Los usuarios de Las Canteras no se ponen de acuerdo a la hora de acordar si el Ayuntamiento debe permitir o no realizar eventos en la arena de la playa después de las críticas que ha suscitado el último evento programado en la zona de la plaza de Saulo Torón el pasado fin de semana. En lo que si que están de acuerdo los vecinos de la capital es que el que organice algún evento debe dejarlo todo limpio y tal y como se lo encontró.

"Todo eso le da mucha vida a la playa, así la gente se anima a venir. Ver solo a los bañistas es un aburrimiento", dice Antonia Ortega Pulido, que ayer descansaba en uno de los bancos frente al hotel Cristina. La mujer, vecina de La Isleta, pasea todos los días por la avenida y, en su opinión, las actividades puntuales sobre la arena de Las Canteras animan a la gente mayor a salir de sus casas y a pasarlo bien el ratito que están en la avenida.

"Para eso es una playa pública", remata con contundencia en relación a que Las Canteras esté abierta a otros usos, aunque puntualiza que lo importante es que los organizadores de estas actividades no dejen después basura. "Que como lo encontró, lo debe dejar. Eso lo valoro cantidad porque creo que como se comporte una persona en la calle así lo hará en su casa", destaca a sus 80 años.

A su amiga, que no quiere decir su nombre, tampoco la molestan que se celebren este tipo de actos sobre la joya de la ciudad. Eso sí, siempre y cuando la música que ponen para animar a los participantes esté baja. "Cuando está muy, muy fuerte, no me gusta". "Cállate", le espeta de repente Encarna; "eso no te llega a tu casa. Tu te tomas la pastilla y ya no te molesta. A mi es un sonido que me ayuda a dormir". "Por eso te gustan estos eventos", le subraya la amiga.

Ambas coinciden en que cualquier acto que se realiza en la playa viene bien para el turismo que pasea por la ciudad y también para mover la economía local ya que el público se anima más a gastar en los restaurantes y locales adyacentes a la playa.

Encarna Betancor Rodríguez es también una jubilada que baja casi todos los días a la playa pese a ser vecina de Escaleritas. A ella tampoco le molestan que se dé uso a la playa con otras actividades ajenas al baño y al deporte. "Si tienen cuidado no me importa", comenta en relación a los residuos que se pueden generar con tanto público. Cree que hay pocos sitios en la ciudad para celebrar eventos y que la playa es un buen espacio para ello.

Su acompañante señala que si son actividades relacionadas con el deporte está bien, pero que si tienen que ver con algún concierto ya no tanto por el ruido que originan. "Tengo un amigo que tiene un apartamento en la zona y dice que no viene por el jaleo que se genera hasta las tantas de la noche", apunta, mientras señala que lo que tendría que haber es más control con "los que duermen bajo los barquillos".

Tere Calero, Ana Rodríguez y Loli del Rosario son docentes del Ceip Fernando Guanarteme y no están de acuerdo con que se celebren actos. Precisamente este miércoles han acudido a la playa con un grupo de escolares de cuarto de la ESO para participar en las actividades para estudiantes que organiza Ciudad de Mar dentro del programa Playa Viva.

Las docentes son partidarias de que estos eventos, que llevan consigo una masificación de personas, salgan fuera de la playa porque hay espacios en la ciudad donde se pueden realizar sin molestar como son la plazoleta de La Puntilla o al lado del Auditorio. Principalmente por la suciedad que generan pese a que hay obligación municipal de no dejar residuos. "En la víspera de la fiesta de San Juan, por ejemplo, se ven las atrocidades que hace la gente en la playa. Hogueras, bebidas, basura, bolsas de plástico. Es horrible al día siguiente, aunque el Ayuntamiento, todo hay que decirlo, actúa rápido", comenta Tere, que añade que los residuos no solo aparecen tras actos multitudinarios sino también por la noche cuando apenas hay vigilancia en la playa. "Si los padres supieran que el parque infantil es un meadero y un depósito para otras cosas no dejarían a sus bebés jugar aquí". Una realidad de la que también se quejan los hamaqueros cuando abren sus casetas.

"Primero habría que concienciar a los mayores", añade Ana al respecto. "Nosotros podemos educar a los niños pero si en las casas no hay costumbre de recoger ni de limpiar poco se puede hacer". Tanto ella como sus compañeras consideran que es muy importante seguir insistiendo desde todos los ámbitos, y no solo desde la escuela, que todos tenemos que contribuir a mantener el espacio público limpio.

Teresa critica además que se uso intensivo que se da a la playa como espacio para practicar deportes impide que los mayores disfruten del agua a escasos metros de sus casas. "No estoy en contra de que los jóvenes puedan practicar todos los deportes del mundo pero yo, que vivo en la zona de la Cícer, tengo que venirme con mis nietos a playa Chica porque toda ese área de playa esta acotado para los deportes con pelotas. Esa distribución de la playa perjudica a los mayores que solo buscamos bañarnos, caminar y estar tranquilos un rato".

A María Teresa Cuevas Delgado, residente en Albareda y jubilada, le da igual el uso que tenga la playa siempre que haya limpieza y que la gente no deje ningún rastro de haber estado en ella. Habitual de La Puntilla porque en otra zona "me lleva el agua", asegura haber "quitado montones de colillas, plásticos y cartones" de la arena y del agua cuando baja a darse un baño.