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Dos isleteros se lanzan a la conquista del Atlántico

El grancanario Arnaldo Brito capitanea el velero más grande de la ARC+

Dos isleteros se lanzan a la conquista del Atlántico JUAN CARLOS CASTRO

El Masa Yume es un elegante barco construido en madera de caoba. Con sus 26,85 metros de eslora, es la embarcación más grande de la ARC+, que dará comienzo el próximo domingo. Su diseño es único. Construido a mano en Turquía, su precio se sale de las aspiraciones de la gran mayoría de los mortales: 4,5 millones de euros. A los mandos de esta maravilla náutica está un grancanario; concretamente, un isletero de toda la vida. Arnaldo Brito, de 38 años, tratará de llevar el velero al otro lado del Atlántico en el menor tiempo posible.

Brito estará acompañado por su amigo de la infancia Daniel Bastos, también del populoso barrio, por otros tres malagueños y por un turco. Todos ellos conforman la tripulación de este barco con bandera británica pero que pertenece a un multimillonario italiano cuyo nombre "no te puedo decir", afirma Brito. Tanto Brito como Bastos son de esos niños que crecieron viendo la ARC salir todos los años desde el Muelle Deportivo. Aseguran que siempre quisieron participar en la prueba . "La regata de los dinguis era nuestro sueño", afirma el primero. Y ahora lo hacen por primera vez a bordo de una reliquia. "Pero nos perdemos la dingui", que se celebra el fin de semana anterior de la ARC, agrega.

Ellos salen desde casa. Otros llegan desde muy lejos. Es el caso de Darío Donoso, un chileno que aprovecha la regata para llevar el Buenos Vientos II, de 15 metros, hasta su país. Será un viaje largo, que durará un año. Aunque no estará solo. Para la ARC+ le acompañan los menorquines Carlos Coll y Josep Gomila, así como el británico Bob Radford, antiguo propietario del barco que echará una mano para llegar a buen puerto. Este equipo reconoce que quieren disfrutar de la prueba. "Para nada vamos a competir, queremos pasarlo bien", afirma Donoso junto a la bandera de su país.

El Buenos Vientos II está atracado en el pantalán S, "el de los niños", como indica un miembro de la organización. En la zona más apartada del Muelle Deportivo descansan las familias que harán la regata acompañados de sus hijos. Es el caso del matrimonio francés, de Nantes para más señas, formado por Bernard y Aude Estival. Junto a ellos viajarán los pequeños Hector, de cuatro años, y Ferdinand, de cinco, que juegan a los legos y ven una película de Star Wars en la cabina del pequeño Griounou, de 11 metros. Llegan de un periplo por las Azores y surcarán los mares para pasar una temporada en el Caribe. El destino final: Cuba, donde pasarán cinco meses. Todo ello a paso lento. "Ponemos poca vela", reconoce Aude, que antepone la seguridad a la competición.

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