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Moya

El bizcocho de Moya pide auxilio por el aumento de precios de materias primas

El desabastecimiento de ingredientes frena la cadena de producción de la fábrica Doramas

Los bizcochos de Moya, en peligro de desaparición por la subida del aceite, el azúcar y la harina

Los bizcochos de Moya, en peligro de desaparición por la subida del aceite, el azúcar y la harina La Provincia

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Los bizcochos de Moya, en peligro de desaparición por la subida del aceite, el azúcar y la harina Jesús Montesdeoca

El desabastecimiento de algunos ingredientes, el aumento del precio de las materias primas y la negativa de las grandes cadenas de alimentación a compartir los sobrecostes que están sufriendo las pequeñas empresas canarias están poniendo en apuros la elaboración de productos tan tradiciones como los bizcochos y suspiros de Moya, según admitieron ayer los hermanos Salvador y Marcos Ramos, propietarios de la fábrica Doramas.

Las dificultades para conseguir productos como la harina, el azúcar o el aceite de girasol a precios competitivos amenazan con frenar la elaboración de los dulces de Doramas, la empresa que mantiene viva esta tradición de la repostería grancanaria. Aunque no se han planteado cerrar, si lanzan un mensaje de auxilio a las administraciones públicas porque el alza de precios y los problemas para importar algunas materias primas pueden frenar la cadena de producción.

En la fábrica Doramas de Moya trabajan nueve personas, más cuatro repartidores autónomos, recordó Salvador Ramos, quien advirtió que la falta de suministros pueden afectar en cascada a la mayoría de las empresas isleñas. El problema inmediato es que los costes de producción se han elevado y los grandes comercios de alimentación se niegan a repercutirlos en el precio de los artículos a la venta, lo que está «estrangulando» a fábricas como la suya. Por ejemplo, las que elaboran piensos para el ganado.

Aparte de las materias primas de importación, Doramas trabaja con productos locales, de kilómetro cero, como huevos de Arucas o Telde y limones de Fontanales, pero la producción se puede atascar por la falta cartones para envasar los postres.

Un queque que antes se vendía al público a 5,95 euros está ahora al doble, a 11 o 12 euros

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Los problemas, según Salvador Ramos, «se arrastran desde el pasado mes de septiembre», por las subidas de los combustibles, de la electricidad y de las materias primas, pero «ha sido la guerra en Ucrania la que ha caído como una bomba» entre estos pequeños productores locales. «Tenemos pérdidas y las vamos a notar a partir de ahora», subrayó.

Muchas empresas de distribución alimentaria están adoptando medidas de limitación de venta de aceite de girasol al tratarse de un producto que se fabrica con materia prima procedente de Ucrania.  Marcos Ramos, en declaraciones a la Cope, aseguró que si empresas como Doramas no reciben ayudas y cambia rápidamente el panorama, podrían desaparecer.

«El problema es la subida descomunal del aceite, pero es que también lo ha hecho el azúcar, que ha subido 4 o 5 veces ya, y la harina. También ha subido el agua, el cartón y el plástico, que ya ni se encuentra. Es una auténtica barbaridad y a eso hay que sumar la subida del carburante y de la electricidad”, comentó.

Marcos Ramos anunció la inminente desaparición de productos como los queques de frutas, almendras, pasas o el de nueces y limón, el bollo de naranja, las rosquillas de nata, los mantecados o los bollos de anís, así como el producto estrella, los bizcochos de Moya.

«Lamentablemente, podríamos desaparecer si las cosas no se solucionan pronto, aunque lo que estamos viendo es un parche más que una solución. No es descabellado pensar, a corto o medio plazo, en el cierre. Ahora mismo la empresa no es rentable y por eso hacíamos estos productos secundarios. Los bizcochos cada vez se venden menos. La juventud no los consume y algunos ni lo conocen», argumentó.

«Esto afecta a todos, a proveedores, clientes y fabricantes. Aunque el incremento de los precios parece la solución inmediata, no es la mejor solución. Por ejemplo, un queque que antes vendíamos a 5,95 euros está ahora de venta al público sobre unos 11 o 12 euros, más del doble», concluyó.

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