"Creo que era algo anunciado. Era la crónica de un destino anunciado". Así han recibido desde los clubes de buceo de la isla el anuncio del "cierre" del museo submarino, que dejará de formar parte de la red de los Centros Turísticos y quedará con acceso libre. "En el sector siempre hemos tenido el pensamiento de que ese museo al final quedaría abierto, porque económicamente no se podía mantener", afirma el responsable del centro de buceo Timanfaya Sub, Jorge Ceballos, que también es miembro de BUCO, la asociación que agrupa a 30 centros de buceo de la isla.

"La promoción que se estaba haciendo era algo increíble", afirma en relación al dinero que destinó el anterior gobierno de Coalición Canaria a anunciar este museo. Sin embargo, Ceballos explica que pese a esa publicidad, eso no se traducía en visitas, entre otras cosas porque "no reunía las condiciones para un buceador", pero tampoco para un turista que no hubiera practicado antes esta actividad.

"El no buceador no tenía acceso directo. Necesitaba una inmersión previa en un entorno seguro, para luego hacer una segunda inmersión en el museo. Económicamente y por tiempo, ya era un poquito incómodo", precisa este profesional del sector. En cuanto a los buceadores con experiencia, considera que tampoco es eso lo que buscan.

"Que lo visitaran una segunda vez era prácticamente imposible"

"Lanzarote reúne una condición de fondos y de vida que si lo comparamos con el museo... No quiero desvirtuar el museo en sí, pero ahí íbamos a ver un museo, no íbamos a ver vida", señala, subrayando que "el buceador o la persona naturalista que entra en el agua, lo que quiere ver es un conjunto de todas estas cosas".

"Y el museo no reunía las condiciones para un buceador", añade. "Podía visitarlo una vez, pero visitarlo una segunda o una tercera, prácticamente imposible". Precisamente la escasa afluencia y los gastos que generaba han llevado al actual grupo de gobierno a retirar el personal vinculado al museo, de forma que las esculturas continúen sumergidas, pero sin cobrar entrada por la visita, ya que eso solo generaba pérdidas. De hecho, según ha anunciado el consejero delegado de los Centros, Benjamín Perdomo, con el cierre de este centro, del museo arqueológico (del que solo se habían llegado a abrir las naves laterales) y de la tienda que había en la Casa Amarilla, esperan ahorrar 600.000 euros anuales.

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