El optimismo tenía que ser la nota predominante. No podía ser de otra manera. Aunque la Sardina del Carnaval 2011 del Mar y Culturas caminase hacia su adiós, era la oportunidad de disfrutar de los últimos coletazos de la juerga.

Las viudas, imprescindibles en todo entierro, no iban a deprimirse por la trágica pérdida y, como señalaban todas ellas, la noche les iba a "quitar todas las penas". A veces lloraban, gritaban y se volvían locas y otras aprovechaban para refrescarse la garganta con un trago, "esto sólo se pasa con un lingotazo", explicaba José Juan mientras se echaba para atrás el pelo y hacía como si se sonase los mocos.

La Sardina no podía descansar sin el adecuado derrame de lágrimas, las fiestas no podían acabar sin algunos instantes de dolor, aunque sólo los suficientes, la noche tenía buena pinta.

Una de las viudas, pegada al coche en el que viajaba la elegida Reina del Carnaval, Laura Ojeda, caía desvanecida a cada rato y comenzaba a chillar y a llorar. Las cámaras de los asistentes a la cabalgata comenzaban a escupir flashes y sus amigas, en medio de su soponcio, acudían a consolarla en su desesperación: "No te preocupes que esta noche te encontramos otro hombre, y si no, nos vamos para Agaete, donde las sardinas son más frescas".