Valsequillo

El remojo del almendrero en flor

Cientos de isleños y turistas celebra entre garujas las bodas de oro de la fiesta que dedica Valsequillo al emblemático mato de cumbres y medianías

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

Cientos de personas se apuntaron este sábado a pesar del frío y las garujas a la celebración de las bodas de plata de la Ruta del Almendrero en Flor, y que tuvo en Tenteniguada, su pueblo de origen, el grueso de un programa festivo con el Día del Turista que tendrá su continuidad hoy domingo en Valsequillo casco, con Los Gofiones, así como en Las Vegas, La Barrera y, de nuevo, Tenteniguada. 

Marcelo Ramírez Peñate y Manuel Ramírez Jiménez comandan el puesto del cochino a la altura del número 1 de la calle San Juan, justo en lo bajo del local social de Tenteniguada, donde este sábado se celebraba el celebérrimo Día del Turista de la que ya es la 50 edición de la Ruta del Almendrero en Flor de Valsequillo, una cita a la que a pesar de las garujas y un frío a veces algo transiberiano solo faltó la flor del propio frutal, este año amulada por las idas y venidas de tormentas y sequías.

Ramírez Marcelo y Ramírez Manuel llevan con el trajín desde las siete de la mañana. Primero para trinchar un cochino de 90 kilos, elevarlo a la altura de la cabeza, espichar el mecanismo a un torno movido por un motor eléctrico, como atestigua el cable que se pierde en la asociación, y embadurnarlo a brochazos con un mojo de aceite, comino y manteca. Los Ramírez prendieron fuego a primera hora de la mañana, y el mayor guineo ayer, mientras el animalito iba burbujeando en chicharrones, era responder a la cada vez mayor concurrencia, que no estaría listo hasta las cuatro de la tarde. Y que aguantaran hasta entonces, porque iba a estar «de escándalo».

El potaje de berros de Pedro Martín es de tales de dimensiones que cuando lo remueve origina mareas

Tenteniguada lucía cuatro horas antes de servir cochino como una finca antigua, con el personal vestido de isleño, con los puestos festoneados de aperos de labranza, de cacharros de cocina, de cestería, entre timples, bailes y parrandas, y de personal haciendo queso, cuando no auténticos estanques de potaje de berros, mientras los guiris, a los que se dedica la jornada del sábado, víspera del Día Grande que tendrá lugar este domingo en Valsequillo casco, Las Vegas, La Barrera y de nuevo Tenteniguada, miraban con ojos azules como platos cualquier novelería, más que turistiando, ejecutando etnografía.

Disfrutaban como guiris, sobre todo cuando llegaban a la altura del puesto denominado Stand Potaje de Berros, pilotado por Pedro Martín desde hace tres años cuando suplantó a Dominguita Martel.

La perola es de tal tamaño que cuando Martín remueve en realidad está remando el pueblo y el potaje se mece como si desarrollara sus propias mareas, la baja y la alta. Ahí dentro hay 60 kilos de berros, 50 kilos de costillas de cochino, zanahoria, habichuela, calabacino, calabaza, refrito de cebolla y pimiento, papas y batatas en dosis que van por baldes, y con todo ello burbujeando es el propio Pedro el que, cachorro, chaleco y remo, define el conjunto como una suerte de «jacuzzi de berros», mientras de fondo un rancho de tocadores suelta un «esta noche no alumbra la farola del mar».

Pero en una jarana como la de Tenteniguada, entregada en cuerpo y alma a caracterizar la idiosincracia del isleño no todo es cantar y jalar. Y es el cuchillero Manuel Gil, de San Mateo, el que se encarga de significar la cita con orfebrería fina. Gil, que lleva 40 años maquinando naifes de alta gama se encuentra en su puesto afanado en una nueva pieza entre una muestra de su arte, con sus cuchillos tipo costero, inspirados en los que se hacían en San Felipe, o los que llevan el cabo de flores, que se remontan a los de la zona de Gáldar. Son verdaderas preciosidades, con sus hojas de acero al carbono F114 que despacha a unos precios de entre los 120 y los 300 euros, y en los que pone, entre hoja y cabo un trozo de alma de la tierra.

La fiesta continúa hoy domingo en Valsequillo casco, Las Vegas, La Barrera y, de nuevo, en Tenteniguada

Al igual que el labrante Antonio Cáceres, de Tejeda, que se inició en la piedra en un taller de empleo haciendo muros, hasta que le explotó la vena del arte, cincelando bajorelieves en la piedra de Arucas que dibujan al paso del sol filigranas y pintaderas.

Todo esto y aún algo más, también el domingo, que es cuando se celebra el día principal de la Ruta del Almendrero en Flor, una jornada en el que la fiesta se desparrama por Valsequillo casco, Las Vegas, Tenteniguada y La Barrera, con sonadas actuaciones, como la de Los Gofiones poco antes del mediodía, o la del Rancho de Ánimas de Valsequillo, aliñado con muestras de deportes y juegos tradicionales, exposiciones de animales, visitas al museo de antigüedades, degustaciones de platos típicos, y hasta visitas en ‘tren’ para tratar de ver unos almendros en flor, este año, algo remolones.