La arqueóloga y doctora en Prehistoria María Antonia Perera asegura en el prólogo que ha hecho para su obra que "buena parte de la historia de La Degollada en el Valle de Fenauso se escribe por primera vez en este libro"y ello se lo debemos a usted. ¿Qué le ha llevado a escribirlo?

La Degollada ha sido un pueblo olvidado por las autoridades y todo el mundo y el agua corriente y la luz eléctrica no llegaron hasta el siglo XXI. Ha sido un pueblo luchador que ha luchado para defender la naturaleza y prueba de ello es la lucha que ha emprendido para evitar la machacadora que pretendía instalar un exalcalde de Yaiza. Y como la naturaleza ha sido el lugar en el que he jugado y he jugado con ella porque mis juguetes de pequeña eran cáscaras de lapas, burgaos... soy una defensora de la naturaleza y todo el que defiende la naturaleza a mí me causa admiración. El Valle de Fenauso es para mí uno de los más bonitos de la Isla y de los más codiciados por los ricos. Me pregunto por qué se empeñan en destruir las cosas si la riqueza es efímera y dura lo que dura tu vida.

Fenauso fue un vergel para la agricultura.

El valle ha dado de comer a la población de Lanzarote porque en él se plantaron cereales para hacer el gofio, el alimento de nuestros abuelos, tanto para la gente del campo como para los marineros. Allí también se cultivaron legumbres, que también han sido claves para nuestra alimentación como lentejas, chícharos, arbejas, garbanzos. Ha sido también un valle rico en cacería y ganadería.

Otro de los cultivos que usted destaca es el de la cochinilla. ¿Por qué fue importante en esa zona?

El cultivo de la cochinilla empezó en el sur de Lanzarote en el siglo XIX en zonas como Fenauso y los alrededores (Uga y Yaiza). Con el comercio de la cochinilla y la barrilla estaban relacionados con el pueblo los Topham o Don Ruperto Vieira Sosa, entre otros. Mucha de esta gente que era comerciante de Arrecife tenía tierras en el Valle de Fenauso. Llegaron a la zona en el primer tercio del siglo XIX y terminaron haciendo sus casas en Yaiza como Ruperto Vieira, Guillermo Topham, Carlos Schwartz o Domingo Martinón. Cuando se deja de cultivar tanto la cochinilla como la barrilla, Lanzarote se sume en una crisis y la gente empieza a emigrar a países como Uruguay y también vecinos de La Degollada.

La pesca se convirtió en sustento de muchas familias.

A finales del siglo XIX la crisis deja a Lanzarote sumida en una agonía que no acaba hasta después de la Guerra Civil y viene a ser la pesca la que nos va a sacar de ella con las fábricas de conservas y los barcos que van a la costa. Mucha gente se muda a Arrecife y muchos pueblos quedan casi despoblados con muy pocos habitantes dedicados a la agricultura, sobre todo a las cebollas y los tomates. Si tanto la agricultura como la pesca nos sacaron de nuestra agonía, ¿por qué destruimos la naturaleza? El libro es también una reflexión de eso.

Históricamente, los aljibes han sido muy importantes en la cultura del agua de Lanzarote y Fenauso es testigo de ello.

El agua ha sido nuestra carencia principal y, sin embargo, el Valle de Fenauso tiene muchos aljibes y agua en el subsuelo. Ese elemento y otros como el vergel que hubo allí, me llenaron de curiosidad y me llevaron a investigar y escribir este libro sobre ese valle, sobre el que hay muy pocas cosas escritas. Me llevé dos años y pico investigando y casi nueve meses para editar este libro, que ha publicado la editorial Punto Rojo Libros y financiado la Fundación César Manrique. Está dedicado a todas las abuelas y abuelos de esta isla que nos dieron lecciones de honradez y bondad, a la gente sencilla.

En La Degollada hay un yacimiento aborigen.

Sí, en el que se refugiaban los habitantes de la Isla de los ataques de los piratas.

Apellidos como Perdomo, Gutiérrez, Felipe, Medina o Camacho pertenecen a algunas de las familias asentadas en La Degollada, al igual que Gopar (el primer apellido que encontró), vinculado a la mujer de Víctor Fernández Gopar (Dolores Gopar), el poeta Salinero de Las Breñas, cuyos suegros vivieron allí, según sus investigaciones.

El pueblo de Yaiza se queda despoblado con las erupciones volcánicas del siglo XVIII. Los vecinos se van a Fuerteventura, Gran Canaria? y me imagino que alguno se habrá ido a La Degollada. El Registro Civil es de 1861 y no hay datos anteriores porque el de Teguise se quemó.