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Vista interior del molino.LP / DLP

Firgas

Firgas restaura el molino de agua en uso más antiguo de Canarias

El inmueble construido en 1517 por el Conde de la Vega Grande sufre humedades y daños por la entrada de raíces

El Ayuntamiento de Firgas restaura el museo de agua que está todavía en uso más antiguo de Canarias. El Molino del Conde o de Firgas, que fue construido por el Conde de la Vega Grande en 1517 para tostar gofio para la población local y está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), sufre problemas de humedades y los efectos de la colonización de raíces de dos árboles que están pegados, y que deberán ser trasplantados en otro lugar próximo. Los trabajos contemplan arreglar los desperfectos en el tejado, las puertas y ventanas, y los peldaños de piedra de cantería de acceso a este inmueble situado en el casco de la Villa.

El Molino de Firgas es uno de los ingenios hidráulicos más antiguos de Gran Canaria, según la Carta Etnográfica de Gran Canaria, y está ligado a los primeros momentos de la colonización de la Isla y a la expansión de la industria azucarera. El molino fue construido en el siglo XVI y consta de tres dependencias de muros de piedra y barro con cantería en ventanas, puertas y esquinas, y techos inclinados y a dos aguas de teja árabe e interior de cañas y tablas. La vivienda del molinero tiene dos habitaciones, una con techo en madera y otra con suelo en piedra de cantería. La sala del molino tiene doble techo. El conjunto está formado por el tostadero, el salón del molino y la antigua casa del molinero, según la ficha de la Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac).

El inmueble se encuentra situado en el centro de la Villa, sobre la acequia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, y en la salida del pueblo hacia Valleseco.

Por su importancia histórica fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias en 2007, con categoría de Sitio Etnológico. Además, es un lugar de gran relevancia turístico para el municipio grancanario.

El alcalde, Jaime Hernández, resalta que el molino "es una joya" para la Villa, y la necesidad de cometer estos trabajos para su protección. El centro es visitado por los numerosos turistas que llegan a diario al pueblo.

La obra obliga al traslado de dos árboles para acabar con las humedades

Adquirido y restaurado a finales del siglo pasado por el Ayuntamiento, el molino de agua funciona perfectamente, aunque sufre humedades y filtraciones sobre la pared de la fachada oeste, al mismo tiempo que ha sido víctima de los desperfectos ocasionados por la colonización de raíces. Pero no es el único problema, ya que también sufre daños en la carpinterías de puertas y ventanas, en el tejado y en los peldaños de piedra de cantería de acceso al edificio.

Por este motivo, el Ayuntamiento consiguió hace un año la ayuda del Cabildo, que ahora se va a materializar tras obtener la aprobación de los órganos de supervisión, al tratarse de un bien a proteger.

El informe de Patrimonio Histórico constata que los trabajos previstos tienen como finalidad la realización de estrictas actuaciones de mantenimiento, así como las reparaciones y reposiciones de elementos con las mismas características que los originales.

Vista exterior.

El plan de obras contempla 11 medidas. Entre ellas, el arranque y posterior trasplante a una zona próxima de dos árboles que están ahora a escasos 60 centímetros del muro trasero de cerramiento del molino y que, según los técnicos, son los grandes causantes de los daños que posee la pared oeste del inmueble.

Estos trabajos se complementan con la excavación del terreno trasero para evitar desmoronamiento de las tierras a una profundidad estimada de casi seis metros. La impermeabilización del trasdós de la pared que queda enterrada tras llevarse a cabo el desraizamiento y saneamiento de la parte de pared afectada; y el relleno del trasdós del muro, con tierras provenientes de la excavación inicial. Se procederá al vaciado completo del cubo del molino con desvío previo del agua proveniente de la acequia y posterior impermeabilización interior; el repintado de la pared interior dañada por las humedades; la reparación de las carpinterías, tanto de puertas como ventanas, y la colocación de una tapa de registro de hormigón de arqueta existente en la escalera a la derecha del inmueble. De forma paralela se procederá a la reposición de los peldaños de piedra de cantería que están rotos en la escalera de la izquierda del inmueble; se cambiará la puerta metálica de registro de la acequia que se encuentra muy deteriorada por oxidación; y se repondrán las tejas que están en mal estado de la cubierta, sobre todo en los aleros y limpieza de la misma de restos de cemento, ramas y hojas incrustadas.

La obra ha sido adjudicada a Constructora Lantigua e Hijos con un plazo de 35 días de ejecución.

perpectiva

Los datos históricos hablan de que Firgas era en el siglo XVI un pequeño asentamiento que crecía al amparo de un ingenio de azúcar. La incipiente población necesitaba un molino para disponer de gofio, que era el alimento básico en la dieta campesina en Canarias. Por eso, el Condado de la Vega Grande promovió la obra de construcción de este molino hidráulico. Y para mover sus ruedas, usaba el agua propia de la Heredad.

“La molienda se sitúa junto a la acequia matriz de la Heredad, que pasa junto al molino y que tiene un desvío de aguas a la entrada del cubo. En esta entrada se colocan unas rejillas, para impedir la entrada de impurezas al bocín”, describe el decreto.

Varias generaciones de molineros han tenido la explotación de esta obra hidráulica

Durante siglos, varias generaciones de molineros han tenido la explotación de esta obra hidráulica. Sin embargo, en los años 90 del siglo XX, el conjunto (edificio del molino, vivienda del molinero) se encontraba en ruinas, toda vez que entre 1959 y 1994 permaneció cerrado y abandonado. El Ayuntamiento de Firgas lo adquirió ese año, lo restauró y en la actualidad sigue funcionando perfectamente.

La vivienda del molinero sirve como sede a la Oficina de Información Turística; el molino sigue activo y recibe visitantes que desean conocer el proceso de elaboración del gofio.

El molino del Conde está organizado en torno a un patio central. Desde aquí se reparten las distintas dependencias, según la tipología tradicional de construcción con tejado a dos aguas (tejas por fuera, madera de tea por dentro). Los elementos de la molienda se encuentran en el salón principal. Entre ellos, La tolva, para cargar el grano, es de madera y de forma troncocónica. Tiene una paleta de cierre para controlar la entrada del grano, según datos del Ayuntamiento. El avisador, para indicar el nivel de grano en la tolva, es un mecanismo sencillo, compuesto por un hilo y por una pieza de madera en la punta que se introduce en la tolva. Y la canaleta, que une la tolva con las piedras de moler, para que el grano baje.

En la planta inferior bajo las piedras de moler está la cueva

Tiene dos piedras de moltura, una es fija (debajo) y la otra realiza el giro (piedra volandera).

El ruedo (o guardapolvo), es un cilindro de madera, conocido también como “tambor”, que protege las piedras de moler. También, evita que se pierda la harina.

Hay una planta inferior bajo las piedras de moler, la cueva. Se trata de una bóveda de mampostería. El agua baja por el cubo y llega hasta la cueva: aquí sale por el bocín (una salida estrecha para el agua del cubo).

La información municipal habla de que la restauración del molino contempló la finalidad didáctica del proyecto. Por eso hay una ventana en el suelo de la sala principal, que permite ver la cueva. Cuando el agua entra al molino, se puede ver el funcionamiento de la maquinaria de la bóveda.

El resto de elementos principales se completa con el rodezno, que es una rueda que genera el movimiento por la presión del agua que sale del bocín. En la parte exterior están las cucharas (que giran sobre el eje del árbol).

Después está el árbol, que transmite la fuerza del rodezno para hacer girar las piedras de moler. Consta de dos piezas: la maza (de forma troncocónica) y el eje (hace de transmisión a la piedra).

Los dueños intentaron hace un siglo colocar una turbina para dar luz al pueblo

En el salón principal existe un altillo, que también se llama “troja”, servía para guardar el grano. Y se accede a través de una escalera de madera, apoyada en la piedra de la pared.

Junto a la sala principal, existe otra dependencia, el tostadero de granos. Está encajada en la roca sobre la que se asienta el molino. Al otro lado del patio se encuentra la antigua casa del molinero, con una pequeña tienda almacén.

Entre las curiosidades se detalla que los arrendatarios del molino presentaron en 1926 un proyecto para que el pueblo tuviese luz eléctrica, consistente en la colocación de una turbina que sería movida por la fuerza del agua, al igual que la rueda del molino, pero nunca se llevó a cabo.

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