La sonrisa de un niño es lo más bonito del mundo", asegura Papá Noel, que añade: "Me siento muy feliz y como un niño cuando estoy con ellos".

"Estoy contento, de forma especial, cuando voy a los hospitales, como al Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, y hago feliz a los pequeños. En una ocasión, una niña que se encontraba en la UVI, estaba muy triste y no quería moverse de la cama, ni hablar. Ella dio un salto cuando me vio y dijo a los familiares que estaban en la habitación: 'ya estoy en el cielo y tengo delante a San Pedro'. Y le respondí, hija, no, soy yo, Papá Noel, no San Pedro. Qué alegría se llevó", relata.

Santa Claus recuerda otra vivencia especial y feliz con los más pequeños: "Fui a la casa de una niña de unos doce años en Almatriche. Ella llevaba años sin ver a su padre porque estaba en prisión. La noche de Navidad había regalos para todos los niños que estaban en la misma habitación, pero para ella no había. Comenzó a buscar debajo de unas sábanas al ver unos bultos. Ahí nos encontró: a su padre y a mí. ¡Qué feliz se puso al poder abrazar a su padre después de mucho tiempo!. Y yo también lo fui".

Aunque parezca fácil su trabajo y dedicación durante cada Navidad, no se trata de una labor sencilla ser Santa Claus. "No es nada sencillo. Hay que tener mucha mano izquierda porque me hacen preguntas muy complicadas y difíciles", explica Papá Noel, quien agrega que "es difícil responder de forma rápida, seguida y con sentido a muchas preguntas que me hacen sobre temas como por qué no le he dejado tal regalo, como una cría de un reno, como me preguntó recientemente un niño de la capital grancanaria.

Respecto a lo que se necesita para ser Papá Noel, contesta que "es imprescindible tener espíritu navideño y querer a los demás, especialmente a los niños. Más, a los que están enfermos".

Estos elementos los tiene Santa Claus, además de una barba blanca, su traje de color rojo, su campanilla, y trineo con renos. La vestimenta también puede ser de color verde, según el lugar, la tradición y de si haga más o menos frío.

Papa Noel es el alter ego de Agustín P., vecino y natural de la capital grancanaria, de 65 años de edad, que no ha fallado en su cita en estas fechas durante los últimos 16 años en el Hospital Materno Infantil. Numerosos trabajadores del citado centro hospitalario capitalino se preguntaron este jueves sobre su estado de salud, al tener conocimiento de que se encontraba en Urgencias del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.

Todo quedó en un susto, aunque el médico le advirtió que debía cuidarse y seguir sus consejos para poder seguir siéndolo.

"El no cobra nunca, lo hace de forma altruista. En el todo es auténtico: la barba, el estómago y demás", declara un vendedor de ciegos que lo conoce desde hace más de quince años. "Mucha alegría me da cuando voy a un hospital para estar con los niños, o a colegios y colectivos como la de niños enfermos Pequeño Valiente y la Fundación Canaria Alejandro da Silva contra la leucemia", dice Agustín, que trabajó en el sector de la hostelería hasta hace unos quince años.

Agustín manifestó también que "a mí no me interesa esto por dinero, en absoluto, sino porque me encanta. He desechado muchos oportunidades económicas y me lo han reprochado, pero lo hago porque me gusta y porque hago feliz a los demás".

En la jornada del jueves, Papá Noel tuvo que hacerse un chequeo médico por un pequeño susto: un amago de infarto, además de otras cosillas, como la tensión y el azúcar.

Sin embargo, ya esta en plena forma y no faltará esta noche con su cita de esta noche con todos los niños para la entrega de regalos.