Hace 174 años Hamilton y Cía facilitaba el avituallamiento de carbón a los buques que llegaban a las Islas. Fue la primera consignataria en instalarse en el Archipiélago, primero en Tenerife y posteriormente en Gran Canaria. Ahora provee fuel a enormes cruceros que atraviesan océanos, pero su finalidad es la misma: tener todo preparado a la llegada de cada uno de sus barcos a puerto.

Normalmente las embarcaciones sólo están unas horas atracadas, a veces algunos días o semanas si tienen que ser reparadas. Los trabajadores de Hamilton y Cía se encargan de poner a la disposición del capitán todo lo necesario, como permisos, reparaciones, provisiones o combustible.

En total, trabajan cerca de un centenar de consignatarias de diferentes tamaños y especialidades. Fundada en el año 1837, Hamilton y Cía es la más veterana del Archipiélago y se encuentra entre las más antiguas del territorio nacional.

"La ventaja del Puerto de Las Palmas es que es polivalente. No somos los primeros en ninguna actividad, pero damos cabida a todas ellas, desde escala de combustible o reparación, pesca, cruceros o contenedores", explica Pedro Suárez, presidente de Hamilton y Cía. "De esta manera la crisis afecta menos, porque al estar diversificado nos defendemos mejor", sostiene.

En opinión de Suárez, cuya empresa ha sido testigo de la evolución de los dos puertos más importantes de Canarias, hoy en día es importante ofrecer tarifas competitivas, tanto en carga y descarga, como en combustible. Además, ve necesaria la paz social, es decir, frenar los conflictos laborales que provoca que los buques vayan a otros puertos. Y, por último, en su opinión, es imprescindible dar a conocer a los armadores las posibilidades de los puertos canarios.