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Meteorología | La alegría del campo tras el paso de Filomena

“La lluvia amortiza el daño del viento”

Juan Rodríguez Urquía, el inusual productor de café en Agüimes, destaca que las precipitaciones compensan el perjuicio sufrido en la valla de su cafetal

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Balance de las últimas lluvias en el Sureste grancanario J. C. Castro

Las precipitaciones por la borrasca Filomena han causado grandes beneficios a la comarca del Sureste, como en el resto de la Isla. La consecuencia positiva ha sido tanto para los grandes productores como para los pequeños. En el municipio de Agüimes hay varios casos particulares que tienen en común que la gran cantidad de agua caída les ha salvado sus explotaciones o les ha ayudado en gran medida.

Un dato muy relevante: en Temisas, en el municipio de Agüimes, se han recogido 136 litros de agua por metro cuadrado por las lluvias que se produjeron entre los días 6 y 10 de enero. Se trata de una gran cantidad de agua caída del cielo, tras casi seis años sin apenas lluvias. Asimismo, las bajas temperaturas se han repetido en los últimos días, ya que el termómetro ha oscilado en Temisas entre los 14 y 8 grados.

Juan Rodríguez Urquía es uno de los pocos productores de café de la Isla, y es el único en el Sureste. Antonio Pérez acaba de empezar en Maspalomas y Oliver Reyes lleva sus años en Santa María de Guía. Además, hay varios productores en el Valle de Agaete.

La explotación Rodríguez Urquía se halla en Lomo Caballo, también en Agüimes, en la que tiene 500 cafetales, 250 desde hace seis años y los restantes desde hace uno.

La caída de tanta agua ha causado que Rodríguez Urquía se ahorre bastante al no tener que regar, además de que la lluvia ha limpiado los cafetales y eliminado algunos parásitos. “Las lluvias han compensado, amortizado, el perjuicio económico que ha supuesto unos daños que hubo en las vallas causados por el viento”, explica Juan Rodríguez, cuyos terrenos son bastantes secos y ventosos.

“El suelo está muy húmedo ahora. Ahorraremos bastante en regadío. Todo esto puede ayudar a que tengamos este año una producción muy buena”, señala.

Respecto a si le perjudicó en su negocio la pandemia actual del coronavirus, Juan Rodríguez contestó: “Lamento que a muchos les haya supuesto perder a seres queridos o haber enfermado, o perjudicado laboral o económicamente. En mi caso, me quedé sin poder tomar café. El confinamiento, y el tener que estar más de dos meses en casa, causó que vendiera antes de lo previsto los últimos 50 kilos de café, de los 150 que tuve en una mala cosecha. Muchos clientes me pidieron más de lo que encargaban por costumbre”.

El número de ganaderos cae, aunque surgen otros dedicados a vacas y cerdos

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Sobre la calidad de los cafés que existen en la Isla, este cafetero sentencia: “ninguno es mejor que otro, ni los de Agaete, Guía o San Bartolomé de Tirajana o el mío. Simplemente, son distintos, como su sabor y el grano”.

El café de Juan Rodríguez recibió “muy altas” valoraciones de calidad en un certamen internacional celebrado en Barcelona en el mes de octubre de 2019. Muchos expertos se sorprendieron de que saliera “un exquisito” café, a pesar de las características particulares del terreno y condiciones meteorológicas.

Otros beneficiados por las lluvias han sido los pequeños y grandes propietarios de olivos, no sólo de Los Corralillos, sino también de Temisas y Lomo de la Cruz. El año pasado hubo, en general, una mala producción de aceitunas. Entre los motivos está que las altas temperaturas dañaron en mayor medida a este fruta.

Un grupo de vecinos protagonizó recientemente un trabajo comunitario para paliar este problema de riego de los olivos y de pequeñas plantaciones agrícolas. Estos voluntarios hicieron varias acequias y canales para facilitar que el agua llegue a un mayor número de rincones de Temisas.

Rita Hernández Ramos y su familia tienen unos 1.300 olivos en Lomo de la Cruz, en Agüimes, zona también llamada camping de Temisas. “Claro que ha venido muy bien que lloviera tanto. Así se han llenado o casi los pozos y presas, y eso nos beneficia a todos”, afirma Hernández Ramos, quien aclara que “nosotros cuidamos muy bien cada árbol, los regamos y atendemos bien. Ninguno se nos ha echado a perder. Es cierto que no hizo falta mucha agua para regarlo durante cada año”.

Larga sequía

Otra de las muchas vecinas que sabe del problema de la falta de agua por la sequía es la joven Lucía Alemán, quien vive con sus padres, Andrea Pérez, conocida como Segunda, de 77 años; y Miguel Alemán, de 79 años. Ellos residen muy próximos a la iglesia de San Miguel Arcángel. No viven exclusivamente de los frutos de sus olivos, pero es una parte importante de sus economías.

“Mi padre no sabe exactamente cuantos tenemos. Será una veintena. Ninguno se nos ha perdido, pero notamos la falta de agua y mucha tenemos que emplear para regarlos”, declara Lucía Alemán, quien agrega que “menos mal que ha llovido. Podemos decir que ha sido mucho comparado con los últimos años. Nos viene muy bien a nosotros, que tenemos pocos árboles, como los que tienen mucho. También está haciendo frío”.

Los otros beneficiados son los que tienen animales, frutales o pequeñas plantaciones, aunque cada vez hay menos en poblaciones como Temisas. En los últimos años se reduce el número de agricultores y ganaderos, así como el número de cabezas de ganado.

José Manuel Alemán Alemán, conocido como Pepe, es de los pocos ganaderos que quedan. Este pensionista sigue con animales y con los frutales “ya por afición”.

“Hasta hace quince años tuve vacas en la cuadra, junto a la casa. Tenía hasta ocho a la vez. Pero todo eso se acabó”, dice Pepe Alemán, de 74 años, nacido y vecino de Temisas, que puntualiza que “siempre he tenido animales para poder vivir de ellos y para alimentar a la familia. Ya no es rentable para mí y es sacrificado. Casi nadie quiere trabajar en ésto. Es mi forma de vivir. Si por mi mujer fuera [María Candelaria Alemán] no tendríamos. Llevamos 42 años casados”.

Las precipitaciones dejan unos 136 litros de agua por metro cuadrado en Temisas

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En la actualidad tiene cuatro cabras, cuya leche destina solo para el consumo de la familia. Hace dos meses incorporó a uno más en su cuadro: “es un mulo que compré en Montaña Alta, en Santa María de Guía. Se ha adaptado muy bien a la nueva casa. Es trabajador y tranquilo. Me ha salido mucho mejor que otros que he tenido, como uno que se murió aquí u otro que tenía mal carácter”. “Es un gasto que he hecho por el bien de mi salud. Me operaron de las piernas y tengo prótesis en las rodillas. Me es necesario para cargas papas o hierba para las cabras, y otras tareas”, explica Pepe Alemán, al tiempo que le escucha su hermana Victoria Alemán.

Además, planta papas en un pequeño terreno y tiene varios frutales delante de la casa y de las cuadras, como ciruelos, caña de limón, nísperos y guayabo

Excepciones

A parte de los ganaderos que reducen su actividad y animales, otros, aunque sean pocos, van en sentido contrario. El ejemplo de esta excepción es Francisco Bordón, de 50 años, que tiene 150 vacas en su explotación en Los Corralilos.

“Claro que me alegro que llueva. Viene bien a muchos. A nosotros, a los ganaderos en Canarias, no porque nos fastidia por el barro en las cuadras. No es como en la Península que tienen muchos terrenos para soltarlas”, señala Francisco Bordón. “Nosotros vivimos de este trabajo con el ganado vacuno. La leche la vendemos a quesos Bolaños”, indica.

Lo que es mayoritario en Los Corralillos es el olivo, y no la propiedad con los animales. Se trata de pequeñas propiedades con decenas de árboles. “Sí, son propietarios que tienen estos árboles, pero no se dedican a ello, sino que vienen los fines de semana y los tienen como afición, como yo. Tengo unos cincuenta. Los riego y atiendo periódicamente”, afirma un funcionario y residente de Santa Lucía de Tirajana, que prefiere conservar el anonimato.

Otro vecino, en este caso de La Goleta (Agüimes), es de los que apuesta por ganadería porcina. Tiene un millar de cochinos.

Las recientes y fuertes lluvias han provocado que la hierba y el verde se extienda por los paisajes del municipio de Agüimes, como en todo el Sureste y la Isla. En las imágenes, arriba, una vista de Temisas, con el Roque Aguairo, en el centro, y el mar al fondo, ayer; sobre estas líneas, a la izquierda, José Alemán y su mulo; y a la derecha la vecina Lucía Alemán, con sus padres, Andrea Pérez y Miguel Alemán. |

Daños en los cultivos en las Islas


La borrasca Filomena trajo mucha agua y alegrías, pero también ha producido daños en al menos 1.100 hectáreas de cultivos en Canarias, en donde el temporal provocó rachas de vientos de más de 100 kilómetros por hora y lluvias continuadas, y casi 3.000 parcelas han tenido algún siniestro, según datos de Agroseguro. En general, se trata de incidencias menores, según ha informado el sistema de seguros agrarios combinados, y el 80% de las parcelas afectadas son plataneras. La isla con más superficie afectada es Tenerife, con 595 hectáreas, de las que 539 son plataneras. Los daños puntuales también los hubo en otros cultivos asegurados como cítricos, papaya, aguacate (especialmente en La Palma), piña tropical (isla de El Hierro) y explotaciones de flor cortada (zona norte de La Palma). | Efe

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