El Gobierno francés ha gastado 35 millones de euros en los dos últimos años en la localización y rescate de los restos del avión Airbus 330 de Air France que se precipitó de forma repentina al océano Atlántico en junio de 2009 causando la muerte a sus 228 ocupantes. Sólo en la última campaña, en la que ha participado el buque cablero Ile de Sein -atracado hasta ayer en Gran Canaria-, se emplearon algo más de 12 millones de euros.

Del total de los 35 millones algo más de 21,5 fueron aportados por las compañías Airbus y Air France, demandadas por las familias de las víctimas que reclaman una indemnización milmillonaria. Además de dinero, el Gobierno francés ha participado durante dos años en esta búsqueda con más de cien técnicos en sonares e inmersiones y una docena de barcos, entre ellos el submarino atómico Emeraude y el buque oceanográfico Pourquoi Pas.

El Ile de Sein partió pasadas las 19.00 con destino a Bayona y después de una escala de menos de 23 horas en las instalaciones de los astilleros de Astican. El barco que llegó desde el litoral brasileño con las bodegas cargadas de restos del avión que realizaba la ruta Río de Janeiro-París aquel fatídico 1 de junio, abandonó la Isla casi sin hacer ruido y bajo estrictas medidas de seguridad que impidieron a los medios de comunicación acercarse a menos de cien metros de la nave y de su tripulación.

Con ese secretismo se desarrollaron ayer las tareas de reparación por las que el barco cablero entró el pasado jueves en los astilleros grancanarios. Durante parte de la noche y toda la mañana, varias grúas cargaron en el barco francés maquinaria y contenedores con equipos que el barco había dejado en la Isla antes de comenzar la operación de rescate del Airbus siniestrado. Se trataba de pertrechar de nuevo al barco con las grúas y útiles necesarios para desarrollar su labor como buque cablero en las costas africanas, como había hecho hasta hace dos meses. Además, se facilitó a nueve tripulantes norteamericanos un transporte hasta el aeropuerto para luego volar hasta su país. Se trataba de los nueve operarios del robot Remora 6000 que rescató del fondo del océano las cajas negras del avión, los únicos que salieron ayer de Astican.