¿Qué pasa con el aceite de girasol? La guerra ha traído desde hace días repercusiones en España, y no solo en los precios de las materias energéticas. Muchas empresas de distribución alimentaria están adoptando medidas de limitación de venta de aceite de girasol al tratarse de un producto que se fabrica con materia prima procedente de Ucrania, según ha informado la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas). Una posible víctima de Canarias son los famosos bizcochos de Moya, que podrían desaparecer si sigue subiendo el precio de productos como el aceite, el azúcar o la harina. 

El dueño de la empresa Doramas, Marcos Ramos, ha asegurado que si no reciben ayudas y cambia rápidamente el panorama desaparecerán. ”El problema es la subida descomunal del aceite, pero es que también lo ha hecho el azúcar, que ha subido 4 o 5 veces ya, y la harina. También ha subido el agua, el cartón y el plástico, que ya ni se encuentra. Es una auténtica barbaridad y a eso hay que sumar la subida del carburante y de la electricidad”, argumentó a COPE Canarias.

“En una de las últimas facturas solo pedimos un palet de harina y otro de aceite. Eso antes era unos 1.000 o 1.200 doscientos euros y ahora ha subido desorbitadamente hasta los 3.000 euros”, comenta.

Anunció la inminente desaparición de productos como “los queques, como el de frutas, almendras, pasas o el de nueces y limón, el bollo de naranja, las rosquitas de nata, los mantecados o los bollos de anís” así como el producto estrella: los bizcochos de Moya.

“Lamentablemente, podríamos desaparecer si las cosas no se solucionan pronto, aunque lo que estamos viendo es un parche más que una solución. No es descabellado pensar, a corto o medio plazo, en el cierre. Ahora mismo la empresa no es rentable y por eso hacíamos estos productos secundarios. Los bizcochos cada vez se venden menos. La juventud no los consume y algunos ni lo conocen”, expone.

“Estamos todos escachados: proveedores, clientes y fabricantes y la subida afecta a todos. Aunque el incremento de los precios parece la solución inmediata, no es la mejor solución. Por ejemplo, un queque que antes vendíamos a 5,95 euros está ahora de venta al público sobre unos 11 o 12 euros, más del doble”, matizó.

Para Marcos, el cierre está a la vuelta de la esquina. “Si la cosa no mejora, cuando se nos gasten las existencias de aceite, dejaremos de fabricar. Cuando no se pueda más, no sabríamos qué hacer para buscar soluciones y muchas personas se verían afectadas”, opina.

“Si bien parece que somos una multinacional, por los años que tenemos, somos una pyme, una empresa familiar y pequeña que no tiene ayuda. No porque sea famosa, la empresa es grande. Aquí se aplica el ejemplo de que el pez grande se come al chico”, sentencia.