayer la consejera de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Inés Jiménez, quien precisó que estos 85 figuran en la propuesta inicial del catálogo y la normativa de protección de esta flora singular, que podrá aumentar o disminuir en función de las alegaciones que presenten las demás instituciones y los particulares.

El catálogo y la ordenanza se detallarán mañana viernes en unas jornadas técnicas, en el patio del Cabildo, y el sábado es una ruta guiada para conocer algunas de estas "leyendas vivas de la Isla", apuntó Jiménez. En estos encuentros participan Bernabé Moya, botánico experto en árboles singulares, y Fernando Fueyo, ilustrador y pintor de naturaleza, que han colaborado con los técnicos de Medio Ambiente, encabezados por Agustín Suárez, en el trabajo de campo y en la elaboración de la normativa para protegerlos. Esa ordenanza se someterá a información pública antes de ser aprobada por el Pleno de la corporación insular.

Gran Canaria, según Bernabé Moya, será "un centro de referencia" de la botánica en todo el mundo si es capaz de conservar este rico y variado patrimonio, pues algunos de los ejemplares estudiados "son auténticas obras de arte de la naturaleza".

Catálogo

Según la relación adelantada ayer por la consejera, entre los 85 árboles singulares destacan como los más antiguos el acebuche de Llano Parra (Guía) y la sabina de Tirma (Artenara) con 400 años, seguidos por el pino de Casandra con 380 años. A ellos se suman con 300 años el castaño de Las Lagunetas, el pino del Barranco del Mulato, el cedro de Osorio, el drago de Gáldar y las palmeras de Tenoya. Los dos ejemplares de palmera canaria de Tenoya son además las más altas de su especie en Canarias, con 36 metros, y probablemente del mundo.

El árbol más alto de Gran Canaria es el eucalipto de Corvo (Moya), de 50 metros, seguido por el pino del Barranco del Mulato, con 45, y la araucaria de Los Traviesos con 42. Entre los más gruesos se encuentran los laureles de indias de El Pajar, con 12,5 metros de perímetro, que también tienen la copa más grande, 40 metros, el mismo tamaño que otro laurel de la Finca de los Jorge. El ficus socotra del Jardín Canario, con 12,3 de diámetro, es otro de los más gruesos.

El catálogo incluye también especies de alcornoques, algarrobos, cedros, olmos, flamboyanes o cardones, bien ejemplares en solitario o en conjunto, como los pinos de Gáldar o los cardonales de Veneguera. En un anexo se citarán los árboles emblemáticos que han desaparecido en los últimos años, como el célebre pino de Pilancones, que cayó por los daños causados por el incendio forestal de 2007. "Ese pino no ha muerto porque es un referente para todos nosotros", aseguró Agustín Suárez, quien resaltó que de los 52 árboles en terrenos privados, 21 son visitables, 20 son visibles desde cortas distancias y otros 11 tienen un acceso más complicado al encontrarse en el interior de fincas.

Respecto a las ordenanzas de protección, Suárez dijo que se abrirá un proceso participativo con los ayuntamientos y con los dueños de los terrenos, "sin imposiciones" de ningún tipo. Así, mostró el agradecimiento por la cooperación de esos propietarios, con los que Medio Ambiente buscará acuerdos voluntarios para que ellos mismos gestionen la conservación. Muchos ejemplares sobreviven gracias al cuidado de esos particulares.

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