Las viejas salas de cine han desaparecido en apenas 30 años del casco urbano para concentrarse en los centros comerciales y de ocio. La excepción que confirma la regla son los Monopol, unos multicines que sobreviven en solitario en el centro de la ciudad, pese a no estar asociados a un centro comercial. Francisco Melo Junior, cuya empresa es responsable del Monopol y socia de los multicines de Las Terrazas, atribuye esta circunstancia al tipo de películas que exhibe de manera mayoritaria. Son películas de autor y de calidad que, por regla general, son expulsadas de los circuitos comerciales, pero que tienen su público, unos espectadores más cultos que normalmente no acuden a los centros comerciales. "Las películas de cierta calidad sólo funcionan en los cascos de las ciudades. Nosotros exhibimos Avatar y Furia de Titanes en los Monopol y fue un desastre. En Las Terrazas acabamos de hacer un experimento con películas de autor y también ha sido un fracaso absoluto", explica.

La revolución en las salas de exhibición se inició a mediados de los años 80, cuando aparecen los primeros multicines: los Galaxy's y los Royal. No están todavía asociados a los centros comerciales, pero suponen el principio del fin de las viejos cines de una sola sala, como el Capitol, el Universal y tantos otros. Pero los Galaxy's y los Royal tampoco tenían mucho futuro por delante, porque una década más tarde llegaron los multicines con más de seis salas asociados a los centros comerciales, que supusieron la sentencia de muerte de la anterior generación. Los primeros asociados a centros comerciales fueron Las Arenas y La Ballena, superados en un corto espacio de tiempo por los Multiplex de Siete Palmas y El Muelle.

Junior Melo sostiene que el formato cine-centro comercial está siendo superado en estos momentos por las multisalas ubicadas en los centros de ocio, un modelo parecido al de Las Terrazas. "La última generación está representada por los megaplex, constituidos por más de diez salas, desligados de los locales comerciales y situados en un centro de ocio y restauración. Esa es la tendencia que se impone ahora, junto los grandes edificios con más de 30 salas de cine, como el Kinepolis de Madrid, en las grandes ciudades".

Melo sostiene que la preponderancia de ese modelo se refleja en los cines de Las Terrazas, abiertos hace casi dos años, cuya recaudación es la mayor de Canarias. En Las Terrazas, el cine más moderno de la Isla con once salas y la novedad de la butacas resonantes, se facturan unos 6.000 euros diarios, una cifra que "está entre las mayores de España".

Y es que los cambios acelerados que ha registrado la exhibición cinematográfica en los últimos años, tanto en el formato de las salas como en el sonido y la imagen, han buscado un único objetivo: que la gente salga de sus casas y vuelva a las salas de cine. En definitiva, acabar con la desbandada que se inició en los 80. Melo dice que el objetivo se está consiguiendo con el cine en 3D, que "ha recuperado muchísimo el número de espectadores. La digital es la tercera gran revolución que ha vivido la historia del cine".