¿Cómo empezó su relación con el Club Natación Metropole?
Soy socio desde finales de la década de 1950, con apenas 20 años. Decidí entrar en el Metropole en la época en la que el mar todavía llegaba hasta los muros de la entrada. Pagué 12.000 pesetas para entrar, necesitaban mil socios para construir esta sede actual. No practicaba la natación en ese tiempo, pero me gustó la idea de crear un gran club, una vez dentro me enganché al deporte.
Entonces, empezó como socio, ¿cuándo tomó la decisión de entrar en la directiva?
En 1974 entré como directivo en el Club, pasando 24 años con distintos cargos. He sido tesorero, contador, bibliotecario, de todo vamos. Luego, pasé 16 años más como presidente, hasta 2014 cuando dejé el puesto. Como ves, cuando entré en el cargo ya sabía algo del tema, ya sabía moverme en el mundo este. Esta afición tiene que gustar mucho, porque la natación es un deporte muy sacrificado. El entrenamiento de un nadador es mayor que el de otros deportistas, por lo que tienes que estar siempre encima apoyando al Club y a los grandes nadadores que han pasado por aquí.
¿Y por qué decidió entrar en la directiva?
Me gustaba el deporte, como mis hijos empezaron a nadar, a entrenar, porque claro, esto es una isla, y en una isla lo primero que debe saber es nadar. También fui monitor, entrenador auxiliar de natación. Eso sí, siempre amateur porque yo siempre trabajé en el Banco Santander. Mi trayectoria me llevó a la Federación Canaria de Natación, allí fui 16 años miembro de la Asamblea de la Federación Nacional. También estuve en otros deportes con cargos. Fui directivo de la Federación de Frontenis, de Hockey sobre patines y de Salvamento y Socorrismo.
¿Actualmente practica natación en sus ratos libres?
Antes venía diariamente a la piscina, pero ahora vengo cada tres días. Hago unos 900 o 1000 metros de travesía y eso me mantiene en forma, con ganas y energía. El día que no nado me encuentro mal, es importantísimo hacerlo, es algo que todos los canarios deberíamos saber, porque estamos rodeados de agua por todos lados. Das un paso y estas en ella.
¿Cómo fue la experiencia al frente de una institución como esta? ¿Ha sido satisfactoria?
Extraordinaria. Nuestro gran logro fue la compra de los terrenos. Esto era una concesión marítimo terrestre y en 2003 conseguimos pasar de ser inquilinos a propietarios de estos 11.000 metros cuadrados. En lo deportivo, lo más importante fue mantener el equipo de natación en la División de Honor, el waterpolo en primera división y fundar el equipo de Natación Sincronizada.
¿Qué le enorgullece de su paso por el Metropole?
Sobretodo los triunfos deportivos que hemos tenido todos estos años en el Club. Ser División de Honor durante tanto tiempo. En España siempre han mandado lo que llaman las tres C: Castilla, Cataluña y Canarias. Los nadadores del Archipiélago siempre han tenido reconocimiento, y los del Metropole siempre han destacado. También durante mi mandato tres niñas consiguieron ser olímpicas. En lo social también hemos sido representativos, porque aquí se han hecho muchos eventos, nuestro acto de apertura de temporada siempre ha sido muy sonado, hemos hecho cosas muy bonitas. He logrado la medalla de oro de la Federación y soy socio de honor del Club, soy muy querido aquí.
¿Nació en Las Palmas de Gran Canaria?
Sí, el 5 de julio de 1939, en el barrio de Vegueta. Concretamente en la calle Colón, al lado de la casa de Alfredo Kraus. Es más, siendo yo directivo le dimos un reconocimiento, él fue nadador en nuestro club y su hermana entrenadora. Este es un club que nació en 1934, son muchos años en los que han pasado por aquí muchas personalidades de la ciudad.
¿Se planteó en alguna ocasión cambiar de ciudad?
Me ofrecieron en numerosas ocasiones trasladarme a otra sucursal, pero siempre lo rechacé. Soy un gran defensor de Las Palmas de Gran Canaria, de mi tierra, y aquí me quede. Siempre la he defendido allá a donde voy.
¿Qué futuro ve al Club Metropole? ¿Qué retos tiene?
Las cosas no marchan muy bien. Esto son rachas, claro. El presidente dimitió hace poco como sabe. En deporte no vamos muy allá, han bajado un poco, en natación ya no estamos arriba, pero son rachas que hay que pasar. Ahora hay un grupito nuevo que se va a presentar a la directiva y son gente del deporte, creo que harán mucho; entre todos tenemos que luchar para estar en la primera línea de la natación española.
¿Le ha inculcado la afición por este deporte a su familia?
Tengo la suerte de tener dos nietos nadando y una nieta haciendo salto. Además, todos mis hijos han sido nadadores. De pequeños les enseñé que había que aprender a nadar antes que a caminar. A mis cinco hijos les gusta el deporte, no les queda otro remedio, unos más y otros menos, pero todos. El mayor de ellos llegó a ser internacional en natación, y Carlos fue muy bueno en waterpolo.
