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Dracaena Tamaranae, «la sangre de dragón» en peligro de extinción

El drago de Gran Canaria presenta un peligro crítico de desaparición

Un ejemplar de drago de Gran Canaria, en el jardín botánico canario Viera y Clavijo. SANTI BLANCO

Dracaena Tamaranae se ha convertido en una de las plantas más especiales y exclusivas de Gran Canaria. Popularmente conocido como drago de Gran Canaria, fue descrita y nombrada hace tan sólo 25 años. Sin embargo, esta especie se encuentra en peligro de extinción. Los 76 ejemplares registrados en el último censo y su elevada mortalidad, 16 ejemplares entre las últimas tres décadas, certifican el riesgo crítico que acecha a esta especie de planta perenne de porte arbóreo. En el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas su descripción está incluida en la máxima categoría de amenaza.

El drago de Gran Canaria crece en la franja cálida de la isla, principalmente entre los 300 y los 1000 metros de altitud. Prefiere zonas sombrías y húmedas, y se instala en escarpes, cantiles, andenes y grietas o fisuras en riscos altos y prácticamente inaccesibles. Debido a estas peculiaridades, tardó en ser descubierta por la dificultad para extraer muestras o recoger semillas. Vive con sabinas, acebuches y matorrales de jaras y, a veces, con otras especies del cardonal-tabaibal y el pinar.

Refugiados en los riscos más inaccesibles, los dragos silvestres grancanarios no sólo han logrado sobrevivir hasta nuestros días, sino que han guardado uno de los secretos botánicos más sorprendentes de la flora insular: su propia identidad taxonómica

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Uno de sus codescubridores, Rafael Almeida, ha sido invitado a la XXIX Jornadas forestales de Gran Canaria como ponente para explicar y reflexionar sobre el estado actual de conservación de este endemismo. Almeida cuenta con una experiencia académica y profesional notable en este ámbito, geógrafo y máster en Gestión de las Áreas Protegidas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de La Laguna, colaborador del Jardín Canario y descubridor de otras especies de la flora insular.

Antonio Morales fue partícipe en el acto de inauguración del evento. El Presidente del Cabildo de Gran Canaria tomó la palabra y declaró que «es algo inédito que estas jornadas se sigan celebrando 30 años después. Desde el Cabildo trabajamos con humildad y ambición para impulsar este tipo de proyectos. Queremos ser un ejemplo a seguir en la conservación de ecosistemas forestales».

De manera personal, la población de Dracaena Tamaranae es supervisada por los expertos con el objetivo de encontrar un mayor número de ejemplares y promover su reproducción. Desde 1994, ha habido un total de 93 registros directos, pero 19 de ellos ya se han perdido. Para comprender su reproducción, los datos extraídos de los estudios han conseguido afinar los procesos de carácter esporádicos que, junto a la precocidad de los abortos, ha conseguido arrojar algo de luz a las dudas generadas.

Según Rafael Almeida, el declive de esta planta se debe a su escasez de población y los efectos del cambio climático. En palabras del ponente, «debido a la sequía probablemente producida por el cambio climático y su incapacidad de reproducción, la estimación es que en un tiempo inferior a los 100 años habrá desaparecido». En los últimos tres años, el estrés hídrico ha acentuado esta situación y no hay evidencias de una posible regeneración. De acuerdo con las estimaciones, desde 1970 el 50% del número de adultos del drago ha desaparecido. En la actualidad, el número de especies adultas se eleva a 11 especies, de las cuales 2 están en deterioro y cercanos a la desaparición.

La dificultad de la replantación

En el pasado se intentó una replantación con las semillas extraídas, pero únicamente obtuvo un 29% de porcentaje de éxito. Alguno de los errores cometidos según el ponente se debe a la falta de previsión de material técnico y medioambiental, los efectos causados por las sequías entre 2019 y 2021, la mala elección de la superficie y las características del terreno, generó una reducción de la masa floral considerable, dejando una vegetación marchita.

La superficie arcillosa en la que se plantó no es recomendable, porque con las lluvias, la planta se acaba asfixiando.

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Para evitar su desaparición, hay en marcha un proyecto de plantación de estos ejemplares en otras islas. Entre Tenerife y Fuerteventura, 116 dragos han conseguido sobrevivir e, incluso, de algunos se ha podido extraer semillas. Además, a nivel internacional, varias instituciones han recibido semillas preparadas para su plantación, de los cuales 3 dragos fructificaron bien.

La importancia de este tipo de ponencias, más allá de su exposición y dar a conocer el problema, reside en promover lo que Rafael Almeida denomina una guía de buenas prácticas para el cultivo. Entre ellas, se encuentran evitar el exceso de riego y humedad, evitar las plantaciones masivas, abstenerse de usar mallas antihierbas y materiales sintéticos y la recomendación de no plantar césped alrededor del drago.

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